Me voy a Lisboa

Es que las compañías se han vuelto de un comodón que no hay por donde cogerlos, su obligación es mandar a un empleado a tomar la lectura.

Esto de que no usas la luz, algo si ¿no? con los "acondicionadores de bienestar" así que el apagón mejor que no lo den.

Cordialmente.

Hoy seguro que te pillariamos a ti antes que al mentiroso, jajaja.

Un besito.

Como poder ir a un cine, a un teatro, a ver una expoxición, a pasear por el campo, por la playa, por la calle y muchas cosas más antes que ir al Hospital.

Tienes brotes de humor negro, bueno nadie es perfecto, jajaja.

Un beso del color que tu quieras.

jajaja.
Esta si que es buena jajaja.
Tienes un marido la mar de simpático y salado, perdona mi ignorancia, pero claro parecía otra cosa jajaja. Este si que es un post simpático, hacía que no me partia de risa la tela. Hay¡¡¡¡, que malentendido más gracioso y encantador jajaja.

No te preocupes, yo a veces meto la gamba igual o mucho peor, y sobre todo cuando no me da tiempo a repasar demasiado y luego con el tiempo me doy cuenta. Lo importante es el contenido, vamos al menos eso pienso yo.

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Sí, los niños cambian, pero te aseguro que esa sensación de que me lo raptan y me dan otro cada par de meses la tengo. Es alucinante, incluso te diría que te encaprichas de una de las etapas y lamentas el cambio. Con el nene como lo sacaron con ventosa, los primeros meses el pobre estaba con la cabecita deformada, las fotos te dan más penita que otra cosa. Luego cuando se quedo peladito, la cabecita redonda y sin dientes, cada vez que sonreía se abría el cielo. Ahora ha vuelto a cambiar, esta guapón, pero, como le digo a mi mujer, ya parece un bebé viejo, ha vuelto a cambiar.

Yo también tengo 45 primaveras y mi mujer (mi peque jajaja), tiene 35, diez menos que yo. Tampoco me duele el decirlo. Hace unos días visitando a unos compañeros estaba uno de sus hijos que tenía 17 añitos. Comentaba que ese año se le estaba pasando muy despacio. Yo, entre risas le respondí, que a partir de los 18 la cosa se iba a acelerar. Se me quedó su padre mirando y me dijo, calla, calla, que a los seseinta y dos se vuelve a frenar en seco.
- ¿Cómo dices? le pregunte.
- Sí hombre, yo que quería prejubilarme, y me parece que me van a aguantar hasta los 67, por favor, moriré con las votas puestas. Todos nos reímos con ganas. Nos pusimos serios, nos miramos y volvimos a reir, madre mía, tenía toda la razón y yo aun voy por 45.

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Sí, hay que estar dispuesto a aprender, a construir un futuro a conocer nuevos mundos, pero sobre todo, a mi juicio, a detenernos de cuando en cuando, apagar las luces, el ruido del mundo, quedarnos solos en un rincón y preguntarnos a nosotros mismos ¿soy verdaderamente feliz? ¿Que es lo que haría si me quedara poco tiempo de vida?. Porque la vida, que parece larga y eterna no lo es. Hay que hacer ese parón, no todos los días, pero si cada cierto tiempo.
En esos momentos planeas una locura con tu pareja, con tu vida, te das ese gusto que en el fondo tanto deseas y la vida recupera esa sal que te hace cantar cuando te levantas, desear ver otro amanecer o dar un brinco cuando sales a la calle. Pero hay que hacerlo.

Hay quienes viven con un ritmo frenético y no ven el fabuloso paisaje que atraviesan. A mi me recuerda mucho el ir en bicicleta. En un momento dado del trayecto, paras para beber agua, recoges un insecto, o tocas un cultivo, o acaricias la corteza de un árbol o saludas a un labriego, esos detalles que cuando pasas con el coche son manchas de color sin textura, sin calor, casi sin sentido.

Hay que aprender, pero sin dejar de vivir, el teimpo no te lo van a reembolsar. Me recuerda a un primo mio, que ahora esta reformándose una casa de campo en la montaña, ya tiene dos segundas residencias, pero me da la sensación de que se está olvidando de vivir la vida que es lo más importante. Ójala me equivoque, pero me da la sensación de que hay mucha gente que confunde el vivir plenamente con crear imperios de posesiones. Creo que hay que saber perder el tiempo para ganarlo. Bueno, ya me he puesto bastante filosófico por hoy jajaja.

Un fuerte abrazo a ti, y a tu miteinander, sois encantadores los dos sin olvidar a BIM. Feliz día.

Más que desbarrar estabas filosófica, el que se va ya no sufre, somos los que nos quedamos a los que nos queda el martirio de no haber podido decirle a esa persona todo lo que la queriamos, de no haber aprovechado más su compañía, de no ... no puedo seguir, me están brotando lágrimas y no quiero entristecerte a ti también.

Un beso.

Jajaja.
Hace más de 15 años que le pasó esto, y puedo asegurar que no cobró.
También se del caso contrario, un corredor de seguros concretamente, no diré nombres, que hizo algo similar a lo que tu dices, le dió martillazos a la puerta para que la cosa cuadrara. El hombre, hoy un anciano, les comentó que solo faltaba que pagando relijiosamente las cuotas, por un poco de escenografía no fueran a cobrar. No olvidemos que antes el corredor iba casa por casa cobrando. A ese tío si que le dolía que quedaras a disgusto, a parte de que era tu vecino, tu amigo de falla, vamos uno más.

Hoy, el ingreso bancario hace que la cosa sea más fría. Si yo doy un servicio que me pagan con unos billetes llenos de sudor y veo lo que les ha costado de ganar, y de lo que se privan para pagarme, no me va a ser indiferente que lo pierdan.

Me parece muy similar a lo que pasaba antes en el banco. Antes contaban el dinerillo, y sabían lo importante que era para la persona. Hoy con las tarjetas solo te duele cuando se termina lo que hay y no entiendes como ha sucedido tan rápido. No son billetes, son solo números.

De todas formas si a mi me sucede, te garantizo que cojo una maza y me cargo la puerta jajaja, `por la cuenta que me trae.

Un fuerte abrazo

Que cierto es, llegas allí que además has de ir con un tiento para no darte el gran resbalón y cuando te cercioras de lo que hay, se te cortan todas las ganas de todo.

Un saludo.

Era una broma, que se te fue el gatillo y repetiste la foto y me hizo gracia.

He entrado de casualidad, nos estamos preparando para salir a la calle, pero el puñetero calor que hace nos quita las ganas.

Un beso.