España gasta menos en Sanidad que la media de los países desarrollados y cuenta con menos camas y tecnología
El gasto en salud en los países de la OCDE, después de un crecimiento en términos reales (descontada la inflación) en la pasada década, sufrió un serio parón y retroceso en algunos países a consecuencia de la crisis, como es el caso de España, según ha denunciado la OCDE en el informe sobre gasto en salud publicado ayer. En contra de lo que se dice en el discurso oficial del ministerio que encabeza Ana Mato para justificar los recortes en Sanidad, incremento del pago de medicamentos, rebajas salariales a médicos y enfermeras, cierre de camas, etc.., España se sitúa por debajo de la media de los países de la OCDE, en gasto sanitario per cápita con un promedio de 3076 dólares en el último año que precedió a los recortes (2009), frente a los 3.268 dólares de la media, con cifras ajustadas por el poder de paridad de compra. El país que más gasta por habitante es de lejos Estados Unidos, con 8.233 dólares, de los cuales la mitad es privado, seguido por Noruega, Suiza, Benelux y Dinamarca. Hay que eliminar por consiguiente la falacia de que gastamos demasiado, porque es mentira al menos en términos relativos con la referencia de otros países de nuestro entorno. En cuanto al dinero, privado y público, invertido en Salud, representa un 9,5% del Producto Interior Bruto, en la última estadística oficial, correspondiente al año 2009, frente al 9,4% de media de la OCDE, pero esta ratio engaña porque cuando el Producto baja, como es el caso español, la ratio sube al no descender el gasto en la misma medida. En el reparto del dispendio en salud, el Estado pone el 73,6%, una cifra que supera en 1,4 puntos a la media, pero muy por debajo de más del 80% de los países nórdicos, Reino Unido o Japón. En una de las pocas variables que superamos la media, y con claridad, es en la relación de médicos por habitante, que es de 3,8 por 1.000, mientras que la media de los 35 países más desarrollados es de 3,1 por 1.000. Sin embargo, caemos estrepitosamente cuando se tiene en cuenta a los empleados de enfermería, que juegan un papel fundamental en el sector sanitario. España cuenta con 4,9 enfermeras por cada 1.000 habitantes, mientras que la media es de 8,7 por 1000. En número de camas estamos también claramente por debajo del nivel medio, con 2,5 por 1.000, frente a 3.4 por 1.000 de media del resto. Es cierto que la tendencia general ha sido la de rebajar la atención hospitalaria y los días de hospitalización, primando la atención ambulatoria. En Tecnología, en donde ha sido habitual escuchar el discurso triunfalista de los responsables políticos, aunque hemos aumentado considerablemente los aparatos para realizar TACS y Resonancias, hay que decir que seguimos con peores porcentajes que la media. En aparatos para hacer un TAC (Tomografía Axial Computerizada), contamos con 15 por millón de habitantes, y la media está en 22,6 aparatos por millón, mientras que en los que sacan Imágenes por Resonancia Magnética, contamos con 10,7 por millón, inferior al promedio de 12,5. Estas cifras se refieren a los aparatos localizados en hospitales. No obstante, y a pesar de estas carencias, factores climáticos y de estilo de vida, permiten a España ocupar la tercera posición en esperanza de vida, con 82,2 años, solo superada por Japón (83) y Suiza (82,6).
Los recortes en salud se pagan en salud y vidas. Estaremos mas enfermos y moriremos antes. La alta esperanza de vida da holgura para bajar los gastos, y ningún esfuerzo que haga el personal sanitario repercutirá en mejora alguna, ya que cualquier esfuerzo se trasladará a reducciones de gasto. O a aumento de beneficio de las empresas sanitarias.