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La crisis en Grecia cada vez se nota más en el día a día

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La crisis en Grecia cada vez se nota más en el día a día
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La crisis en Grecia cada vez se nota más en el día a día

No sé si habrá algún Rankiano que viva en Grecia ....

http://www.lavanguardia.com/lectores-corresponsales/20110915/54216770170/la-crisis-en-grecia-cada-vez-se-nota-mas-en-el-dia-a-dia.html

La crisis en Grecia pasó hace tiempo de ser un montón de vocablos financieros en los periódicos y unos augurios teóricos que la mayoría de la población no entendía a un problema que incide ya de manera directa sobre todo y sobre todos y más que nunca, durante estos últimos meses. No hay que pensar tampoco que en Grecia se viva una situación desesperada más propia de una posguerra o de un decadente sistema dictatorial con niños muriendo por la calle y gente peleándose por un trozo de pan. Ni mucho menos. Sin embargo es cierto que durante estos últimos meses la crisis se ha empezado a notar en el día a día inclusive transformando la morfología de los barrios.

Cuando se entra en fase de dramatismo todo es más oscuro y todo tiene un culpable fijo y estable pero no siempre es así (al menos en su totalidad). Llegan noticias -ciertas- de que los colegios en Grecia han empezado sin libros, los profesores imparten clases a base de fotocopias y en algunos lugares se venden copias ilegales de los libros de texto en CD a lo "top manta" y eso da una imagen de "cutrería suprema que vende muy bien cuando se quiere mostrar cuan hundido está un país. Esta situación ha sido más bien por un problema burocrático largo de contar que debido a la crisis. Sin embargo, si hacemos una primera derivada a este problema "ajeno" a la crisis nos encontramos con unas causas atribuibles a un sistema obsoleto, pesado y de larga burocracia e impericia y ahí si podemos, sin mucha imaginación, extrapolarlo a una parte de la crisis (o como mínimo en la capacidad de resolución de la misma).

Grecia ha optado como principal medida de reducción del déficit por el método de gravamen sobre el ciudadano (habrá métodos mejores, peores, factibles e imposibles, pero dejemos a los economistas analizar esto con detalle) y la consecuencia es que se nos está machacando por todos los lados. Aparecen nuevos impuestos a pagar después de presentar la declaración de la renta: extra tasa o "impuesto solidario" de hasta el 4% sobre los ingresos brutos anuales (dependiendo de los ingresos), nuevos impuestos para los autónomos (nueva tasa de 300€ para 2011 y 500€ de 2012 en adelante, independiente de los ingresos), nuevos impuestos para los propietarios en función de los m2 de propiedad, nueva tasa para los propietarios de vehículos de cilindrada superior a 2000cc (y bajando... la cilindrada), subida del IVA en bares y restaurantes del 13 al 23% (recordemos que desde septiembre del 2009 el IVA para todos los productos ya ha pasado del 19 al 23%), reducción de salarios (no sólo los funcionarios, sino también en el sector privado), reducción del mínimo exento de tasación, y largos etcéteras más.

Añadido a la crisis y por si éramos pocos, los carburantes han aumentado cerca de un 60% en el último año y medio. Hoy en día pagamos en la zona de Atenas 1,67 €/litro y en algunas islas se paga hasta 1,81 €/litro (unos precios de los más caros de Europa para un país donde el salario mínimo oscila alrededor de los 592€ mensuales netos). Esto ha provocado una caída importante de tráfico que afecta a todos los niveles (y el tráfico es un muy buen indicador de crisis en todos los países). Una de las primeras consecuencias es el cierre de más de 1.500 gasolineras a lo largo de todo el país (de las cerca de 9.000 que había) y las concesionarias de autopistas (algunas de ellas con capita español) tiemblan por todos los lados. Y no sabemos si hemos tocado fondo.

Cada semana, no exagero, hay en Atenas más tiendas vacías con el cartel de cerrado o en traspaso, más bares cerrados, más locales con carteles de "se alquila", "se vende" o "en liquidación". En mi barrio, uno de los hornos de pan hace tiempo que sólo acumula polvo en el interior de su desahuciado local; la zapatería sólo muestra estanterías vacías escondidas entre la oscuridad y un candado permanente en la puerta; la chocolatería ha desparecido; la heladería se resiste en subir persianas; una de las gasolineras lleva días sin abrir (tiene pinta de abandono); y la tienda de informática también así como la franquicia de comida rápida y la peluquería "fashion". Hay obras paradas por doquier y algunas con una imagen de dejadez lastimosa. Cada semana que pasa, se ve menos gente (o nadie) esperando en la calle para comer en el restaurante "donde siempre hay -o había- cola" o es fácil encontrar una mesa un sábado por la noche en el megabar de la esquina (aquellos que todavía pueden y tienen tiempo) para tomar una copa.

Quien conozca bien Atenas sabrá que sorprenden muchos barrios por la cantidad de tiendas y bares que hay (con densidades similares a las de Andorra la Vella, o como mínimo, esta es mi impresión). En pueblos pequeños donde nada invita a parar, te puedes encontrar cinco bares de copas y tres restaurantes y cada uno con un diseño impresionante. Todo esto o era insostenible y ha terminado por romperse o terceros motivos de índole económico ubicados más bien en la escala de grises hacían rentable su permanencia y ahora, en algunos casos, su "esencia de existencia" deja de tener sentido.

Detalles como por ejemplo llevarse a la oficina los utensilios de casa para preparase el tan tradicional café frappé para ahorrarse su coste en el bar, ir con bocadillos a la playa (hábito no tan común como en España) o compartir vehículo para ir a trabajar (sin necesidad de incentivos de políticas de transporte) muestran como el grado de preocupación va aumentando progresivamente. Hoy en día el miedo a perder el trabajo es atroz y, en absoluto, era así hace unos años.

Y todo esto, sólo de momento.

Sin pretender hacer premoniciones ni visiones apocalípticas, es bueno pensar (más que recordar, puesto que lo primero implica un ejercicio de reflexión y lo segundo no) que los griegos nos llevan entre año y año y medio de ventaja en su crisis y, ahora, los nubarrones grises cada día son más densos, y parece que el viento los atiza con más virulencia hacia el oeste.