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Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

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#301

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Me has derrotado pero menos mal q quien dice q no somos un imperio, mira en tu d.n.i. nacionalidad, si me dices que no pone españa me hundes como drake, ves cono ak final tanto dar vueltas y somos todos españoles

#302

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

#303

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

En los prolegómenos de la guerra civil, un joven alto, de buena presencia y siempre impecablemente vestido comenzará a destacar con fuerza propia en el panorama político: José Antonio Primo de Rivera. Sus ideas, energía y carisma harán de él un líder en el que tantos se vieron reflejados y al que tantos amaron. Será precisamente a través de los enamorados ojos de Marián Acosta, la hija mayor de una distinguida familia madrileña, como veremos ascender a José Antonio de simple abogado a fundador de la Falange, así como su posterior encarcelamiento y muerte. Sin embargo, los estrechos vínculos de todos los miembros de la familia con José Antonio traerán trágicas consecuencias: el padre, don Antonio, un conocido defensor de la causa republicana, y José María, el vástago menor, serán cruelmente fusilados, mientras que Ignacio, un joven idealista que estará presente junto a Primo de Rivera en la gestación del partido, salvará la vida milagrosamente.Amargado y resentido por la ejecución sumaria de su padre y hermano, por el cruel destino del país y por todo el sufrimiento generado, Ignacio solo encontrará consuelo en su hermana y en un joven y sa...

#304

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Estan completamente adoctrinados, dan la vuelta a una mentira hasta hacerla verdad, todo para creer en su existencia divina

#305

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

asi es , llevo casi diez años intentando que los argumentos y la informacion prevalezca ante la manipulacion y yo ya estoy acostumbrado, pero he hecho de esto casi una vocación  "enseñar al que no sabe"....jjj saludos y a seguir opinando

#306

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Vamos a ver, si con libro de texto te refieres a la wiki, que es lo único que se te ha ocurrido compartir, entonces estamos jodidos. Si todo tu conocimiento se reduce a la wiki, no se que estamos haciendo hablando contigo...

Como la pregunta te la hice yo, te la voy a contestar yo... Felipe II no pudo ser rey de España porque España no existía desde el punto de vista jurídico. Sí que existían los reinos de Aragón, de Castilla, de Portugal, de Navarra. De estos reinos sí fue rey, además de conde de Barcelona, etc... Cuando alguna vez se hace referencia al reino de España o al rey de España en aquella época, no es otra cosa que una figura retórica sin contenido jurídico. También se utilizaba rey de las Españas, término preferido por ellos, para hacer referencia a diferentes realidades estatales en manos de un mismo monarca. Cada uno de esos reinos mantuvieron sus fueros y su idiosincrásia jurídica, vamos, que eran países diferentes. Se habla de España en esa época como delimitación territorial para hacer referencia a todos los territorios peninsulares. ¿Existían Alemania o Italia en aquella época? No, son dos países que no existen hasta el siglo XIX. ¿Se habla en la época de Felipe II de Italia y Alemania? Sí, incluso a un estudiante que viniera a estudiar a Salamanca desde cualquiera de los territorios de la península Itálica se le llamaba italiano. 

En fin...

#307

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Bien existia cataluña como nacion, en fin existe cataluña hoy como nacion,en fin punto final con tu idea no crees,

#308

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Desde q os da por decir de la existencia de españa cono tal y no nos vamos a epocas preromanas ni godas, scentuais el modelo de nacion actual, no?

#309

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Sí, mejor dejarlo porque los que os revolcáis en vuestra ignorancia no tenéis solución.

#310

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Por ignorancia te refieres a dar argumentos, te repito españa decis q es una nacion con denominacion como tsl y le poneis fecha, pero es que no me sabeis decir de cataluña lo lropio

#311

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

«La nación hispana o la Hispania Universa, no supo unirse contra Roma. Defendida por los Pirineos y el mar habría sido inaccesible. Su pueblo fue siempre valioso pero mal jerarquizado»,  Lucio Anneo Floro, historiador latino.

Hispania, que procede probablemente de la palabra fenicia «  I-span-ya» («Tierra de metales»), fue la denominación que los romanos pusieron a la región romana que ocupaba la totalidad de  la Península Ibérica. Como es habitual con los nombres elegidos por los romanos, la delimitación no respondía a la realidad tribal y se trataba de una decisión meramente geográfica. Hoy en día, aquella provincia romana está ocupada por tres entidades políticas distintas,  PortugalEspañael Principado de Andorra, cuyas formas actuales costaron siglos de luchas y alianzas.

El sueño de una Hispania cristiana

Si bien la Monarquía visigoda buscó la creación de un único reino en toda la Península Ibérica, los visigodos tuvieron que compartir originariamente el territorio con los suevos, instalados en el noroeste (« Galliciense Regnum»), y los bizantinos, que controlaban zonas del sur. Por esta razón, tras unificar la mayor parte del territorio de la España peninsular a fines del s. VI, el rey Leovigildo solo pudo proclamarse monarca de « Gallaecia, Hispania y Narbonensis».

 

Pero no desistieron los visigodos en su empeño de crear conciencia de una única monarquía cristiana, como bien recogen las obras históricas del arzobispo  San Isidoro de Sevilla. Este clérigo hijo de padre hispanorromano y de madre goda eleva a España a la categoría de Primera Nación de Occidente en su libro « Historia Gothorum»: «De cuantas tierras se extienden desde el Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, oh sagrada y feliz España, madre de príncipes y de pueblos». El texto de San Isidoro de Sevilla se convirtió en lectura obligatoria para todos los príncipes cristianos que habitaron la península durante la Edad Media. Era el viejo sueño aparcado.

 

Esa idea de una única entidad «hispana» pervivió en la mitología e imaginario de los escasos núcleos donde la invasión árabe no consiguió penetrar. Pocos años después de  la batalla de Guadalete, en el 711, nada quedaba del  Reino Visigodo, salvo pequeños reductos liderados por nobles norteños. A partir de este punto, la denominación de España se entendía, según el bando, como los reinos cristianos o como la zona musulmana. Por ejemplo, en tiempos del  rey Mauregato de Asturias fue compuesto el himno «O Dei Verbum» en el que se califica al apóstol Santiago, patrón de la España cristiana, como «dorada cabeza refulgente de “Ispaniae”».

Unión de reinos con los Reyes Católicos

Los reinos medievales eran estructuras débiles y poco unificadas. No fue hasta el comienzo de  la Edad Moderna, con la reducción del poder de la nobleza y el clero, cuando surgieron los embriones de los estados modernos por toda Europa. El intento español corrió a cargo de  los Reyes CatólicosFernando de Aragón Isabel de Castilla, que unificaron las dos coronas más poderosas de la península en 1469 y cuyos descendientes heredaron una algarabía de reinos ibéricos, también Navarra y Granada, que se conocían, entre otras denominaciones, como «las Españas».  El Descubrimiento de América y la Conquista de Granada, ambos hechos acontecidos en 1492, están considerados simbólicamente como el origen de la España moderna.

Sin embargo, en opinión de muchos historiadores la unión dinástica no es un hecho suficiente para hablar de una única entidad política porque ni siquiera existía una integración jurídica. Los Reyes Católicos unificaron  la política exterior, la hacienda real y el ejército, pero lo hicieron respetando los fueros y privilegios de cada uno de sus reinos.

«A mediados del siglo XV, en la Península Ibérica no quedaban más que cuatro reinos cristianos:  Portugal, Castilla, Aragón y Navarra. Los cuatro se consideraban originales, distintos, pero hermanos: todos eran españoles. A pesar de las diferencias políticas, existía una solidaridad indudable, compartían la idea de reconstituir la unidad política perdida. Los enlaces matrimoniales estaban destinados a recuperar la unidad peninsular y la boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en 1469, puso los cimientos de ese proceso», argumenta en sus estudios el hispanista  Joseph Pérez, quien no duda, sin embargo, en otorgar una configuración, identidad y conciencia de España a partir de la unión dinástica.

De una forma u otra, la palabra España perdió su significado meramente geográfico con la unión dinástica. Aunque todavía no se puede hablar de solo un reino,  la dinastía de los Habsburgo utilizó entonces la designación de Rey de España para hacer referencia a sus posesiones en la Península Ibérica. Así,  Felipe II es denominado desde su nacimiento  Príncipe de España.

A raíz de esta unión dinástica y de estas nuevas titulaciones comenzaron a surgir voces críticas contra la preeminencia de  Castillasobre el resto de reinos que formaban España. Los historiadores catalanes han acusado tradicionalmente a Castilla de apropiarse de  la identidad española. Las razones son evidentes. Los castellanos suponían el 80% de la población y ocupaba tres cuartas partes del territorio peninsular en el momento de la unión dinástica. No es de extrañar, por tanto, que el timón de esta nueva entidad tuviera protagonismo castellano, así como que los escritores castellanos de la época no hicieran distinción entre castellanos y españoles.

El historiador  Henry Kamen, en su libro « España y Cataluña: Historia de una pasión», recuerda que no se trata de un fenómeno aislado puesto que «en otros países de  Europa los regentes políticos del centro territorial, económico o político han tendido siempre a identificarse como el verdadero estado y despreciar a las zonas periféricas».

De monarquías-Estado a Estado-nación

Con la llegada de  la dinastía de los BorbonesFelipe V se puso al frente por primera vez del « Reino de España». Hasta entonces no había existido ese término. Pero una cosa es la fundación del reino, y otra la de un estado-nación español tal y como lo entendemos hoy en día. Aquel fue un proceso mucho más lento, que exigió dos siglos de un intenso intercambio cultural y comercial entre las regiones españolas.

La mayoría de historiadores apuntan a  la Guerra de Independencia, en concreto a  la Constitución de Cádiz de 1812, como el nacimiento de la idea de España como nación. En plena invasión napoleónica, la promulgación de una constitución de corte liberal dejó recogido en su artículo 1 a la «Nación española» como «la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios». El resto del convulso siglo XIX dio forma –con la pérdida de las colonias,  las Guerras Carlistas y las sucesivas crisis políticas– al concepto de nación española que tenemos en la actualidad.

Este proceso fue similar en el resto de Europa, donde  la caída del Antiguo Régimen sustituyó a los Estado-imperio, ciudades-Estado y monarquías-Estado por los Estado-nación. El cambio de paradigma queda retratado en cómo las sucesivas ediciones del  Diccionario de la lengua española modifican radicalmente el concepto de «nación». En 1780, era «la colección de habitantes de alguna provincia, país o reino»; mientras que un siglo después, en 1881, era «el estado o cuerpo político que reconoce a un centro común supremo de gobierno».

Este proceso de crear una identidad nacional tuvo un enorme éxito en sus orígenes en la mayoría de territorios españoles, sobre todo en los más industrializados,  véase Cataluña y el País Vasco, pero sufrió varias anomalías en su fase intermedia. El enclenque desarrollo de la red ferroviaria, de la escuela (un gran factor de cohesión) y la mala salud del ejército a finales del siglo XIX terminaron manifestando el descontento de algunos sectores dirigentes frente a ese estado nación español. En  Cataluña, los industriales textiles perdieron mucho volumen de negocio con la caída de las últimas colonias y decidieron hacer una apuesta hacia otros proyectos de nación. Ese es  el origen de los nacionalismos  excluyentes periféricos, que no del independentismo, siempre marginal acaso hasta fechas recientes

#312

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

Si gracias, si intento q respondan con sus argumentos pero ellos lo evitan porque saben q les pillas y sueltan lo primero q se les ocurre pero luego no responden llegan a intentar hacer ver q el otro no existe oara hacer realidad lo suyo, pero no pueden entenderlo

#313

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

No les sacas de sus condados q apatecieron de la nada y q antes no existe nada y aun creen q spn un pais, animo y arriba cantabria cadiz, melilla y la convivencia

#314

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

¿Cuándo fue Cataluña nación?: Jamás. El Condado de Barcelona y con él toda Cataluña fueron desde el siglo XII (1164), y bajo el reinado de Alfonso II, primer rey de Aragón, parte de aquel reino que, desde entonces, se constituyó como unidad política, reuniéndose posteriormente con el de Castilla, mediante el matrimonio de Fernando II de Aragón (y V de Castilla) y de Isabel I de Castilla, en la nueva unidad denominada España, reforzada con la conquista de Granada y con la anexión de Navarra. Así pues, Cataluña, desde siempre, históricamente hablando y desde que existe memoria de dicha región, al igual que las de Galicia, Asturias, León, Andalucía, Extremadura y todas las demás, son parte integrante de la única Nación política que las integra; es decir, España.

Por otra parte y estudiando en profundidad la génesis de Cataluña, nos encontramos con otras falsificaciones de los nacionalistas, tales como el autogobierno parlamentario del Principado, (Generalitat) de la que dicen ser más antigua que las instituciones aragonesas y castellanas y así mismo la antigüedad del idioma. Ambas falsedades se desmontan fácilmente con datos incontestables.

La Generalitat no existe hasta el siglo XIV, mientras que las Cortes de León, por poner un ejemplo “español” muy anterior, son de 1188, (siglo XII) y en ellas se establecen principios de gobierno con los que Cataluña no podría ni soñar, como fueron la inviolabilidad del correo y del domicilio, así como una Justicia independiente de los señores y que se ejercía por jueces nombrados por el rey. En cuanto al idioma, los expertos en filología saben que el castellano es, por lo menos, un siglo anterior al catalán y que éste es un dialecto del provenzal, aunque provenga del común tronco latino, como el astur-leonés o el gallego que, dicho sea de paso, dio origen al portugués.

No hubo jamás un Príncipe de Cataluña, como algunos pretenden, sino un Conde de Barcelona y otros Condados catalanes, denominación historiográfica que designa a los condados que aparecen en el noreste de la península Ibérica a partir de la Marca Hispánica del Imperio carolingio (siglo IX). Y que es un territorio aproximadamente coincidente con la denominada Cataluña vieja y lo que actualmente son el principado de Andorra y la Cataluña francesa. Los condados más orientales acabaron siendo incorporados al condado de Barcelona y formaron parte de la unión dinástica con el reino de Aragón en la llamada Corona de Aragón (1162), mientras que el condado de Urgel mantuvo su dinastía propia hasta 1413 y el de Pallars Sobirá hasta 1491. Las taifas (reinos musulmanes) de Tortosa y Lérida habían sido conquistadas por el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV (en 1148 y 1149 respectivamente), y no se constituyeron como nuevos condados sino que Ramón Berenguer adoptó el título de marqués de estos territorios. Aunque los términos Catalania y catalanenses se encuentran por primera vez en forma escrita hacia 1172 en el poema pisano Liber maiolichinus de gestis pisanorum illustribus y ya se encuentran referencias al conde de Barcelona como Princeps en las actas de consagración de la catedral románica de Barcelona (1058) y en los Usatges de Barcelona, la denominación Principado de Cataluña (Principatus Cathaloniae) no aparece documentalmente hasta 1350 y la corte condal nada tenía que ver con una soberanía real y Cataluña fue siempre gobernada, desde su incorporación al reino de Aragón y luego a Castilla, por un Virrey. [2] Y, mientras fue integrada por unos condados de la llamada Marca Hispánica, estos pertenecieron a veces a la Occitania y otras, a Aragón, e incluso tuvieron cierta autonomía, pero muy lejos de poder ser entidades políticas comparables a los diversos reinos ibéricos.

Quede por tanto claro que Cataluña, como tal, no existe hasta muy a finales del siglo XII, y como Principado tampoco existe hasta el siglo XIV y desde luego nunca fue un reino y mucho menos una nación. En este sentido ha de quedar también muy claro que no existía Cataluña en el 987, como pretendieron los nacionalistas, celebrando el milenario en los años 80 del siglo XX. A la altura del siglo XII sí que existían otros reinos en la Península Ibérica: Asturias-León, Castilla, Navarra, con una estructura administrativa y política de Estado y con un Rey al frente de los mismos, así como gozando de instituciones representativas que eran las Cortes, donde se establecían libertades, se votaban censos y tributos y se obligaba al soberano a consultarlas para hacer la guerra o concertar la paz.

Pero, a mayor abundamiento, si repasamos la historia, (de la que tanto cacarean los nacionalistas) desde sus orígenes, veremos que tanto el catalanismo como el vasquismo son, en palabras de Unamuno, simples “pruritos nacionalistas” muy recientes, que en nada se corresponden con su pasado español perfectamente contrastado, sino que nacieron muy a finales del siglo XIX y que derivaron a posiciones antiespañolas que en nada se corresponden con su acendrada fidelidad histórica a España

Pondremos un ejemplo medieval (S. XIV) y un par de ellos modernos (S. XIX) para no extendernos demasiado en algo que está perfectamente demostrado a pesar de la feroz posición contraria de los nacionalistas actuales:

Cuando las expediciones aragonesas a Grecia y a Turquía, donde Aragón fundó los ducados de Atenas y Neopatria, los soldados catalanes, llamados Almogávares, entraban en combate, no exaltando a Catalunya, sino al grito de: ¡Aragó, Aragó!

Cuando se convocan las Cortes de Cádiz, (1810) para tratar de organizar el desastre español que se produce con la invasión napoleónica, la Junta de Cataluña exige de sus diputados el siguiente juramento:

“¿Jura Vd. contribuir con todas sus fuerzas a que se verifique la unión de todas las provincias en un gobierno superior?”

Y durante la propia Guerra de la Independencia, en el Sitio de Gerona, glorificado hasta la máxima exaltación patriótica por todos los historiadores, las milicias catalanas cantaban (en su propio idioma):

“Digasmi tu Girona

Si te n´arrenderás.

¿Com vols que me randesca

si Espanya non vol pas?”

Queda, según esto bastante claro que la conciencia de entidad nacional catalana históricamente es una falacia propalada en 1830, con el romanticismo de la Renaixenca o con las Bases de Manresa de 1892, todo lo cual casaba bastante mal con la actitud proteccionista del gobierno de España hacia Cataluña y el País Vasco que en aquellas mismas fechas, creaba una legislación aduanera contraria al librecambio, que imponía fuertes derechos de entrada a las mercancías extranjeras, precisamente para favorecer a las industrias manufactureras de ambas regiones, fuertemente amenazadas por Inglaterra, Francia y los Estados Unidos., como ya dejamos dicho líneas arriba.

En definitiva: ni la lengua, ni las costumbres, ni consideraciones de índole geográfica, étnica, comercial o sentimental alguna, son las notas constitutivas de una nación. La nación surge de las circunstancias políticas que la forman y la tipifican y, por ello es tan ridículo decir que Cataluña o Vascongadas son naciones, como atribuir a Ginebra o a Zurich igual calificativo, pues a pesar de las enormes diferencias que existen entre la región ginebrina y la zuriquesa, no hay allí otra nación que la nación Suiza, que es quien políticamente las une y las vertebra.

Igual consideración cabe hacer de la unidad nacional de China o India, países en que conviven más de cien lenguas diferentes y casi otras tantas razas, amén de distintas religiones, tendentes por su especial idiosincrasia a establecer notables diferencias entre el modo de pensar de unos y otros. Sin embargo nadie cuestiona la entidad nacional de los gigantes asiáticos y vamos a ser nosotros, los enanos europeos, para quienes el agrupamiento es vital, los que desechando el viejo principio de que “La unión hace la fuerza”, queramos desgajar España, empezando por Cataluña y las provincias vascongadas, hasta independizar unas de otras a las diez y siete taifas en que insensatamente se ha dividido nuestro gran país.

Y, para terminar: esa bandera de la que tanto usan y abusan los nacionalistas catalanes y que llaman “senyera”, no es catalana; es la bandera del antiguo reino de Aragón [3]. A Wifredo el Velloso, a quien aludimos al principio, como parte de la visión de que fue el creador originario de Cataluña, se le atribuye también el origen de la bandera de las cuatro barras. Esta leyenda tiene su origen, en el historiador valenciano Pere Antoni Beuter, quien la incluyó el año 1555 en su obra Crónica general de España, inspirándose en una crónica castellana de 1492.

El texto de Beuter dice así:

...pidió el conde Iofre Valeroso (Wifredo el Velloso) al emperador Loís que le diesse armas que pudiesse traher en el escudo, que llevava dorado sin ninguna divisa. Y el emperador, viendo que havía sido en aquella batalla tan valeroso que, con muchas llagas que recibiera, hiziera maravillas en armas, llegóse a él, y mojóse la mano derecha de la sangre que le salía al conde, y passó los quatro dedos ansí ensangrentados encima del escudo dorado, de alto a baxo, haziendo quatro rayas de sangre, y dixo: "Éstas serán vuestras armas, conde." Y de allí tomó las quatro rayas, o bandas, de sangre en el campo dorado, que son las armas de Cathaluña, que agora dezimos de Aragón.

Fue revivida entre otros, por el escritor catalán Pablo Piferrer (1818-1848) reconocido como el gran recopilador de las leyendas catalanas tradicionales.

Todo esto, como argumento para una novela pseudo histórica o para un film de éxito popular, queda muy bonito, romántico y adecuado, pero en términos rigurosamente históricos, el escudo de las cuatro barras quien empezó a utilizarlo fue Alfonso II de Aragón, hijo del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, que casó con Petronila, hija del rey de Aragón.

Petronila de Aragón (Huesca, 29 de junio de 1136 - Barcelona, 15 de octubre de 1173).fue Reina de Aragón entre 1157 y 1164 y condesa de Barcelona entre 1162 y 1164. Era hija de Ramiro II el Monje e Inés de Poitou y después de la unión dinástica del condado de Barcelona con el reino de Aragón, al que se incorpora dicho condado, fue cuando se adoptó el emblema de las cuatro barras o palos rojos sobre fondo de oro, llegando a ser el símbolo y bandera oficial del linaje a partir de su hijo, el rey Alfonso II de Aragón, hacia el año 1170.

A mayor abundamiento, en el siglo IX, tiempos del Velloso, no existía todavía la Heráldica como ciencia del blasón normalizada y sometida a estrictas reglas y, por lo tanto, no se pintaban escudos.

Hasta los siglos XI y XII no comienza a hacerse tal cosa y ello fue así porque con el uso de yelmos y armaduras, era imposible reconocer a los caballeros que participaban en las justas medievales (torneos) y para ser identificados y distinguirse unos de otros escogían símbolos en exclusiva, casi siempre otorgados o refrendados por los reyes y príncipes soberanos.

Aunque en la antigüedad remota, griegos y romanos primero y celtas y godos después, usaban en sus escudos emblemas y dibujos, nada tiene que ver esta costumbre con la heráldica. Esta fue importada de oriente por los caballeros de las distintas naciones de la Europa cristiana que fueron a luchar en las Cruzadas.

Y, por cierto, y con esto acabo estas reflexiones, los dos grandes caudillos de quienes presume Cataluña en la actualidad, como conquistadores y almirantes de su flota mediterránea, Roger de Lauria y Roger de Flor, no eran catalanes. El uno, Roger de Lauria, era italiano de la Basilicata, en el Golfo de Taranto, y el otro, Roger de Flor, también italiano, nació en Brindisi, en la Apulia, región situada en el llamado “Tacón de la Bota de Italia”.

#315

Re: Catalunya - España 2.019 cosas que pasan

funcionan así siempre ahora normalmente (hoy puede que cambie la costumbre por decirlo) suelen callarse y no responder por la falta de argumentos ante la información emitida....nunca te dirán : "tenias razón gracias" simplemente se callaran y quizás dentro de un tiempo sacan uno de los panfletos modificados a su antojo para intentar rebatir los argumentos expuestos por nosotros...pero la historia es tozuda y hace callar las bocas de los ignorantes.

saludos

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