jajajaaaa, qué bueno. Me has recordado cómo antes de ayer Karl me dijo que quería hacer una foto a los pavos reales del Safari. Total que cuando va él, no le abren las plumas y venía todos los días a casa mosqueadísimo: "¡No consigo hacer la foto de la cola abierta, grrrr!"
Le dije, "tranquilo amor, te acompaño esta tarde y verás cómo consigo que a mí sí que me extiendan las plumas. Es que tú no les sabes hablar en su idioma..."
Vamos los dos, Karl dubitativo, cámara en mano por si acaso sonaba la flauta por casualidad. Me pongo yo -que soy muy pava- frente al pavo y le empiezo a hacer gorgoritos y silbiditos, junt a chasquidos con los dedos. El pavo -que huele a hembra en la edad del pavo-, jajaja, rrrraaaaaaaaaaaaaaassssssssssss, abre la cola ante la mirada asombrada de mi marido y la estupefacción no le deja hacer la foto.
Mecachis Karl, que el pavo se cansa. Otra vez empiezo con mis gorgoritos, pits pits pits, y los dos pavos machos rrrrrrrrrrrraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssss. Mi marido dispara. Hay pruebas documentales de este hecho. A ver si ha pasado las fotos al pc y os las puedo enseñar.
Está feliz con sus fotos paveras. ¡Qué poco cuesta hacer feliz la vida a los demás y cómo nos empeñamos a veces en complicarnos la existencia!
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.