Editorial de PABLO SEBASTIAN EN LA ESTRELLA DIGITAL
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=19/04/2006&name=manantial
Versión para imprimir Envia este articulo para un amigo
EL MANANTIAL DE LAS ESTRELLAS
La pesadilla española
Pablo Sebastián
Bajo el título de “La pesadilla debería acabar”, el diario El País (18-IV-06) reproduce un lúcido artículo del filósofo italiano Paolo Flores D’Arcais en el que analiza la crisis política y democrática de su país, centrando su disertación en la persona de Berlusconi, al que califica como la pesadilla de Italia, por el inmenso poder mediático y económico que atesora y le permite no admitir la derrota electoral que sufrió hace pocos días. Sin embargo, lo llamativo de su exposición y lo que seguramente no imaginaba el filósofo italiano al hacer su certero diagnóstico de Italia es que, de manera simultánea, dibujó con asombrosa perfección el alma enferma de la nación española, la pesadilla española, que nada tiene que envidiar a Italia en sus dolencias, sino más bien al contrario, por causa de los serios problemas de unidad nacional, terrorismo —dicen que en vías de solución— y reforma constitucional encubierta que sufre España.
Escribe Flores D’Arcais: “En una democracia liberal prima la división de poderes. La autonomía recíproca y el recíproco equilibrio de poderes entre las diversas esferas. La democracia liberal es un sistema de autonomías que impide a los poderes hacer bloque, hacer establishment, y que supone un riesgo y sería la antesala del autoritarismo. Y no se trata sólo de los tres poderes de Montesquieu, obviamente. En una democracia liberal moderna son y deben ser autónomos (con control recíproco incluso hasta el conflicto) el poder político, el económico, el sindical, el mediático, el cultural (y además, como es obvio, el judicial; en cuanto al poder de la Iglesia, no debe existir ninguno). Y dentro de cada poder, no se admite el monopolio, sino que es taxativo el respeto al pluralismo”.
Y añade: “Son cosas obvias. Pero son cosas que en Italia, desde hace años, han sido abolidas. Y hasta que no sean restauradas no se podrá hablar de democracia”.
Estamos de acuerdo porque en España ocurre otro tanto, aunque en nuestro país tenemos una situación distinta a la italiana en las apariencias pero no en el fondo. Aquí no existe un Berlusconi que aúna en sus manos todos los poderes, pero existe una alianza de hierro entre el PSOE, sus editores mediáticos y su círculo empresarial, que copan los poderes del Estado y los fácticos de su entorno de una manera implacable. Y desde la llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con mayor motivo porque, en sólo dos años, se ha reforzado de una manera escandalosa el control del Ejecutivo sobre la totalidad de los canales de televisión de difusión nacional, tanto estatales como los privados (TVE 1, TVE 2, Antena 3, La Cuatro, Telecinco, La Sexta, Canal Plus y Canal Satélite Digital).
Incluso la televisión de Berlusconi en España —Telecinco, bajo control de Mediaset— está a las órdenes del Gobierno, y emite programas informativos próximos al PSOE y marcados más por los sucesos y escándalos que por la información general, un modelo exportado de Italia que los dueños de Antena 3 TV —Planeta y Agostini— reproducen con el argumento de la audiencia, pero para no crear problemas al Gobierno, de la mano de su primer gestor, Mauricio Carlotti, el máximo ejecutivo de la cadena formado en la escuela de Berlusconi. Los ocho canales nacionales de televisión que existen en España están hoy ¡al servicio o bajo el control del Gobierno!, siendo el Grupo Prisa el buque insignia de la flota audiovisual. Ellos solos controlan varias cadenas: Canal Satélite, La Cuatro, Canal Plus y Localia.
Que en España no hay separación de poderes del Estado, eso es una realidad desde el inicio de la transición. En España, el partido o coalición que gana las elecciones se queda, como en Italia, con los poderes de Montesquieu
—ejecutivo, legisl