Buenos y felices días,
Como he vivido mucho tiempo en Guirilandia y allí los vinos españoles buenos, buenos y con fundamento estaban entre caros y carísimos, bebía pocos. Solo cuando venía de "visita" aprovechaba a gorronear alguno de casa de mis padres, ambos estos con un gusto exquisito por los buenos vinos españoles.
Con anterioridad al año 2010 y desde que tengo uso de razón me ha gustado siempre el vino bueno. Si ahora mismo tomo un sorbito me sigue gustando.
Pero con el año 2009 comenzó una etapa de estrés en mi vida hasta casi el año pasado, que hizo surgiera en mi corazón y en mi estómago un problema. Ambos de por vida.
Mi vida y mi hernia se van relajando y como os he comentado en otras ocasiones, voy aceptando poco a poco más alimentos, condimentos y bebidas, entre las cuáles, destaca el vino. No obstante, sigo teniendo medidas dietéticas restrictivas que me prohíben picantes y alcohol. Y encima mi padre no puede, mi marido no debe, chico, para los chuchos no voy a comprar, jaajaaaaaa
Eso no quita, para poder utilizar buenos vinos y licores en la cocina. Al fin y al cabo, el alcohol y el fuego o calor no son muy buenos enemigos y disfruto muchísimo con la esencia, que varía de un vino a otro una barbaridad, como otras esencias esenciales de la vida, ;-)
Estoy contigo, aunque haya muchos detractores del asunto, en que no es lo mismo regar un pollo con uno u otro vino, pero ni de coña, o hacer unas peras al vino con Don.pimpón, pues no salen iguales que con otros. A algunos les parece un crimen, de acuerdo, puede que lo sea por el vino en sí, por no disfrutarlo "como Dios manda", pero las recetas, saber, lo que se dice saber, saben muuuuuuucho mejor.
A la gabachilla, hace tiempo te hablé de ella, le gusta el champagne, desterrando de su dieta cualquier cava con un puntín de desprecio que me fastidia pero bien. Quizá recuerdes que ya le hice la jugarreta con el cava que me recomendaste y tragó, jajaaaaa, lo que nos pudimos reír en casa, con su "bouquet français", he he he. Normalmente echa por tierra cualquier vino que no sea francés y con todos mis respetos por la France, tendrían que reconocer -aunque ni ellos, ni muchos españolitos- que por aquellos lares también hay cada vinagrillo que arde el pelo.
Sinceramente, a mí también, me gustaría que volvieran tus recomendaciones. En este sentido, la señorita Senocil tiene razón. Ultimamemte hemos bajado mucho el listón lisboético. Las de todo a 100 para la sangría de algunos guiris... Si voy a saltarme la dieta un día, hacerlo con algo que merezca la pena de verdad. Para pagar la botella, el corcho y la etiqueta, prefiero no comprar.
Un abrazo
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.