Central nuclear de Lemóniz
Navegando por la red me he encontrado con algo que los que seáis del País Vasco seguro que ya conocíais, la historia de la central de Lemóniz.
Practicamente terminada pero nunca puesta en funcionamiento, con atentados, sabotajes y secuestros este relato copiado de la wikipedia no me ha dejado indeferente:
La central nuclear de Lemóniz es una central nuclear que no llegó a ser puesta en funcionamiento, situada en la localidad vizcaína de Lemóniz, en el País Vasco (España). Comenzó a construirse en 1972 y aunque el grupo I (de los dos de que constaba el proyecto) estaba terminado y únicamente estaba a falta de ser cargado con el combustible, fue paralizado por el gobierno español de Felipe González en 1984.
El proyecto
El proyecto de construcción de la central nuclear de Lemóniz surgió a principios de la década de 1970, como parte de un ambicioso plan de la empresa eléctrica vasca Iberduero (actualmente Iberdrola).
La oposición a Lemóniz
Desde el inicio, la construcción de la central se vio contestada por un amplio movimiento ecologista, y sobre todo por los vecinos y ayuntamientos de la zona, que se oponían a la construcción de la planta. A nivel político, se puede decir que la oposición más fuerte vino de las organizaciones de la izquierda nacionalista, como Euskadiko Ezkerra o Herri Batasuna. A favor de la central estaban las autoridades, franquistas primero, y posteriormente del centro-derecha, que abarcaban desde Alianza Popular, la UCD y el PNV. El PSOE mantuvo una postura ambigua respecto al asunto, contraria en un inicio, como las declaraciones de Txiki Benegas, pero posteriormente favorable, con declaraciones como el entonces ministro de Cultura del primer gobierno González, Javier Solana.
EL PNV defendía la construcción de la central, pues suponía la casi total independencia energética vasca, argumento que poco antes habían defendido los sectores de la izquierda nacionalista, y la recaudación de todo el IVA derivado del posterior consumo energético en beneficio del País Vasco, en virtud del Concierto económico.
El 14 de julio de 1977 se produjo en Bilbao una masiva manifestación contra la central de Lemóniz, que reunió cerca de 200.000 personas. Finalmente, en agosto de 1977, la Diputación de Vizcaya falla en favor de la empresa eléctrica, rechazando las alegaciones que los ayuntamientos y vecinos de la zona habían presentado.
Acciones violentas relacionadas con la construcción de la central
Es entonces cuando la organización terrorista ETA se une la causa anti-nuclear, la cual suscitaba gran apoyo popular, y entra en la lucha contra la construcción de la central. El primer atentado se produjo el 18 de diciembre de 1977, cuando un comando de ETA atacó el puesto de la Guardia Civil, que vigilaba las obras de la central. Uno de los etarras, llamado David Álvarez Peña, resultó herido y murió un mes más tarde, en el hospital.
El 17 de marzo de 1978, ETA colocó una potente bomba en el reactor de la central, causando la muerte a dos obreros (Andrés Guerra y Alberto Negro) y heridas a otros dos. La explosión causó además graves y cuantiosos daños materiales, que retrasaron aún más los plazos de construcción de la central. La irrupción de ETA produjo una división del movimiento antinuclear; una parte del movimiento se fue desmovilizando progresivamente, mientras otra se radicalizó, adoptando posturas de apoyo a la actuación de ETA.
El 3 de junio de 1979 muere una activista anti-nuclear, la donostiarra Gladys del Estal, tras recibir un disparo durante una concentración en Tudela (Navarra), en el día internacional de Acción contra la Energía Nuclear. El 13 de junio de 1979 ETA logra introducir una segunda bomba en el interior de las obras de la central, esta vez en la zona de las turbinas. La explosión de la bomba causa la muerte de otro obrero, llamado Ángel Baños.
La escalada de las acciones de ETA culminó el 29 de enero de 1981 con el secuestro del ingeniero jefe de la central, el bilbaíno José María Ryan. ETA concedió un plazo de una semana para que la central fuese demolida, amenazando con asesinar al secuestrado. A pesar de que una gran manifestación recorrió Bilbao solicitando la liberación del ingeniero, una vez transcurrido el plazo del ultimátum, ETA acabó con la vida de Ryan (que dejó mujer y cinco hijos de corta edad), causando una fuerte conmoción e indignación social, y la primera huelga contra ETA. El asesinato de Ryan supuso, sin embargo, la paralización de facto de las obras de la central. Iberduero paralizó las obras de la central a la espera de que el Parlamento Vasco apoyase explícitamente la continuidad de las obras.
En 1981 el gobierno central transfirió las competencias de energía al Gobierno Vasco, y a finales de año éste relanzó el proyecto de la central, con el apoyo del PNV, UCD y AP, creando una sociedad mixta con capitales públicos y privados para finalizar las obras y gestionar la central. Sin embargo, ETA atentó de nuevo, asesinando el 5 de mayo de 1982 al director de esta sociedad, Ángel Pascual Múgica.
Las obras estaban ya paralizadas totalmente, ya que los trabajadores se habían dispersado y no se había vuelto a arrancar el proyecto. Varios de estos trabajadores se encargaron de dinamitar el proyecto internamente, cortando cables, introduciendo arena en tuberías, y de otras muchas formas, de tal manera que cuando reparaban desperfectos por un lado tenían que volver a empezar a reparar por otro.
La última víctima de la «ofensiva» de ETA contra Lemóniz fue el niño Alberto Muñagorri, que quedó gravemente herido al dar una patada a un paquete bomba situado en la puerta de un almacén de Iberduero en Rentería. Sería uno de los últimos de los varios cientos de ataques y sabotajes que sufrió la empresa Iberduero en sus instalaciones, durante los años 1981 y 1982.
Paralización y abandono
En septiembre de 1982 el gobierno central asumió, mediante un decreto de intervención, la continuación y la realización de las obras de Lemóniz por el Estado. Sin embargo, un mes más tarde, el PSOE ganó las elecciones generales y no volvió a reanudar las obras.
Hasta el día de hoy la central nuclear de Lemóniz, prácticamente acabada, ha quedado a la espera de su utilización final. Descartada su utilización como central nuclear, se ha barajado la posibilidad de que se reconvierta en una central de ciclo combinado o incluso algún tipo de parque temático.
La empresa dueña de la central fue comercializando el equipamiento instalado y desmantelando la misma. A comienzos del siglo XXI no quedan en el lugar más que los grandes edificios vacíos.