Aparte de lo comentado, hay que tener en cuenta que la precarización de las condiciones laborales de la juventud está provocando una avalancha de expedientes de regulación de empleo, tanto temporales como definitivos, que afectan a trabajadores con años de antigüedad en la misma empresa, con salarios dignos y derechos adquiridos.
Trabajadores que la mayor parte de las veces tienen más de 50 años, edad a la que un despido significa casi siempre que no sólo te echan de tu empresa (a menudo tu empresa "de toda la vida"), sino que de hecho te están expulsando del mercado de trabajo.
Muchos empresarios están haciendo expedientes temporales ya, con la esperanza de que el nuevo gobierno decrete incluso más facilidades para el despido y así convertir esos EREs temporales en definitivos, con costes cada vez más bajos para los "despedidores".
Al final todo esto redunda en todavía más transferencia de renta desde las clases bajas hacia las altas, porque en primer lugar se bajan los salarios y se empeoran las condiciones laborales de los trabajadores (más ganacias para la empresa) y porque todos esos mayores de 52 años afectados por EREs van incorporándose, al acabar de cobrar sus dos años de prestación por desempleo, al colectivo de parados que cobra los cuatrocientos y pico euros mensuales de subsidio.
La reforma (anti)laboral perpetrada por los sociolistos el año pasado no ha servido para nada positivo, pero este hecho parece que no va a disuadir a Marianico de cometer otra nueva reforma aún peor. Es como si un paciente con gripe fuese al médico, este le recetase antibióticos (que no hacen nada contra los virus), y al ver que no mejoraba pasados unos días le recetase dosis dobles de antibióticos.