El PSOE lleva meses bajando en las encuestas, aunque su lento descenso haya pasado desapercibido. El sondeo de Metroscopia este domingo coloca a los socialistas con el 19% de los votos, casi cuatro puntos más abajo que en noviembre del año pasado. Y no es solo Metroscopia que observa esta caída: el promedio de sondeos de EL PAÍS, con datos de 12 encuestadoras, también sitúa al PSOE cuatro puntos por debajo.
La bajada del PSOE arrancó en otoño, coincidiendo sobre todo con
la crisis catalana, y se explica en gran medida por el auge de Ciudadanos, que le habría arrebatado una cantidad no despreciable de votos. Los sondeos de
Metroscopiaen marzo y abril dicen que el 10% de votantes socialistas ahora elegirían al partido de Albert Rivera.
Además, en estos meses el PSOE ha visto reducirse su dominio en la izquierda. Los socialistas todavía tienen un saldo a favor con Podemos, porque hay más personas saltando de Podemos al PSOE (7%) que haciendo el viaje contrario (3%). Pero esos flujos les eran mucho más favorables en noviembre, cuando según Metroscopia alcanzaban el 14% y el 3%, respectivamente. Desde entonces el partido de Pablo Iglesias ha reducido esas fugas y mejora su tasa de fidelidad en dos o tres puntos, lo que explica su repunte.
El PSOE se ha convertido en un partido con votantes indecisos y poco fieles. Sólo el 50% de sus partidarios en 2016 aseguran ahora que repetirían su voto si mañana hubiese elecciones. En noviembre esa cifra era del 65%, lo que es otro mal síntoma.
No está claro si estos datos preocupan en el PSOE. Su secretario de Estudios y Programas, José Félix Tezanos,
dijo en marzo que los sondeos de medios son "una especie de brujería", pero Pedro Sánchez estuvo más cauto hace unos días, cuando afirmó que sin elecciones en el horizonte los sondeos tienen menos valor.
El electorado de izquierdas está desmovilizado y es verdad que se reactivará en parte cuando haya elecciones. Ese argumento da cierta tranquilidad al PSOE por dos motivos: porque están ganándole las transferencias a Podemos, y porque tienen un 28% de ex votantes indecisos, que son votantes probables. Pero confiar en ese grupo es un juego peligroso: los indecisos a menudo acaban repitiendo su voto, pero también puede ocurrir que no lo hagan, que cambien de partido o se queden en casa en lugar de ir a las urnas. La desmovilización que vemos alrededor del PSOE no tiene que ser irreversible, en definitiva; pero nunca es una buena noticia.