Soluciones para ZP
NOTICIA DEL CONFIDENCIAL.COM
El alcalde de Nueva York ha sido el ideólogo de una fórmula mágica para acabar con la mendicidad: invitar a los homeless a marcharse de la ciudad, comprando billetes de avión que les entrega gratuitamente para que abandonen la Gran Manzana lo antes posible. Pues bien, si el Ayuntamiento de Marbella decidiera hacer lo mismo, le saldría barata la cosa porque, según el concejal de Bienestar Social de Marbella, Manuel Cerdeña, Marbella solo tiene tres pobres.
“Tres eran tres, los mendigos de Marbella”, que se decía también de las hijas de Elena. De golpe y porrazo el PP se ha quitado de encima a los traficantes de drogas, los de armas, las bandas callejeras, los asesinatos, los maltratadores y, por último, a los mendigos. Lo dicho, en Marbella, no hay pedigüeños.
Para la Delegación Municipal de Bienestar Social, "actualmente, la localidad cuenta sólo tres mendigos en todo el término municipal perfectamente identificados". Los pobres que deambulan por las oficinas de Caritas y de otras organizaciones benéficas no cuentan. Si a Zapatero le funcionara esta fórmula, podría quitarse de encima a los más de cuatro millones de parados generados en España.
Sin ningún tipo de rubor, el concejal hizo una somera descripción del perfil de los tres mendigos: son personas con una situación familiar muy concreta, una media de edad que ronda los 45 años y, curiosamente, tampoco son de Marbella. Además, la causa que les llevó a la mendicidad no fue su cuenta bancaria sino su salud.
La periodista que escuchó estas declaraciones no salía de su asombro mientras el concejal seguía con discurso, más propio de Groucho Marx que de un político: “Marbella es un pueblo tremendamente solidario y si algún marbellí se entera de que algún vecino le hace falta algo, no suele dudar en facilitárselo”. Es por eso que, según el concejal, la ciudad cuenta tan sólo con tres mendigos en todo el término municipal.
Recordando los tiempos de Jesús Gil
Este panorama hace "innecesaria" la creación en la localidad de un comedor social, sencillamente, porque en su opinión caería en desuso y los esfuerzos del PP no se ciñen a la limosna. Unas palabras que tienen cierto tufo gilista. No en vano, el Partido Popular consiguió la victoria con gracias a los votantes heredados del GIL.
En esa época del oropel la ciudad también estaba limpia de mendigos. Pero en realidad no era así. Algunos todavía recuerdan a Klauss, un alemán que por opción propia decidió vivir de la mendicidad. El hombre de barba blanca contaba que la policía, cuando lo veía mendigando por las calles, lo llevaba más allá del arco de San Pedro, y le pedían que no volviese por Marbella. El siempre regresaba porque tenía su vida en la ciudad. Un día apareció con la cara destrozada.
Mientras Jesús Gil dejaba la ciudad sin mendigos, las mafias internacionales se instalaban en la Costa del Sol y las palizas de la policía local iban siempre contra los más desfavorecidos: inmigrantes, toxicómanos, mendigos. Así se construyó la madriguera de los maleantes ‘de clase alta’, esos de guante blanco que han dejado rota la ciudad. Pero eso sí: sin mendigos.
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Como la lea la pone en marcha, y dice que tiene pleno empleo. Este lumbreras capaz...