Bueno, la intervención dista mucho, muchísimo de suponer la quiebra de la entidad y, generalmente, viene a resolver un problema evidente: la mala gestión. Sinceramente creo que en este país, como en otros muchos, en los Consejos de Administración de ciertas entidades están los que más novillos hicieron en clase a juzgar por las estrategias y por los resultados. Así que si viene papá Estado y les da la patada tampoco se perderá tanto, teniendo en cuenta la marcada presencia política de la Administración en la Dirección de las mismas.
A mí lo que me induce a rehuir ciertas entidades que están ofreciendo rentabilidades altas, fuera de contexto, es preguntarme ¿por qué lo hacen? Evidentemente es para captar pasivo y, con ello, obtener liquidez. El motivo más sencillo por el que alguien (incluyendo una Caja) deba obtener liquidez a un alto precio consiste en próximos vencimientos de deuda o en la necesidad de cubrir la morosidad que se avecina y que aún no se contempla en los ratios.
Yo estoy en una Comunidad Autónoma que, como otras, tienen su economía productiva basada en dos únicos sectores: construcción y turismo. El primero está en coma; el segundo en tratamiento y control diario por el facultativo. El sector de la construcción no volverá en años, tal vez décadas, al ritmo productivo del pasado inmediato. El sector turístico a consecuencias de la crisis global no está para encajar la mano de obra excedente y, tal vez, generará su propia partida de desempleo. Además el turístico es un sector generador de empleo estacional, de baja calidad.
¿Qué ocurrirá cuando los mercados regionales en que se basan ciertas entidades financieras vean como su población finaliza el periodo de cobertura de desempleo? ¿frenará el consumo y con ello surgirán nuevos problemas para el comercio y las pyme? ¿se incrementará la morosidad hipotecaria?
Son preguntas que no se resolver, que me generan preocupación y que me permiten pensar que las entidades que hoy están haciendo acopio de liquidez asumiendo deuda a corto-medio están jugando en un escenario de futuro próximo que plantea demasiados interrogantes. En este sentido mi intuición, que no es en absoluto conocimiento, se inclina por entidades que colocan la rentabilidad en tercera posición, en segunda la liquidez y, por encima de todo, la seguridad que da ser muy tranquilo, muy poco voraz en tiempos de riesgos indefinidos.
Hay temporal, mar arbolada a muy gruesa. Toca amarrar la flota en puerto.
Ojalá me equivoque.