China, el imperio del arroz, se rinde a la patata
Pekín, 24 ene (EFE).- China, tras muchos años de deliberaciones, ha designado oficialmente a la patata como su cuarto alimento básico principal, junto al arroz, el maíz y el trigo, una decisión que podría ser trascendental para la producción agrícola, el comercio exterior y la dieta del país más poblado del mundo.
La medida, anunciada a principios de este mes por el Ministerio de Agricultura chino, se traducirá en políticas de fomento de su consumo y mejora de su cultivo tanto en cantidad como en calidad.
China es desde 1993 el país con mayor producción de patatas del mundo (unos 100 millones de toneladas en 2014), pero debido a su elevada población, el consumo per cápita de este tubérculo es muy bajo, de unos 36 kilos por persona y año, cuando en Bielorrusia, el mayor consumidor per cápita, se acercan a los 200.
Según Sun Junmao, investigador del Instituto para el Desarrollo de la Nutrición y los Alimentos de China, la nueva consideración de la patata como alimento básico en el país llevará a doblar la productividad de las tierras de cultivo de ese alimento y a aumentar su extensión de los 5,3 millones de hectáreas actuales a 10 millones en 2020 (el equivalente a la extensión de Corea del Sur).
Ambas cosas conducirían a un aumento de la producción anual china de patatas hasta los 300 millones de toneladas a finales de la década, una cifra cercana al total que se cultiva actualmente en todo el planeta, y que muestra la decidida apuesta del país asiático por un tubérculo que hoy en día no es muy popular en su dieta.
Sin embargo, "los aspectos nutritivos de la patata son más completos que los del trigo, el arroz y el maíz", reconoció a Efe el especialista Sun, quien también subrayó la mayor adaptabilidad de su cultivo, capaz de crecer hasta en las áridas tierras del norte de China, cercanas al desierto mongol de Gobi y con perennes sequías.
"Se adapta a muchos tipos de tierra, a la altura, a los suelos poco salinos o hasta a los no fértiles", destacó el investigador, quien señaló que su adopción como alimento básico de la dieta china responde tanto al interés en mejorar la salud del ciudadano medio como en mejorar la explotación de los escasos recursos del país.
China siempre se ha lamentado de las enormes dificultades que supone alimentar a su población, casi un quinto del total mundial, con unas tierras de cultivo que suponen la décima parte de las del planeta, por lo que sus autoridades siempre han dado gran importancia a la planificación de su producción agrícola.
El trigo y el maíz (mayoritarios en el norte de China) suelen dar sólo una cosecha al año, y el segundo de ellos es especialmente exigente en riego y temperatura, mientras que el arroz, cereal que reina en el sur del país, es también sensible a los cambios climáticos y exige un trabajo intensivo.
La patata llegó a China a través de los comerciantes portugueses en el siglo XVII, se convirtió en un alimento de lujo en la corte de los emperadores Ming, y hoy en día es popular en algunas regiones del centro y suroeste del país, pero nunca ha llegado a alcanzar la fama que tiene, por ejemplo, en Europa central y del este.
Una de las razones de ello, apuntó el investigador Sun, es que en China se suelen reservar las mejores tierras al arroz, el maíz o el trigo, por lo que es frecuente que su calidad no sea la de los tubérculos de otras latitudes, y que muchas cosechas se pierdan por las plagas.
El programa de popularización de la patata en China incluirá mejorar esa calidad, introduciendo modalidades más resistentes a las plagas, pero además se fomentará su consumo de forma casi "subconsciente", al obligar la inclusión de fécula de patata en alimentos tan populares para los chinos como los fideos o el pan.
Según anunció a principios de este mes el ministro de planificación económica chino, Xu Shaoshi, se procurará que más del 30 por ciento de los ingredientes para ese tipo de alimentos provengan de ese tubérculo originario de la América precolombina.
Ya en febrero de 2010, China firmó un acuerdo con el Centro Internacional de la Papa (con sede en Lima) para lanzar un instituto de investigación conjunta en Pekín, con la finalidad de mejorar la productividad y calidad del tubérculo en el gigante asiático.