Cinco puntos de fricción en las negociaciones del rescate griego
Participación del BCE
Las negociaciones entre Grecia y sus acreedores privados sobre la quita de la deuda helena están prácticamente cerradas. El siguiente paso que ha dado el Ejecutivo heleno ha sido pedir al Banco Central Europeo (BCE), principal acreedor particular, que asuma algunas pérdidas por las compras de sus bonos griegos para recortar la deuda del país hasta niveles asumibles. De momento el BCE se ha resistido a aceptar algún tipo de reducción del valor de su cartera de bonos griegos, pero la institución podría sacar beneficio a los bonos griegos de forma indirecta.
Políticos reticentes
La Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya se han cansado de que Grecia incumpla de forma reiterada los términos de austeridad pactados en el primer rescate heleno. Ante esta situación la troika, (el FMI, la CE y el BCE) exige ahora nuevas y duras reformas al Gobierno heleno para acceder a un segundo rescate de 130.000 millones de euros.
Las exigencias de la troika no gustan a los tres partidos políticos que integran el Ejecutivo galo y varios diputados de estas formaciones no han dudado en mostrar su rechazo públicamente. El respaldo de socialdemócratas, conservadores y ultraderecha es el último paso antes de recibir el segundo rescate y el primer ministro el país, Lukas Papadimos, sabe que un ‘no’ por parte de sus aliados políticos sería nefasto para el país.
Por eso Papadimos ha amenazado hoy mismo con presentar su dimisión si los tres partidos políticos no acatan las exigencias de la troika y mañana tiene previsto reunirse con los líderes de estas formaciones para tratar de convencerles, una vez más.
La recapitalización de la banca griega
El ministro de finanzas griego, Evangelos Venizelos, ha asegurado que los bancos griegos necesitan 40.000 millones de euros para recapitalizarse tras un plan de canje de deuda que perjudicará a los acreedores privados del país heleno. Venizelos quiere que el estado rescate a los bancos mediante la de misión de acciones ordinarias para asegurarse de que los contribuyentes serán compensados debidamente cuando las acciones de las entidades se recuperen.
Pero el temor a que esta medida acabe en la nacionalización de la banca ha llevado a la troika a presionar al Gobierno heleno para que ponga en marcha otras alternativas, como la emisión de acciones sin derecho a voto. Los estados de la zona euro podrían tener que aportar hasta 15.000 millones de euros más de los previstos para el fondo de rescate de la zona euro que servirían para ayudar a la recapitalización de la banca griega.
Recortes en los salarios y en las pensiones
La troika ha exigido a Grecia nuevas medidas de austeridad, entre otras cosas, para que el sistema estatal de pensiones sea viable. Además de recortar las pensiones, las exigencias incluyen reducir salarios, aumentar la flexibilidad salarial en el sector privado, acabar con las vacaciones pagadas y rebajar el salario mínimo, actualmente en 752 euros.
Estas medidas han provocado el rechazado de la clase política griega, que considera que el recorte salarial mermaría los ingresos de la seguridad social. Además, esta misma semana los sindicados del país rechazaron una para la congelación salarial durante los próximos dos años, lo que dificulta aún más que el Gobierno llegue a un acuerdo con le UE y el FMI.
Recortes adicionales del gasto
La troika también ha pedido a Grecia que lleve a cabo recortes adicionales en el gasto por valor de 2.000 millones de euros, un 1% del PIB. Dichos recortes deberán aplicarse principalmente en Sanidad, Defesa y en el sector público. La UE, el FMI y el BCE consideran estas medidas de austeridad indispensables para que Grecia cumpla este año con su objetivo de déficit.
Políticos, sindicatos y empresarios considera que llevar a cabo nuevos recortes solo profundizaría la recesión del país y no ayudarían a estimular el crecimiento.