Separación de asientos
Hasta hace poco volar era una incomodidad tolerable, pero en los últimos meses tengo la impresión de que se ha vuelto una necesidad insoportable.
Lo último ha sido constatar que la separación entre asientos en Iberia se ha reducido de forma bestial -- supongo que en todas las compañías --. Con unos asientos donde tus rodillas van debajo de la espalda de la siguiente fila (el respaldo hace un arco), y la separación entre el pecho de un viajero y el respaldo del siguiente apenas deja espacio para la longitud de una revista, quién no se puede sentir claustrofóbico?
Sinceramente, en un autobús de la EMT hay más espacio y puedo leer el periódico sin problemas. En el avión, como al cretino de delante le dé por inclinarse a dormir, no me puedo ni comer mi bocadillo de mortadela envuelto en papel de aluminio ni leer el bestseller que compré en el aeropuerto antes de salir. Y olvidaros de abrir el portátil: ya no caben ni con el respaldo recto.