Invasión lingüística por todo el mundo
Invasión lingüística en Argentina...
Las quejas y quejitas por favor, al cómico que lo redactó...
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En esta época de globalización, aggiornáte o quedás afuera ¿¡De qué!?. Ni idea…
LA GLOBALIZACION
Desde que a las insignias las llaman “pins”, a los maricones “gays”, a las comidas frías “lunchs” y a los repartos de cine “castings”, Argentina no es la misma. Ahora es mucho más moderna; durante muchos años, los argentinos estuvimos hablando en otra prosa sin enterarnos. Y lo que todavía es peor, sin darnos cuenta siquiera de lo atrasados que estábamos.
Los chicos leían revistas en vez de “comics”, los jóvenes hacían asaltos en vez de “parties”, los estudiantes pegaban “posters” creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de “business” y los obreros, tan ordinarios ellos, a mediodía sacaban la fiambrera en lugar del “tupper”.
Yo, en la primaria, hice “aerobics” muchas veces, pero en mi ignorancia, creía que hacía gimnasia. Afortunadamente, todo esto hoy cambió; Argentina es un país moderno y a los argentinos se nos nota el cambio, exclusivamente, cuando hablamos, lo cual es muy importante… Cuando estudiábamos con todo para dar un parcial en la facultad, decíamos “estoy hasta las bolas o hasta las manos” cuando en realidad, no nos dábamos cuenta que estábamos “a full”, que queda mucho más paquete y es un “wording” mucho más simple, ¿viste? Cuando decidíamos parar un poco para comer o tomar algo, decíamos “la cortamos y vamos al bar a comer unos carlitos o panchos”; éramos tan ignorantes que no nos dábamos cuenta que en realidad estábamos haciendo un “break”; y ahora somos más piolas: vamos a Mc Donald a comer unos “burgers”… No es lo mismo decir “bacon” que tocino, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que “hall”, ni jugar golf con ventaja que con “handicap”.
Las cosas, en otro idioma, mejoran mucho y tienen mayor presencia. Desde que Nueva York (sorry NIU YORK) es la capital del mundo, nadie es realmente moderno mientras no diga en inglés un mínimo de cien palabras. Desde ese punto de vista, los argentinos estamos ya completamente modernizados. Ya no tenemos centros comerciales: ahora son todos “shoppings”. Es más, creo que hoy en el mundo no hay nadie que nos iguale. Porque, mientras en otros países sólo toman del inglés las palabras que no tienen porque sus idiomas son pobres, o porque tienen lenguajes de reciente creación, como el de la Economía o la Informática, nosotros, más generosos, hemos ido más allá: adoptamos incluso las que no nos hacían falta, lo que demuestra nuestra apertura y nuestra capacidad para superarnos.
Tomando otros ejemplos, ya no decimos facturas, sino “cookies”, que queda mucho más fino, ni tenemos sentimientos, sino “feelings”, que son mucho más profundos. Y, de la misma manera, sacamos “tickets”, compramos “compacts”, usamos “kleenex”, vamos al “pub”, hacemos “footing” (nada de andar caminando así nomás) y los domingos, cuando vamos al campo (que los más modernos llaman “country”) en lugar de acampar como hasta ahora, hacemos “camping”. Y todo ello, con la mayor naturalidad y sin darle apenas importancia. Los carteles que anuncian rebajas, dicen “Sale 20% Off”. Y cuando logramos meternos detrás de algún escenario hacemos “backstage”.
Obviamente, esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres, han cambiado nuestro aspecto, que ahora es mucho más moderno y elegante, es decir, más “fashion”. Los argentinos ya no usamos calzoncillos, sino “slips” o “boxers” y después de afeitarnos, usamos “after shave”, que deja la cara mucho más suave y fresca que la loción berreta que usaban mi abuelo y mi viejo. Tampoco viajamos más en colectivo sino en “bus”; ya no corremos, hacemos “jogging”; ya no estudiamos, hacemos “masters”; no estacionamos, utilizamos el “parking”.
En la oficina, el jefe ya no es el jefe, es el “boss” y está siempre en “meetings” con las “public relacions” o va a hacer “business” junto con su secretaria, o mejor… “assistant”. En su maletín de mano, a diferencia de los de antes, que estaban repletos de papeles, lleva tan sólo un teléfono, una “laptop” y un “fax-modem”; minga de agenda de papel: ahora es una “palmtop”… Aunque seguramente la secretaria es de La Boca, hace “mailings” y “trainings” y, cuando termina el trabajo, va al gimnasio a hacer “fitness” y “aerobics”. Allí se encuentra con todas sus amigas (“assistants”) del “jet set”, que vienen de hacerse el “lifting”, y con alguna “top model” fanática del “body-fitness” y del “yoghurt light”. Y cuando van a un “cocktail” piden “roast-beef” que, aunque no lo creas, es más digestivo y engorda menos que la carne.
En TV nadie hace entrevistas ni presenta como antes. Ahora hacen “interviews” y presentan “magazines”, en lugar de los programas de revistas que dan mucha más presencia, aunque parezcan siempre los mismos. Si el presentador dice mucho O.K. y se mueve todo el tiempo, al magazine se lo llama “show”, que es distinto que un espectáculo. Y si éste es un show porno, es decir tiene carne, se lo adjetiva “reality” para quitarle la cosa podrida que tiene en castellano. En las tandas, por supuesto, ya no nos ponen propagandas, sino “spots” que, aparte de ser mejores, nos permiten cambiar de canal, o sea, hacer “zapping”.
El mercadeo ahora es el “marketing”; las franquicias comerciales, “franchising”; el mercadismo,”merchandising”, el autoservicio, el “self-service”; el escalafón, el “ranking”; la carne, “steak”; el representante, el “manager” y la entrega a domicilio, el “delivery” (delivery de empanadas salteñas y pizzas napolitanas…).
Ya no hay cuentapropistas sino “entrepreneurs” y el viejo y querido margen entre la compra y la venta se llama “mark up”. Y desde hace algún tiempo, los importantes son “vips”, los auriculares, “walk-man”; los puestos de venta, “stands”; los ejecutivos, “yuppies”; las niñeras, “baby-sitters” y los derechos de autor, “royalties”. Y, por supuesto, ya no pedimos perdón: decimos “sorry” y cuando vamos al cine no comemos pochoclo, sino “pop-corn” que son más ricas.
Para ser ricos del todo y quitarnos el complejo de país tercermundista que tuvimos algún tiempo y que tanto nos avergonzó, sólo nos queda decir “SIESTA” con acento americano, que es la única palabra que el español ha exportado al mundo, lo que dice mucho a favor nuestro…
Texto atribuido al gran humorista argentino Fontanarossa.
De 1de3.es
Un saludo cordial
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.