¿Por casualidad no serás funcionario, verdad? Lo pregunto sin acritud, tus ideas parecen bastante sesgadas. Aún así, vayamos por partes, como dijo Jack:
1. Liberar mercado implica privatizar empresas y servicios públicos. Se trata de dejar a un lado el lamentable estado del bienestar, que nos tiene al borde del default y hacer un poco de más caso a la escuela austríaca. ¿Que como la liberación de mercados permitiría la reducción de gastos públicos me preguntabas? Creo que es obvio que a menos servicios públicos, menos gasto público, menos carga impositiva para la sociedad y mayor eficiencia en la asignación de recursos. Esto a medio plazo es riqueza para la sociedad. Los regímenes socialistas son, por definición, bonitos en la teoría pero imposibles de sostener en la práctica. La prueba de todo esto es la situación actual: Hispanistán.
2. Te equivocas totalmente con los ratios alumnos/profesor. En la educación pública se permiten hasta 30 alumnos por clase, en determinadas circunstancias aún más. En el caso de mi centro la clase más numerosa tiene 25 alumnos, y en la ESO no pasamos jamás de 20. La diferencia radica en que en mi caso, por ejemplo, trabajo 25 horas semanales dando clases de economía; mientras que en un público de esas 25 horas 16 suelen ser de clases y el resto de guardias, tutorías y paridas parecidas. Nosotros curramos más, es obvio, y no sufrimos de estrés ni ansiedad, otros bulos de la educación pública. Si hablamos de resultados los centros privados suelen estar por encima de los públicos en las pruebas de nivel de la Junta de Andalucía y en Selectividad. Son datos objetivos, puedes comprobarlos. La educación pública española es la más desarrollada de África, vale, pero de ahí no pasa, desgraciadamente.
3. En la cita de Cicerón tienes toda la razón, pero es una metáfora que describe la situación actual. La orgía de dinero público nos vuelve perezosos y poco productivos. El ciudadano español necesita estímulos e incentivos y nunca la opción de un trabajo sedentario, eso lo mata y a su vez destroza a la empresa.
4. Si en una empresa privada te equivocas una vez te llaman la atención. Dos veces, te vuelven a llamar la atención. Tres veces, demuestras cierta incompetencia. A partir de ahí tu puesto de trabajo peligra. Eso en la empresa pública no pasa. Lo de las amonestaciones todos sabemos que en la práctica no es real y que para que un funcionario pierda su trabajo tiene que esnifar cocaína desnudo delante de los clientes, o casi. Me vuelvo a remitir al punto 3.
Muy interesante y sano, por cierto, este debate. Me alegra tener a gente como tú en mi blog.