¿Recapitalizar los bancos… otra vez?
Josep Borrell
Cuando el 27 de agosto pasado la señora Lagarde, recién estrenada como directora del FMI, nos advirtió que era necesario recapitalizar los bancos europeos, muy afectados por la crisis de las Deudas públicas y por la depreciación de activos inmobiliarios, todo el mundo se le echo encima.
¡Lo que tuvo que oírse la buena señora!
Pero este domingo pasado, Merkel y Sarkozy se han tenido que reunir para reconocer que era necesario hacerlo y que además era urgente. Y se han comprometido a hacerlo antes de la próxima reunión del G 20 en Cannes. Es decir, que tienen un mes para cumplir con una tarea digna de las que se encargaban a Hércules en los tiempos en los que Atenas estaba en mejor forma. Ni más ni menos que evitar una nueva crisis financiera mundial y, de paso, evitar que se lleve al euro por delante.
Pero no deben estar muy de acuerdo en cómo hacerlo. De momento el Consejo Europeo previsto para la próxima semana se ha aplazado, hecho insólito que demuestra que las cosas no están maduras y más vale no exponer las divergencias a la luz de todo el mundo, no sea que los mercados se pongan nerviosos.
Recapitalizar está bien. Pero el pequeño problema es quien pone el capital. Francia y Alemania están completamente de acuerdo en que hay que hacerlo pero en completo desacuerdo en cómo y dónde encontrar los 200.000 millones de euros necesarios. Una bagatela comparado con lo que cobran en España los directivos de las Cajas de Ahorros premiados con sueldos indemnizaciones y pensiones multimillonarias por conseguir quebrarlas. Con unos cuantos retribuidos a ese nivel se llegaría pronto a la cantidad que buscan Ángela y Nicolas.
Es mucho dinero para el sufrido contribuyente europeo al que se le prometió que nunca, pero que nunca, nunca más, tendría que volver a poner dinero para salvar a los bancos. Que además parecían gozar de muy buena salud a juzgar por los stress test que cada vez que se hacen nos dicen que no les falta de nada…, hasta que se dan el siguiente porrazo.
Los que conocimos en agosto pasado decían que la falta de fondos propios era de unos 2.500 millones de euros y que el problema solo afectaba a una veintena de pequeños bancos. La última vez que Dexia paso uno de esos test dio blanco blanquísimo, su Director decía antes del verano que iba a volver a dar beneficios. Et voilà ¡!, de repente nos enteramos que está quebrada y que los gobiernos, es decir los tax payers franceses y belgas han perdido los 6.000 millones de euros que le inyectaron, nunca mejor dicho, en la pasada crisis.
Por eso nadie piensa en volver a hacer otra ronda de esos tests, a ver si descubrimos de una vez la verdad sobre los bancos que tenemos y no nos merecemos. El método está demasiado desacreditado para utilizarlo otra vez y por eso el baile de cifras sobre lo que los bancos tienen y lo que necesitan va a seguir, con estimaciones que doblan esos 200.000 millones en el peor de los casos.
Pero volvamos al espinoso tema de saber dónde encontrarlos. En Francia dicen que usando los recursos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF) recientemente aumentados para hacer frente a los problemas de la Deuda pública. Se comprende, Paris tiene miedo de perder la triple A si tiene que sacar dinero de su bolsillo para ayudar a los bancos, mejor sacarlo de un fondo europeo aprovechando que ya lo tenemos.
Berlín dice que no, que ese dinero está ahí para sacar las castañas del fuego a Grecia y a los que vienen detrás. Que si usamos una parte importante de sus 440.000 millones para los bancos no quedara munición cuando haya que defender a España y a Italia. Prefiere soluciones nacionales y está dispuesto a activar el fondo se saneamiento bancario que creó en el 2008.
Habrá que encontrar un compromiso. Que involucrara otra vez la solución a la crisis de la Deuda griega, porque ya está claro que la contribución que los bancos aceptaron “voluntariamente “en julio no será suficiente para sacarla del agujero. Pero también está claro que cuanto más grande sea el perdón a Grecia mayores serán los problemas de los bancos europeos que tienen mucho de ese papel mojado en sus balances.
Y además habrá que ver si los bancos se dejan ayudar si se les imponen condiciones a cambio. Porque esta vez tiene que haber condiciones. No puede ser que volvamos a cometer los mismos errores que en el 2008 cuando les dimos lo que necesitaban, no sea que nos arrastraran en su caída, a cambio de nada, perdiendo la ocasión de imponer al sistema financiero, a cambio de la ayuda del Estado, los cambios que hacen falta para que deje de ser un problema para la economía.
Recapitalizar los bancos, si, pero no a cualquier precio ni de cualquier manera. Habrá que comentarlo en los siguientes artículos.