Igual también despierta interés en mi porque me gusta la gente que no resulta indiferente...
""isabel san sebastián «Me ha costado mucho ser fiel a mí misma, pero yo no me vendo por el postre»
jorge s. casillasJorgeSanzCasi / madrid
Día 07/09/2014 - 17.28h
Publica «La mujer del diplomático» (Plaza & Janés), un libro cargado de referencias autobiográficas
«Me ha costado mucho ser fiel a mí misma, pero yo no me vendo por el postre»
ignacio gil
Isabel San Sebastián, en la Casa de ABC, minutos antes de la entrevista
Isabel San Sebastián (Santiago de Chile, 1959) nació al otro lado del Océano Atlántico, vivió en Estocolmo, París, Milán o Londres y fue durante años «la hija del diplomático». Acostumbrada a no deshacer la maleta, su trayectoria vital emerge de forma puntual en su última novela. «Yo no tenía una vocación muy definida, pero sí tenía claro que quería echar raíces».
«Me ha costado mucho ser fiel a mí misma, pero yo no me vendo por el postre»
–En el libro la protagonista descubre a su madre a través de un diario que lleva 50 años en el trastero. ¿Cómo fue desdoblarse en dos voces tan diferentes?
–Digamos que en esta novela hay mucho recuerdo, mucha vivencia y mucha experiencia personal. También hay mucha ficción y mucha imaginación, pero digamos que ese desdoblamiento no ha tenido que ser al cien por cien imaginado sino que procede del recuerdo. Los personajes que describo se parecen a personajes reales en muchos rasgos. No en sus vivencias, pero sí en su personalidad.
–¿Sirve ese puntito autobiográfico para darle emoción al texto?
–Yo creo que es indispensable. Creo que todas las grandes novelas tienen un punto autobiográfico. «El jugador» de Dostoievksi está inspirada en su propia ludopatía. Todas las novelas de Albert Camus, que es una de mis referencias, también tienen mucho que ver con su vida y su infancia... Es que inventar desde la nada es muy complicado. Tú puedes inventar tramas, situaciones, acontecimientos. Pero cuando un personaje es totalmente inventado se nota, es un personaje hueco, un poco vacío.
–Sale en la novela el atentado de Lockerbie, donde murió una prima suya. Vaya ejercicio de catarsis...
–Cuando se produce el atentado de Lockerbie yo estaba en ABC. Lo que describo en la novela es real. Estaba trabajando esa noche en el periódico y me enteré como periodista de que habían derribado un avión en el que viajaba una persona muy querida para mí. En la novela hay mucha catarsis del dolor por una pérdida repentina y violenta. Eso es muy duro de asumir, pero la literatura proporciona un cauce muy saludable para volcar toda esa pena.
–¿Cómo ha quedado después de someterse a ese ejercicio?
«La literatura es una forma de poner a las faenas de la vida un final distinto»
–Lo digo siempre, creo que la idea es de Vargas Llosa. Si no la formula él con estas palabras, sí es más o menos esta idea: «La literatura es una forma de ajustar cuentas con la vida». Es una forma de poner a las faenas que te hace la vida un final distinto. La literatura y la ficción son muy liberadoras para una persona que se pasa la vida transitando por escenarios bastante putrefactos, malolientes y peligrosos también durante años con el terrorismo de ETA. La ficción, cuanto más auténtica es y cuanto más profundiza en tus propias emociones, más te ayuda a seguir viviendo.
–En el libro afirma que «todos o casi todos los autores dicen escribir para sí mismos, y todos o casi todos mienten». ¿Para quién ha escrito esta novela?
–Para el público. Un acto de creación es un acto de exhibicionismo se mire por donde se mire. Ningún autor escribe para sí mismo. Todos escribimos para ser leídos porque tenemos la necesidad de contar una historia, gritarla a los cuatro vientos. Todos escribimos para emocionar y compartir la emoción que nos ha llevado a escribir a esa historia.
–Aparece en la novela un guardia civil que no consigue publicar un libro sobre el fin de ETA porque el tema ha perdido interés. A usted que tiene cinco, ¿alguna vez le han dicho «Isabel ya no más»?
–No porque ya lo pensé yo sola. Tengo cinco libros sobre ETA que no han servido de mucho... Quiero decir, que han tenido un coste muy alto en cuanto a privación de libertad, de riesgo... Y no han servido para cambiar un final que desde mi punto de vista es profundamente injusto. Pero lo que sí puedo constatar es que el tema no interesa. No me lo han dicho directamente pero sí me lo han dado a entender.
–Como periodista, ¿usted se sentaría para hacerle una entrevista a Arnaldo Otegi?
«No entrevistaría a Arnaldo Otegi porque me repugnaría ser cauce para su propaganda»
–(Suspira) Yo creo que no. Es que no me interesa nada de lo que me diga Arnaldo Otegi. Salvo que la primera pregunta fuera: «¿Condena usted incondicionalmente toda la sangre que ha derramado ETA?» Y su respuesta fuera: «Sí». Cosa que no iba a ocurrir porque ya conozco ese mundo muy bien. Todo lo que me contara después no me interesaría absolutamente nada. Es más, me repugnaría servir de cauce para su propaganda, que era lo que iría a hacer en esa entrevista. No, no me sentaría.
–Su primera frase en Twitter fue: «El medio no es el mensaje. Lo importante es el mensajero. Hola a todos. Prometo ser siempre yo». ¿Alguna vez le ha costado ser Isabel San Sebastián?
–Me ha costado mucho, en todos los órdenes de la vida. Me ha costado económicamente mucho dinero. Me ha costado profesionalmente muchos despidos o marcharme cinco minutos antes de que me despidieran. Me ha costado dos rupturas sentimentales muy gordas... Me ha costado mucho ser fiel a mí misma. A mi forma de ser y a mi forma de pensar, pero no me arrepiento. Yo siempre digo que no me vendo por el postre, pero si hubiera tenido que vender mis principios para que comieran mis hijos lo habría hecho.
–Cada vez hay más tertulianos que se marchan de los medios que frecuentan. ¿Es la televisión de hoy un medio hostil?
«Las tertulias televisivas se han convertido en un espectáculo de “pim, pam, pum”»
–En muchos programas sí. A las tertulias íbamos gente que teníamos fuentes, información, que aportábamos un valor añadido y que debatíamos civilizadamente. Pero progresivamente esto se ha ido convirtiendo en un espectáculo de «pim, pam, pum», de a ver quién es más bruto, a ver quién es más agresivo verbalmente y más sectario. Yo, del último sitio del que me levanté y me marché, fue de Cuatro porque aquello no era una tertulia, era un ring en el que el árbitro estaba vendido. Había un contendiente contra tres y tú ibas allí a que te dieran de puñetazos con el beneplácito del árbitro, como coartada de pluralidad. Estoy muy mayor y muy baqueteada para aceptar ese tipo de cosas.""
http://www.abc.es/cultura/libros/20140907/abci-mujer-diplomatico-isabel-sebastian-201409062206.html
Bien. Supongo que es este libro al que hace referencia mi amiga. Localizado está, he he he.
Un saludo cordial
¡Sed muy felices!