Mi primera experiencia con un asesor fiscal
Recientemente me aconsejaron encarecidamente consultar a un asesor fiscal con motivo de un peliagudo asunto en el que me vi involuntariamente involucrada. Para hacerme yo una idea de la situación y de esta forma poder exponer con claridad el problema al asesor, dediqué previamente bastantes horas a leer consultas relacionadas con el tema en la web de la DGT (Dirección General de Tributos): http://petete.meh.es/Scripts/know3.exe/tributos/CONSUVIN/consulta.htm
Cabe señalar que no tengo formación específica en Economía o Derecho, o sea, que supuso un cierto esfuerzo para mí el tratar de entresacar información de allí.
Un familiar jubilado me recomendó un asesor fiscal que llevaba sus asuntos en la época en que estaba activo y trabajaba como autónomo, y al que todavía sigue acudiendo anualmente para hacer la declaración de la renta.
Pues bien, cuál no sería mi sorpresa cuando al llegar allí me encuentro con que el asesor no sabía de la misa la mitad y que hasta yo le daba mil vueltas. Incluso alguna de las afirmaciones tajantes que hizo, aparentando seguridad, contradecía claramente la doctrina de la DGT (como comprobé más tarde al revisar de nuevo las consultas). Con lo cual el único efecto de mi visita al asesor fue el que habría tenido de haber consultado a un psicólogo (siempre está bien lo de tener a alguien con quien desahogarse y que escuche con atención los problemas de uno, jeje). No creo pertenecer a la cofradía de la virgen del puño, pero confieso que me sentí estafada cuando me cobraron 20 euros por la consulta.
Que conste que no esperaba que el tal asesor fuese una enciclopedia andante (yo soy de las que opina que el saber sí ocupa lugar). Imaginaba que el hombre probablemente necesitaría tiempo para estudiar mi caso, que me pediría copia de los documentos más importantes, y que me citaría para una fecha posterior o simplemente me llamaría por teléfono para contarme sus conclusiones y aconsejarme sobre el mejor modo de proceder. Nada de esto ocurrió. Se limitó a poner cara de póker para que no se notase su ignorancia y a darme un par de indicaciones de sentido común.
Moraleja: no es oro todo lo que reluce, o, dicho de otro modo, no todos los asesores fiscales merecerían tal título.
Rastreando en el buscador de Rankia, he encontrado este comentario de hace un año en el blog de Fiscalidad, que viene muy al pelo:
https://www.rankia.com/blog/fiscalidad/425481-situacion-sector-asesoria-fiscal-i
"Otra cuestión es la falta de especialización, es decir que el que te hace la renta te vende un seguro o te hace una inversión como agente bancario. Complicado ser experto en todo eso a la vez, puede haber asesorías, sobre todo locales que realicen múltiples tareas, pero siempre es necesario que haya un especialista en cada uno de los campos, o por lo menos que 'no toque de oído' en todos."
Justamente esta es la impresión que me dio el susodicho asesor fiscal, que 'tocaba de oídas'.
Un saludo, y buen finde.