Todavía me estoy acordando de una pobre madre que iba con su bebé y llevaba un zumito de naranja para el niño, diluído en agua. La pobrecilla explicando en la frontera que el pediatra le había recomendado darle a beber sorbitos de ese biberón, dónde diluía un medicamento y el de turno -que al fin y al cabo no tenía la culpa de nada- diciéndole que lo sentía mucho, pero que el biberón se quedaba requisado.
Obviamente era un biberón peligroso potencialmente explosivo, a saber lo que llevaría la kamikaze esa en los potitos... y esos colaron. Yo atemorizada, casi rezando para que no me tocara sentarme a su lado en el avión. ;-(
Estoy segura que pasa un chalado con un explosivo y no se entera ni el apuntador, ;-)
Un saludo cordial
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.