Buf, ya sé a qué te refieres, ¡las terribles patatas del puesto callejero portátil! Ni me las recuerdes. Creo que las hay en todas las plazas, en Viena, en Graz... Sí, las salsas pueden llegar a ser letales. Me da a mí que son armas de destrucción masiva cubiertas de salsa para que no se noten.
Hay que tener cuidado con los puestos de las plazas y calles. Por ejemplo en Viena sé de un par de ellos en los que no pediría una salchicha ni muerta de hambre. Y conozco un par de ellos, Würstelstand, que tienen el mejor embutido que he probado nunca, la salsa de ketchup casera, la mostaza de primera regional y las demás salsas deliciosas, hasta el Kren me he llegado a gustar allí... y tomar un simple "hot dog" puede convertirse en toda una experiencia gastronómica, aunque suene a cachondeíto.
De vinos sigo prefiriendo los españoles. A mi padre le gustaban algunos de tipo Riesling, pero los tintos, salvo algun Blauburgunder o similar, buf... peleones, peleones. Es que soy muy tozuda, lo siento. ;-)
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.