En realidad el problema de fondo es otro mucho más grave: hace 50 años, cuando alguien quería colocar unos ahorros iba a su banco a pedir asesorameinto y le asesoraban convenientemente. Eran los tiempos en que no había comisiones, ni gestores personales, pero su consejo era de fiar. Hoy la situación es la contraria, pedir consejo a tu banco es el mejor camino para quedarte sin ahorros, de ahí que esas preferentes y demás productos tóxicos se colocaran principalmente a las personas mayores que eran (y siguen siendo) las que confíaban en los consejos del banco.
Podría contar múltiples casos que conozco personalmente, incluso alguno en el que yo mismo dije "nunca pidas consejo a tu banco" y no me hicieron caso.
El problema es que la desfachatez llega a tal extremo que hoy en día se atreven a presionarte por teléfono o cuando no te queda más remedio que acudir a la oficina. De ahí que yo insista en que lo más importante es aprender a decir no, que no es tan fácil cuando se utilizan las técnicas más avanzadas para engatusarte.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.