A mi amigo le preocupa la situación de la caja de ahorros de San Quirico
Desde San Quirico, Leopoldo Abadía
Leopoldo Abadía - 17/12/2010 06:00h
Mi mujer y yo cenamos en casa de mi amigo de San Quirico. Cada vez que saco un libro, nos invita a cenar. Llevamos el libro, se lo dedicamos al matrimonio y nos divertimos mucho. Al final de la cena, mi amigo se excusa por no tener Cardhu y, para compensar, saca Chivas de 12 años, que tampoco está mal.
Entonces, se levanta de la mesa y saca recortes de periódicos, porque le preocupan unas cuantas cosas que ha leído. Le preocupa:
1. Que “la OCDE alerta de que la banca puede frenar la recuperación”.
2. Que “probablemente, las entidades no han eliminado todos los activos dudosos de sus balances”.
3. Que, entre esos activos dudosos, hay mucha deuda soberana (o sea, dinero que han prestado a países que no son muy soberanos, por lo que parece) y mucho ladrillo, que tampoco tiene mucho de soberano.
Y que, últimamente, le han dicho que el director de la agencia de la caja de ahorros de San Quirico se ha ido a Estados Unidos.
Y mi amigo piensa que qué se le ha perdido a ese en Estados Unidos, si en su vida ha ido más allá de Manresa.
Dice que hace unos meses les hicieron a estas entidades unos tests de estrés y que ahora les van a hacer otros.
Y que se acuerda que esto de los tests de estrés te dice cómo anda una entidad financiera en términos de solvencia, liquidez y calidad de los activos.
Y que se acuerda de que, en el test de estrés, la caja de ahorros de San Quirico salió bien en cuanto a solvencia porque tenía unos edificios en Broadway, edificios que mi amigo dice que no sabe de dónde los sacaron, pero que ahí están. Y que el director de la agencia le miraba con un aire de superioridad molesto cuando le hablaba de los edificios que “tenemos” en Broadway.
Luego se enteró -también se le escapó al director- que la caja había pagado esos edificios al contado, o sea, chin chin. Y mi amigo, que no es economista pero que de cuentas sabe bastante, dice que la caja debe andar mal de liquidez, porque si compras 30 edificios al contado, por muy baratos que te los pongan y dados los precios que se pagan en Broadway, te debe quedar poco dinero para dar créditos a los amigos.
Y ahora, ¡este viaje a Estados Unidos! Este viaje ha acabado de ponerle la mosca detrás de la oreja, porque, como en los pueblos todo se sabe, hay quien dice que los edificios de Broadway tienen termitas. Y que si eso es verdad, resulta que la solvencia se va a la porra y como la liquidez ya se fue al pagar al contado, esta Caja está en quiebra.
Y, como siempre, se va de lo particular a lo general. Y dice que ha decidido no fiarse de ninguna entidad financiera, española o extranjera, que no le dé los siguientes datos:
1. Edificios que tiene en Broadway, o en el Paseo de Gracia, o en la calle Torras y Pujalt, de Barcelona, que está entre Ganduxer y Mandri.
2. Dinero que le ha prestado esa entidad a Grecia, Portugal, Irlanda, Italia e Islandia. Y a España, de paso.
3. Dinero en billetes (y repite: “¡en billetes!”) que esa entidad tiene metido en su caja de caudales, que, en el caso de San Quirico, él no la ha visto, pero que sí que la ha visto en películas de atracos. Y si salen en esas películas, es que existen.
4. Estado de los edificios de Broadway o similares.
Mi amigo quiere que se publiquen los datos para cada banco y cada caja de ahorros, con la firma del presidente de la entidad, con la firma del Gobernador del Banco de España y, si es posible, con la del presidente Rubalcaba, que es el que manda.
Dice que, con los datos en la mano, él iría a la caja de San Quirico y le comunicaría al director que había decido llevarse el dinero a la Caja de Santa María de l´Estany, que, aunque le cae un poco más lejos, tiene resultados mejores en cuanto a solvencia (edificios majos), liquidez (perras en el bolsillo) y calidad de los activos (no porquería).
Y que quiere esos datos pronto. Y que si los tiene, ya no le preocupará que salga Moody´s a decir que si las entidades financieras españolas no le acaban de gustar, ni la ministra Salgado diciendo que a ella le encantan, ni el gobernador Fernández Ordóñez diciendo que expliquen su gestión de la liquidez.
Mi amigo sólo quiere esos 3 datos, para cada una de las entidades, con las firmas correspondientes.
Y me mira con los ojillos brillantes y dice: “¡y se acabaron las dudas!”
Y, de un trago, se bebe el Chivas que le quedaba. (Segunda copa.)