¿Qué deberíamos elegir para el ahorro a corto plazo, un depósito o un fondo monetario? Esta es la cuestión que me he planteado esta mañana.
Tradicionalmente los ahorradores más conservadores han optado por los depósitos como método de obtención de un mayor rendimiento que sus cuentas de ahorro sin dejar de lado el carácter conservador. El debate entra a partir de principios de año cuando el Banco de España comenzó a limitar las rentabilidades de los depósitos. Esto ha dado lugar a tener en cuenta otro tipo de producto, los fondos monetarios.
¿Qué clase de activo escoger entonces? Esta pregunta dependerá de las necesidades de cada inversor por lo que lo más conveniente es presentar las ventajas e inconvenientes que llevan consigo cada producto.
Rentabilidad
La principal diferencia es que, en un
depósito la conocemos de antemano (si nos encontramos en el periodo de inversión previamente establecido), y el fondo monetario los rendimientos no son conocidos de antemano.
Si establecemos un periodo de inversión de 1 año, los depósitos podrán ofrecer un máximo recomendado de 1,75% TAE. Este máximo a veces es superado mediante la ampliación del plazo, por ejemplo.
Los
monetarios, han obtenido una rentabilidad media en lo que va de año de 0,50% por lo que se quedarán por debajo de los depósitos. Pero esto no sucederá con todos puesto que existen algunos monetarios que su rentabilidad ya supera el 1,5%: Dinercam (1,91%) y Renta 4 Monetario (1,57%). Cabe recordar que una cartera equivocada puede llevar al inversor a obtener pérdidas puesto que también hay fondos monetarios que al cierre del semestre presentan minusvalías.
Liquidez
Es en este apartado donde los monetarios toman ventaja frente a los depósitos ya que con los fondos monetarios el partícipe puede recuperar la inversión en el momento que desee al valor liquidativo del día que se realice el reembolso. Además suelen estar exentos de comisiones por reembolso. Por contra, en un depósito, el banco si que suele penalizar con parte de los intereses acumulados.
Fiscalidad
Con los fondos en general y los monetarios en particular, tienes la ventaja de poder cambiar de fondo sin tributar, en cambio, con los depósitos hay que hacerlo cada vez que los renueves.
Inversión mínima
Los depósitos suelen requerir de inversiones mínimas más altas que los fondos monetarios, y en ocasiones, se limitan a clientes o entidades.
Con todo esto, el inversor en particular debe poder conocer que producto le interesa más y saber qué condiciones tiene cada uno.
¿Por cuál os decantáis?