Te aseguro y ésto es cierto que me ha pasado la circunstancia de tener que entrar por verdadera necesidad, que si no espero a llegar a casa, también te lo digo, y dejar dos euritos en la barra a modo de "gracias, pero no me apetece tomar nada" y el mismo camarero me ha dicho: "Por favor señora, faltaría más, no es necesario que tome nada, otra vez será" Y a ese local vuelvo fijo, con la familia y si se tercia nos tomamos un copioso aperitivo y dejas un propinón. Si me tratan bien un día, me conquistan como clienta de por vida, a mí, a mi familia y a todos los conocidos y amigos con los que pueda hablar del susodicho bar. Por el contrario, si me tratan mal una sola vez, no vuelvo ni a por agua...
Lo de las cercanías a las catedrales lo comprendo perfectamente, pero también te podrían cobrar unos centimillos por entrar al baño como hacen en Europa y así por lo menos no te obligan a beber o tomar nada que no te apetece ni un pimiento, e incluso, en mi caso con la puñetera hernia de hiato, me puede hasta sentar mal beber algo entre horas que no me pide el estómago.
Un saludo y ¡feliz día!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.