No me extraña que te hayas emocionado. Yo comparé con el tamaño de la uña del dedo que sostiene el anillo y se me cortó la respiración. La esmeralda brasileña de 90 kilos debe ser también impresionante. Dí que para un colgantito, me parece un poco pesada, jajaaaaa. (A mi que me la regalen y la pongo en el salón, XDDD
Lo tengo clarísimo. Si algún día quiero adquirir una joya, ya sé a dónde voy a ir. Con la experiencia que te comenté del joyero, va a ser que no. Una vez bueno, la segunda, soy yo la culpable si repito... Mi madre también era amiga de elegir la piedra y buscar luego la montura. Eran otros tiempos y confiaba en su joyero. Hoy en día, me he vuelto tan desconfiada, que no me fío ni de mi sombra.
Lo que comentas de los certificados de las joyas, me consta que pasa en otros campos. Una conocida que trabajaba poniendo la marca y el origen de unas sandalias teóricamente de París, de un conocido diseñador, por las que pagué en su momento en Vitoria un pastón, me dijo que se fabricaban en Elche, y que me las podría haber conseguido por mucho menos de la mitad de lo que me cobraron. Ya sé que son otras cifras, pero me fastidió con J mayúscula. Me sentí bastante idiota, la verdad.
Ahora también he aprendido dónde comprar zapatos...
¡Gracias también por la foto y el enlace a esa bolsa del diamante! De esos certificados sí que me fiaría.
Un abrazo
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.