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Participaciones del usuario Karlicones

Karlicones 28/08/18 15:12
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Uniendo arte, poesía y pintura        HILANDO ("La hilandera de espaldas", del cuadro de Velázquez) Tanta serenidad es ya dolor. Junto a la luz del aire la camisa ya es música, y está recién lavada, aclarada, bien ceñida al escorzo risueño y torneado de la espalda, con su feraz cosecha, con el amanecer nunca tardío de la ropa y la obra. Este es el campo del milagro: helo aquí, en el alba del brazo, en el destello de estas manos, tan acariciadoras devanando la lana: el hilo y el ovillo, y la nuca sin miedo, cantando su viveza, y el pelo muy castaño tan bien trenzado, con su moño y su cinta; y la falda segura; sin pliegues, color jugo de acacia. Con la velocidad del cielo ido, con el taller, con el ritmo de las mareas de las calles, está aquí, sin mentira, con un amor tan mudo y con retorno, con su celebración y con su servidumbre. Claudio Rodríguez       Y que haya gente que se siga quedando en lo obvio...     ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:10
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.   THE NEST OF LOVERS   ( Alfistron ) Y llegó la alegría muy lejos del recuerdo cuando las gaviotas con vuelo olvidadizo traspasado de alba entre el viento y la lluvia y el granito y la arena, la soledad de los acantilados y los manzanos en pleno concierto de prematura floración, la savia del adiós de las olas ya sin mar y el establo con nubes y la taberna de los peregrinos, vieja en madera de nogal negruzco y de cobre con sol, y el contrabando, la suerte y servidumbre, pan de ángeles, quemadura de azúcar, de alcohol reseco y bello, cuando subía la ladera me iban acompañando y orientando hacia... Y yo te veo porque yo te quiero. No era la juventud, era el amor cuando entonces viví sin darme cuenta con tu manera de mirar al viento, al fruto verdadero. Viste arañas donde siempre hubo música lejos de tantos sueños que iluminan esa manera de mirar las puertas con la sorpresa de su certidumbre, pálida el alma donde nunca hubo oscuridad sino agua y danza. Alza tu cara más porque no es una imagen y no hay recuerdo ni remordimiento, cicatriz en racimo, ni esperanza, ni desnudo secreto, libre ya de tu carne, lejos de la mentira solitaria, sino inocencia nunca pasajera, sino el silencio del enamorado, el silencio que dura, está durando. Y yo te veo porque yo te quiero. Es el amor que no tiene sentido. El polvo de la espuma de la alta marea llega a la cima, al nido de esta casa, a la armonía de la teja abierta y entra en la acacia ya recién llovida en las alas en himno de las gaviotas, hasta en el pulso de la luz, en la alta mano del viejo Terry en su taberna mientras, toca con alegría y con pureza el vaso aquel que es suyo. Y llega ahora la niña Carol con su lucerío, y la beso, y me limpia cuando menos se espera. Y yo te veo porque yo te quiero. Es el amor que no tiene sentido. Alza tu cara ahora a medio viento con transparencia y sin destino en torno a la promesa de la primavera, los manzanos con júbilo en tu cuerpo que es armonía y es felicidad, con la tersura de la timidez cuando se hace de noche y crece el cielo y el mar se va y no vuelve cuando ahora vivo la alegría nueva, muy lejos del recuerdo, el dolor solo, la verdad del amor que es tuyo y mío. Claudio Rodríguez         ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 15:10
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-         ME PIDEN VERSOS Piden que pulse la lira Ha tiempo callada y rota: Si ya no arranco una nota ¡Ni mi musa ya me inspira! Balbuce fría y delira Si la tortura mi mente; Cuando ríe solo miente; Como miente su lamento: Y es que en mi triste aislamiento Mi alma ni goza ni siente. Hubo un tiempo... ¡y es verdad! Pero ya aquel tiempo huyo, En que vate me llamo La indulgencia a la amistad. Ahora de aquella edad El recuerdo apenas resta Como quedan de una fiesta Los misteriosos sonidos Que retienen los oídos Del bullicio de la orquesta. Soy planta apenas crecida Arrancada del Oriente, Donde es perfume el ambiente, Donde es un sueño la vida: Patria que jamás se olvida! Enseñaron me a cantar Las aves, con su trinar; Con su rumor, las cascadas; Y en sus playas dilatadas, Los murmurios de la mar. Mientras en la infancia mía Pude a su sol sonreír, Dentro de mi pecho hervir Volcán de fuego sentía; Vate fui, porque quería Con mis versos, con mi aliento, Decir al rápido viento: ¡Vuela; su fama pregona! ¡Cántala de zona en zona; De la tierra al firmamento! ¡La dejé!... mis patrios lares. ¡Árbol despojados y seco! Ya no repiten el eco De mis pasados cantares Yo crucé los vastos mares Ansiando cambiar de suerte, Y mi locura no advierte Que en vez del bien que buscaba, El mar conmigo surcaba El espectro de la muerte. Toda mi hermosa ilusión, Amor, entusiasmo, anhelo, Allá quedan bajo el cielo De tan florida región: No pidáis al corazón Cantos de amor, que está yerto; Porque en medio del desierto Donde discurro sin calma, Siento que agoniza el alma Y mi numen está muerto. José Rizal y Alonso       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:09
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-   A LAS FLORES DE HEIDELBERG Id a mi patria, id, extranjeras flores, sembradas del viajero en el camino, y bajo su azul cielo, que guarda mis amores, contad del peregrino la fe que alienta por su patrio suelo! id y decid ... decid que cuando el alba vuestro cáliz abrió por vez primera cabe el Neckar helado, le visteis silencioso a vuestro lado pensando en su constante primavera. Decid que cuando el alba, que roba vuestro aroma, cantos de amor jugando os susurraba, el también murmuraba cantos de amor en su natal idioma; que cuando el sol la cumbre del Koenigsthul en la mañana dora y con su tibia lumbre anima el valle, el bosque y la espesura, saluda a ese sol aun en su aurora, ¡al que en su patria en el cenit fulgura! y contad aquel día cuando os cogía al borde del sendero, entre ruinas del feudal castillo, orilla al Neckar, o a la selva umbría. Contad lo que os decía , cuando, con gran cuidado entre las paginas de un libro usado vuestras flexibles hojas oprimía. ¡Llevad, llevad, oh flores! amor a mis amores paz a mi país y a su fecunda tierra, fe a sus hombres, virtud a sus mujeres, salud a dulces seres que el paternal, sagrado hogar encierra ... Cuando al besar la playa, el beso os imprimo depositadlo en ala de la brisa, por que con ella vaya y bese cuanto adora, amo y estimo. Mas ay llegaréis flores, conservaréis quizás vuestras colores, pero lejos del patrio, heroico suelo a quien debéis la vida: que aroma es alma, y no abandona el cielo, cuya luz viera en su nacer, ni olvida. José Rizal y Alonso       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:08
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- Hay una brisa de inefable ruido, que al bajar de la fresca serranía, por anunciarme su llegada, envía gratos perfumes de maizal florido. Disuelta sobre el llano estremecido, cual un extraño espíritu, me espía; y aunque mis ojos no la ven, podría reconocerla entre el palmar mi oído. Como un suspiro de la selva ausente, por disipar mis íntimas congojas, despeinando mi sien, besa mi frente; y a su blanda caricia femenina, tiembla de placidez, como las hojas, mi ser en la frescura matutina. José Eustasio Rivera     Y queda diluído, va quedando...       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:07
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-  LA VUELTA DESEADA   ROMANCE SEGUNDO Todo el mundo es mudable, Ni el bien ni el mal son eternos: La apacible primavera Sigue al riguroso invierno.  A la obscura noche el día, Y a la borrasca, que al cielo Empañó con densas nubes Y asustó con rudos truenos,  La calma serena y pura. Así suelen a los tiempos De desventuras y llantos, Seguir de paz y consuelo.  Del Rhin en la orilla helada, Abrumado de sí mesmo, Vargas proscripto gemía, Su fortuna maldiciendo,  Cuando noticias recibe De que la patria le ha abierto Lar, puertas... Júzgalo absorto Ilusión de su deseo;  Mas Jacinta se lo escribe, Y cuanto ella dice, es cierto. Otra carta …de la madre De Jacinta … que al momento,  Vuele a Sevilla, le ruega, En donde dará Himeneo, El día de su llegada, A tan constante amor premio.         * * *  No la paloma, que presa Llora en doloroso encierro, Si acaso un resquicio mira, Tiende apresurado el vuelo  Hacia el palomar y nido, En donde vió el sol primero; Ni el torrente, a quien contuvo El malecón interpuesto,  En cuanto lo encuentra roto, Se arroja a su antiguo lecho, Y por él se precipita Hacia la mar, que es su centro,  Tan veloces como Vargas; Corre, sin tomar resuello, A Sevilla: los instantes, Son Para él siglos eternos.  Montes, llanuras, ciudades, Ríos, Estados diversos Atrás deja, y los caballos De tardos acusa y lentos.  Ya salva las altas cumbres Del nevado Pirineo, Y entra en España; ya escucha La lengua de sus abuelos  ¿Qué importa? Ni un solo instante Retarda su raudo vuelo. Halla a cada paso amigos, Halla intereses y deudos:  No se para, corre, corre, Que tiene en Sevilla puesto Su afán, y hasta que descubra La Giralda no hay sosiego.         * * *  Apenas ha quince días, Que en las márgenes del Reno De su Jacinta la carta Leyó, juzgándolo sueño;  Y los caños de Carmona Ve a su siniestra creciendo, Y a¡ frente la antigua puerta, Para él la puerta del cielo.  Cualquiera mujer que mira En mantilla y de paseo, Que es Jacinta que le espera, Juzga, y le palpita el pecho.  Al llegar se desengaña Y en otra que ve más lejos Jacinta fuera de casa Está, sí, sale a su encuentro.  Era en punto mediodía: Entra por fin, Y Molestos Los guardas el carruaje Detienen corto momento.  Los maldice y les da oro, Por que le detengan menos: "Corre", al potillón le grita, Y torna a marchar de nuevo.  Por las retorcidas calles Echa pestes y reniegos A cada lenta carreta. A cada corro interpuesto,  Que a templar el paso obliga De los caballos ligeros, Y anheloso a verse llega De la ciudad en el centro.  Oye de fúnebres cantos El triste son desde lejos, Se aproxima, y por la calle Que va a tomar, un entierro  Pasa. Con hachas de cera, Pobres, vestidos de negro, Van de dos en dos; los siguen Las cofradías; a lento  Paso un féretro se acerca, De un blanco paño cubierto, Con una palma, y corona De blancas flores... ¡Agüero  Terrible! que es de doncella Principal y de respeto El funeral le parece Hierve taciturno el pueblo  En derredor. Manda Vargas, Turbado con tal encuentro, Que tome por otra calle, Al postillón. Revolviendo  Este los caballos, torna Por un callejón estrecho, Y a la calle ansiada llega Después de corto rodeo.  Mucha gente en los balcones Está, mostrando en sus gestos Sorpresa de que en tal día Llegue a la casa un viajero.  Párase la carretela; La puerta está abierta, yermos El ancho portal y el patio; Reina en la casa el silencio.  De un salto Vargas se apea, Corre a la escalera presto, De ella por un lado y otro De cera advierte un reguero  Reciente. Veloz la sube, Abre la mampara...¡Cielos! Colgada está la antesala Enreedor Con paños negros  Enlutada una gran mesa Mira colocada en medio, Y en sus cuatro ángulos arden, Sobre cuatro candeleros  De plata, cándidas velas Consumidas casi: el suelo Cubren deshojadas flores, Siemprevivas y romero.  ¡Dios!... ¡Pobre Vargas! Absorto, Sin voz, sin alma, y en hielo Convertido, ni respira. Ojos cual los de un espectro  Gira en derredor; se ahoga Sin respiración su pecho. Volviendo en sí un corto instante, Oye llorar allá dentro;  Cuando se abre lentamente Una puerta, que al momento Se cierra, y un sacerdote Que por ella sale, lleno  De lágrimas el semblante (De dar en vano consuelo Viene a una madre infelice), Queda inmoble a Vargas viendo.  Vargas lo mira, y no alienta; Mas tras de breve silencio Rompe al cabo, y le pregunta Con un angustiado esfuerzo,  «¿Dónde está?»... Quedóse helada Su lengua. Fáltale aliento Al turbado sacerdote, Y con agitado aspecto  Alza el rostro, y levantando La diestra, señala al cielo. Vargas le comprende; arroja Un alarido de infierno;  Huye veloz, la escalera Baja delirante, ciego, Nada ve, corre cual loco Por las calles, y muy presto  Desaparece. En Sevilla La noticia cunde luego De su llegada: le buscan Sus amigos y sus deudos.  Todo, todo en vano: algunos Dan señas de que le vieron Junto a la Torre del Oro, Cuando el sol ya estaba puesto.         * * *  En un remanso, que forma El Guadalquivir, no lejos De Gelves, a las dos noches Unos pescadores vieron,  A la luz de escasa luna, De un joven ahogado el cuerpo, Vestido aun. Procuraron, Compasivos, recogerlo;  Pero al llegar con la barca, Y al agitar con los remos El agua, veloz corriente Llevó el cadáver. Suspensos  Siguiéronlo un corto rato Con los ojos, y muy presto Fué leve punto en las aguas, Y de vista lo perdieron. Duque de Rivas     Y no me canso de leerle...       ¡¡Sed muy felices!!            
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Karlicones 28/08/18 15:06
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Tengo sus obras completas en unos libros preciosos que me dejó mi madre...       LA VUELTA DESEADA   ROMANCE PRIMERO Entre aquellos olivares que Torreblanca domina, Y ciñen de un lado y otro El camino de Sevilla,  Por un atajo atraviesa, Para llegar más de prisa, Una carretela verde Con una gran baca encima;  Toda cubierta de barro, Tableros, muelles y viga, De barro seco y reciente Y de tierras muy distintas.  Cuatro andaluces caballos Que en torno lodo salpican, En humo y sudor envueltos, De ella presurosos tiran;  Y del postillón las voces Con que los nombra y anima, Del látigo los chasquidos Que los acosan y hostigan,  El son de los cascabeles, Y el de las ruedas que giran Rápidas, tras sí dejando Dos huellas no interrumpidas,  Forman estruendo confuso, Y que viene posta avisan A los carros y arrieros, Que hacia un lado se desvían.  Dentro de la carretela Un hombre aun joven, camina, Que revuelve a todos lados La desencajada vista.  Es Vargas: alegre torna De su patria a las delicias, Después de vagar seis años Emigrado en otros climas.  Antiguos amigos halla En cuantos objetos mira, y en árboles, tapias, lindes, Dulces memorias antiguas:  Lo pasado y lo presente Anudando va, y delira Entre esperanzas risueñas Y entre ya pasadas dichas.         * * *  Trastornos, persecuciones, Desventuras, injusticias, En sus más floridos años Lo arrancaron de Sevilla,  Abandonando riquezas, Honores, nombre y familia, Y dejándose allí el alma En el pecho de Jacinta.  Jacinta, encanto y adorno De toda la Andalucía; Y por sus luengas pestañas, Por su apacible sonrisa,  Por los graciosos hoyuelos Que avaloran sus mejillas, Por su cuerpo primoroso Y por sus formas divinas,  Por su gracia y su talento Y su modestia expresiva, El hechizo de los hombres, De las mujeres la envidia.  Diez y seis años contaba Cuando Vargas ¡alta dicha! Logró conmover su pecho Y agitar su alma sencilla;  Al par que el amable joven Ardió en la pasión más viva, Al mirar a una doncella Tan inocente y tan linda.  En sus puros corazones Creció desde la hora misma, Y el trato y correspondencia Acrecentó en pocos días,  Un primer amor de aquellos Que las estrella combinan, Amor que de dos personas El destino fija.  En los lazos de himeneo A unirse dichosos iban, Con el aplauso felice De sus contentas familias,  Cuando se alzó tronadora La borrasca embravecida, Que ¡infelices! confundiólos Del infortunio en la sima.         * * *  Seis años ¡oh cuan eternos! Vargas por tierras distintas Huyó infelice, luchando Del Destino con las iras,  Sin encontrar de consuelo Ni de esperanza mezquina, Un solo sueño de noche, Un solo rayo de día.  Las extranjeras beldades Estatuas le parecían; Las ciudades opulentas Que el orbe orgulloso admira.  Desiertos… ¡Ay! pero puede Feliz llamarse en sus cuitas, Venturoso en su destierro, Fortunado en sus desdichas.  Creció el amor con la ausencia En el pecho de Jacinta, Que la distancia y el tiempo Al que es verdadero afirman.  De cuando en cuando se cruzan Papeles que lo acreditan, Cartas trazadas con llanto, Cartas con el alma escritas. Duque de Rivas  
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Karlicones 28/08/18 15:05
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-    A ITÁLICA Éstas ya, de la edad, canas ruinas, que aparecen en puntas desiguales, fueron anfiteatro, y son seńales apenas de sus fábricas divinas. ¡Oh, a cuán mísero fin, tiempo, destinas obras que nos parecen inmortales! Y temo, y no presumo, que mis males así a igual fenecer los encaminas. A este barro, que llama endureciera, y blanco polvo humedecido atara, ¡cuánto admiró y pisó número humano! Y ya el fausto y la pompa lisonjera de pesadumbre tan ilustre y rara cubre yerba, y silencio y horror vano. Francisco de Rioja       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:04
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.   4 Al individuo con sus correas ásperas con su boca tapiada con su triste inmunidad aléjalo de mí. Hemos nacido para soles más limpios. Y no dejes de escribir tu fiebre por las paredes. Jorge Riechmann       He nacido para un sol limpísimo. Sucios fuera. Y para siempre.     ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 15:03
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-   NOSTALGIA DEL PRIMER AMOR Tu soledad de nieve reclinada,  virginal y sencilla, en mi memoria,  como agua fiel de fatigada noria  viene a regar mi voz enamorada. ¡Cómo recrea el alma sosegada  la penumbra y dulzor de aquella historia  con resplandores de tardía gloria  entre abejas y frutos constelada! ¡Oh, delicada llama, ardor primero  velado en llanto y celestial mirada,  par del trino, la fuente y la azucena! Mírame combatido y prisionero  volver a tu ilusión breve y tronchada  como un temblor en la desierta arena. Dionisio Ridruejo       ¡¡Sed muy felices!!          
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