El empleo que nos viene
El empleo que nos viene
Ayer domingo, leí en el periódico que la productividad en España ha aumentado un 10% de media desde que se inició la crisis. Esto quiere decir que los costes de las empresas se han reducido en un 10%, con los mismos recursos producen un 10% más. Podemos hacer la lectura de que con menos producimos más.
Por otro lado leí en otro periódico que después de Alemania, España es el país de la OCDE que mejor ha evolucionado en lo que a exportaciones se refiere.
Hoy, puedo leer en otro medio que el aumento de beneficios para las grandes empresas en 2012 se da por hecho y que va a ser del orden del 11%.
Paralelamente a todos estos datos:
Se prevé que el paro siga aumentando durante todo este año y parte del siguiente.
Los salarios según todos los indicadores seguirán cayendo.
Deshacerse de un trabajador cada día será más fácil, más rápido y mucho más barato.
La movilidad laboral no supondrá ningún problema para las empresas.
Los trabajadores más veteranos pierden buena parte de sus salarios y de sus logros laborales y sociales.
Los jóvenes trabajadores, no verán ninguna mejora en sus sueldos ni condiciones de trabajo. Solo podrán aspirar a trabajar, sin condiciones.
Los padres se empobrecerán y los hijos serán aún más precarios. A cambio puede que algunos consigan trabajo.
En otro artículo puedo leer que para mantener el trabajo en España el PIB tiene que crecer cada año por encima del 1,5%, por debajo de esta cifra aumenta el paro. Entre el 2% y el 3% se crea empleo. Pero el autor del citado artículo teme que en un futuro próximo no será suficiente con crecer al 3%, y posiblemente tengamos que llegar a crecimientos del 3,5% al 4% para que aumente la oferta y el crecimiento del empleo.
Según el articulista las empresas que van a generar ganancias a corto y medio plazo son empresas que precisan de mucho capital y pocos trabajadores para alcanzar sus objetivos. Como se da la circunstancia de que son precisamente estas empresas las que mejor están capeando la crisis, serán también las que mejor acceso tendrán al crédito por presentar menor riesgo. Este tipo de empresas seguirán creciendo, absorbiendo buena parte de los recursos financieros, disminuyendo o manteniendo los salarios en niveles bajos, y aumentando sus beneficios.
Las empresas con mayor capacidad de producción de empleo, aquellas que son capaces de generar más trabajo con menos capital, verán disminuidas sus posibilidades por diversos motivos, entre los que podemos mencionar la dificultad de acceso a los créditos que serán absorbidos por las grandes empresas de fuerte capitalización que operan internacionalmente y venden al exterior la mayor parte de su producto competitivo, elaborado por una clase trabajadora empobrecida. Las pequeñas empresas y los autónomos pueden crear puestos de trabajo con menos capital inicial, pero seguirán teniendo muy difícil su acceso al crédito, y por otra parte aquellos que consigan financiarse, en su mayor parte se verán condicionados por la imposibilidad de sobrepasar los límites de un mercado interno muy condicionado por la pérdida de poder adquisitivo de una clase media trabajadora empobrecida y endeudada.
Si las cosas suceden como parece que van a suceder, las grandes empresas cada día serán más grandes, los fuertes cada día más fuertes, los ricos serán mucho más ricos, y las distancias entre pobres i ricos aumentará hasta niveles impensables en otros tiempos. Encontrar un trabajo no va a resultar fácil, pero encontrar un trabajo fijo y bien remunerado, será poco menos que misión imposible. A medida que avance el tiempo, el capital irá cobrando fuerza frente al trabajo. Millones de parados irán perdiendo sus prestaciones por desempleo y estarán en condiciones de aceptar cualquier trabajo que se les ofrezca, aunque las condiciones resulten abusivas.
Un buen día nos dirán que el paro está bajando, que no para de aumentar el número de trabajadores en activo, millones de trabajadores se incorporarán a los nuevos puestos de trabajo, y se hablará de milagro económico, y más tarde de pleno empleo. Millones de puestos de trabajo tendrán una remuneración de supervivencia, millones de puestos de trabajo tendrán una jornada de 4 horas o incluso menos. Millones se sueldos serán medio sueldos, medio parados, pero a efectos estadísticos computarán como empleados, como sucede ahora a una gran parte de los trabajadores alemanes. Millones de trabajadores en Alemania que no están en paro pero subsisten con sueldos de miseria en una de las economías más potentes del mundo. Si el milagro económico alemán tenía truco, podemos imaginar como será el milagro económico español cuando por fin salgamos de la encerrona en la que andamos metidos y en apariencia todo esté solucionado porque las tasas de paro se sitúen por debajo del 7%.
Cuando llegue el momento, cuando España salga de apuros, cuando el déficit presupuestario se haya reducido por debajo del 3% y tengamos incluso superávit, las grandes empresas Españolas estarán pletóricas, sus acciones se habrán revalorizado multiplicando varias veces su valor actual. Pero los salarios se habrán reducido hasta lo indecible, los españoles viviremos con estrecheces, los sindicatos se habrán quedado en la mínima expresión, casi desaparecidos por inanición e insolidaridad.
Dentro de unos años, cuando por fin salgamos de la crisis, España será un país rico, sin deudas y con presupuestos bien ajustados, y las grandes empresas españolas serán poderosas, admiradas dentro de España, y sobretodo fuera. Pero los españoles seremos pobres, bien ajustados a presupuesto, con un salario impuesto y ajustado por los poderes del estado y de las empresas, que diseñarán los equilibristas financieros, para mantenernos en una situación de apatía e impotencia que impida que nos rebelemos. Los propios trabajadores podemos llegar a una situación de autocontrol por miedo a más perder, que nos llevará como mansos corderos caminando al ritmo que marca el incuestionable capital. Pero todo tiene sus propios límites y si la inteligencia de gobernantes, empresarios, trabajadores y ciudadanos no consigue modular de forma suave los vaivenes del péndulo, cuando el mazo oscilante llegue a su punto más alto retrocederá con tanta fuerza sobre su propio recorrido que las consecuencias, a medio y largo plazo, pueden resultar social y económicamente nefastas.
Ya no tengo edad para revoluciones, por lo que pienso que sería más conveniente para todos que prevaleciera la equidad, el respeto mutuo, el compromiso social, la solidaridad, que se estudiaran y pusieran en marcha mecanismos de redistribución de cargas y beneficios, para evitar que escorase la nave en la que todos estamos embarcados y se fueran al traste todas nuestras ilusiones y nuestras ambiciones. Vivimos en una sociedad desarrolla, muy compleja, en la que nos salvamos todos o aquí no se salva ni Dios.
Bolsavida