La estafa de Rajoy, cada vez mas voces denunciando el atropello de estos politicos
El impuestazo del Gobierno del PP
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12.01.2012Gabriel Calzada3
Un consejo de ministros. Eso es lo que tardó el Gobierno del PP en estafar a su electorado y mentir a todos los españoles.
En apenas unos días, pasamos de escuchar al presidente decir que subir los impuestos no era su intención, ni lo más razonable, a realizar la subida más salvaje de la historia impositiva española. No es que me sorprenda.
Tengo por costumbre no creer lo que dice una persona con cargo político porque es un irresponsable desde el mismo momento en el que no se responsabiliza del coste de las medidas que adopta. Pero el efecto será tan grave que exige una movilización de la ciudadanía contra el nuevo Gobierno que exija la marcha atrás inmediata del hachazo impositivo.
La decisión del viernes 30 de diciembre de realizar un ajuste mediante un recorte presupuestario de 9.000 millones y un aumento de impuestos de 6.000 millones es inmoral, dañará gravemente la economía española y contradice los principales lemas de Mariano Rajoy, motivos más que sobrados para deslegitimar políticamente al nuevo Gobierno. En el fondo, la cuestión era bien sencilla.
El Gobierno tenía que decidir si el problema del déficit público se debía a un Estado y un gasto público excesivamente grande o a unos impuestos y unos ingresos insuficientes que impedían mantener un Estado que tenía un tamaño razonable.
Montoro, De Guindos y Rajoy tenían que decidir si recortar decididamente el tamaño y las funciones del Estado, devolviendo a la sociedad civil el protagonismo en numerosas áreas usurpadas por la política y la burocracia estatal o si, por el contrario, debían combinar una histórica subida de impuestos con una serie de recortes de gasto por aquí y por allá para mantener la inmensidad del sector público ampliando la losa que aplasta a familias y empresas privadas. Desafortunadamente, decidieron lo segundo, convirtiendo este país en un infierno fiscal.
Los españoles ya soportábamos impuestos de carácter confiscatorio antes del ataque impositivo de Rajoy contra los asalariados y los ahorradores. Por mucho que los socialistas de todos los partidos siguieran repitiendo la cantinela de que los impuestos en España eran bajos comparativamente hablando, la verdad es que nos estaban friendo a impuestos bastante más que a los ciudadanos de otros países europeos. Para niveles homogéneos de renta, los españoles pagábamos impuestos similares a los alemanes y sensiblemente superiores a los irlandeses o los franceses.
Tras el decretazo impuesto por el Gobierno del PP, la clase media española soportará una tributación sobre las rentas del trabajo más elevada incluso que los suecos cuyo salario ronde los 35.000 euros al mes (por ejemplo, para unas rentas del trabajo de 35.000 euros, los españoles pagarán el 40% frente al 30% de los suecos).
Además, España pasa ahora a ocupar la tercera posición europea en cuanto al tipo impositivo máximo sobre la renta (52%). Si a esto le seguimos llamando impuestos confiscatorios es porque no encontramos un adjetivo que refleje la realidad.
Golpe al ahorro y la inversión
Pero eso no es todo. El Gobierno ha decidido dar un durísimo golpe al ahorro y la inversión elevando el impuesto sobre las rentas del ahorro hasta el 27% justo cuando más falta hace que los españoles se animen a ahorrar.
Si alguien en el Gobierno piensa que la crisis es fruto de un consumo insuficiente tendría cierta lógica esta decisión, pero si convenimos que el problema surge de un exceso de crédito y de gasto, la solución sólo llegará cuando ahorremos más y gastemos menos.
Al parecer, el nuevo Gobierno sigue manteniendo los viejos mitos keynesianos según los cuales lo importante es elevar la demanda agregada. Más allá del error intelectual que supone la medida, el efecto será una huida de la inversión y del ahorro.
¿Y todo esto para qué? El PP ha decidido dar a la clase media española el sablazo más duro de la historia para que el elefantiásico sector público español pueda seguir existiendo y las organizaciones parasitarias, como los partidos políticos, los sindicatos y la patronal, sigan viviendo a costa de los asalariados y los ahorradores españoles.
La excusa del Gobierno para llevar a cabo esta vuelta de tuerca impositiva que tanto dañará a la clase media es ridícula. El déficit del 8% no ha sido una sorpresa para nadie.
Rajoy y su equipo sabían perfectamente que ése sería el desajuste presupuestario con el que se iban a encontrar, pero han querido hacerse los sorprendidos para justificar la inmoralidad de hacer pagar a los asalariados las deudas que han dejado políticos y aventureros financieros.
El Gobierno podía haber reducido drásticamente el tamaño del hiperestado que ahoga la sociedad civil, pero ha preferido mantener el statu quo haciendo pagar a justos por pecadores.
Esa es la triste realidad con la que Rajoy se ha cargado de un plumazo la previsibilidad y el honor a la verdad de los que pretendía hacer gala. A los apaleados ciudadanos sólo les queda rebelarse y exigir la revocación de esta gran estafa.
http://www.expansion.com/2012/01/12/opinion/tribunas/1326398644.html
“Los dos guerreros más poderosos son paciencia y tiempo.” (León Tolstoi)