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Participaciones del usuario Karlicones

Karlicones 28/08/18 13:47
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-     LOS DÍAS VAN TAN RÁPIDOS Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación,  se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones  una semana más, los días van tan rápidos  al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro  y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas. Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera  nadie allá, voy corriendo a la materna hondura  donde termina el hueso, me voy a mi semilla,  porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas  y en el pobre gusano que soy, con mis semanas  y los meses gozosos que espero todavía. Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse  de haber entrado en este juego delirante,  pero el espejo cruel te lo descifra un día  y palideces y haces como que no lo crees,  como que no lo escuchas, m hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo. Si eres mujer te pones la máscara más bella  para engañarte, si eres varón pones más duro  el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,  y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:  así es que lo mejor es ver claro el peligro. Estemos preparados. Quedémonos desnudos  con lo que somos, pero quememos, no pudramos  lo que somos. Ardamos. Respiremos  sin miedo. Despertemos a la gran realidad  de estar naciendo ahora, y en la última hora. Gonzalo Rojas       ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:47
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Hablando del sXXI       OCHENTA VECES NADIE ¿Y?, rotación y traslación, ¿nos vemos el XXI? ¿Nos vamos o nos quedamos? Van 80, y qué. De nariz van 80, de aire, de mujeres velocísimas que amé, olí, palpé, de mariposas maravillosas del Cáucaso irreal adonde no se llega tan fácilmente porque no hay Cáucaso irreal, de eso y nada van 80, de olfato de niñez corriendo Lebu abajo, los pies sangrientos rajados por el roquerío y el piedrerío, de eso, del carbón pariente del diamante, de las gaviotas libérrimas van 80, del zumbido ronco del mar, de la diafanidad del mar. Habrá viejos y viejos, unos vueltos hacia la decreptitud y otros hacia la lozanía, yo estoy por la lozanía, el cero uterino es cosa de los mayas, no hay cero ni huevo cósmico, lo que hay en este caso —y que se me entienda de una vez— es un ocho carnal y mortal con mis orejas de niño para oír el Mundo, un ocho intacto y pitagórico, mis hermanos paridos por mi madre fueron ocho, los pétalos del loto, la rosa de los vientos, lo innumerable de la Eternidad, mi primer salto al vacío desde el muelle de fierro contra el oleaje, ahí voy. Difícil ocho mío nadar con este viejo a cuestas. Bueno, y si muero el cero ya es otra cosa y eso se verá si es que procede el mérito del resurrecto. La apuesta es ahora, ese ahora libertino cuando uno todavía echa semen sagrado en las muchachas, y no escarmienta, construye casas, palafitos airosos construye para desafiar al esqueleto, viaja, odia la televisión, vive solo en su casa larga de Chillán de Chile, unos setenta metros de nadie, cuida las rosas, acepta las espinas, se aparta al diálogo con su difunta, rema en el aire a lo galeote, como antes, todo en él es antes, el encantamiento es antes, el sol es antes, el amanecer, las galaxias son antes. Así las cosas, ¿nos entonces vemos el XXI? Los verdaderos poetas son de repente: nacen y desnacen en cuatro líneas, y nada de obras completas, otros entreleen a su Homero por ahí en inglés entre el ruido de los aeropuertos a falta de Ilion, Hólderlin fue el último que habló con los dioses, yo no puedo. El Hado no da para más pero hablando en confianza ¿quién da para más?, ¿el aquelarre de los nuevos brujos de la Física?, ¿el amor?, pero ¿qué se ama cuando se ama?, ¿las estrellas?, pero ¿quiénes son las estrellas profanadas como están por las máquinas del villorrio? Lo irreparable es el hastío. Gonzalo Rojas     Se han ido ya muchos muy grandes...       ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:45
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-   DE LO QUE CONTESÇIÓ AL ARCIPRESTE CON LA SSERRANA BICICLETA E DE LAS FIGURAS DELLA La habría el Arcipreste amado a la bicicleta  con gozo nupcial, la habría en cada cuerda acariciado,  deseado por vedette piernilarga en el carrousel  de aqueste gran fornicio que es la Tierra, profundizado  con ciencia de aceite por  máquina suntuosa, pedaleado hasta el paroxismo  olor a fucsia en la fermosura de la moza. Montado así en arrebato tan desigual cómo hubiérala  nadado con arte esquivo haciendo uno  timón y manubrio sin saber por dónde desembarcar,  alazana como es la imantación de la seda  entre rueda y muslo, cómo  por medieval que parezca el gallo y la cresta  del mester del gallo, bodas  hubiera habido por el suelo de algún Don Arcipreste abrupto que otrora  fuera carnal y sacramental, bodas con extremaunción y alambre, bodas de risa  con misa y otras astucias, ¿quién lo manda  a desear la costilla de su prójimo, a verdear  con cualquier loca por allí, a  andar viendo mujer en cada escoba  con joroba?, ¿aluminio  donde no hay más que exterminio?,  ¿quería  maja? Bueno,  ahí tiene mortaja. Gonzalo Rojas       ¡¡Sed muy felices!!      
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Karlicones 28/08/18 13:44
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-    CANTO DEL MACHO ANCIANO       (Fragmento 3) Entiendo el infierno universal, y como no estoy viviendo     en el techo del cielo, me ofende personalmente la agresión     arcangélica de la Iglesia y el Estado, el “nido de ratas”, y la clínica metafísica de “el arte por el arte”... Las batallas ganadas son heridas marchitas, pétalos de una gran rosa sangrienta, por lo tanto combato de acuerdo con mi condición de insurgente,     dando al pueblo voz y estilo... A la agonía de la burguesía, le corresponde esta gran protesta     social de la poesía revolucionaria, y los ímpetus     dionisíacos tronchados o como bramando por la victoria universal del comunismo, o relampagueando a la manera de una gran espada o cantando     como el pan de casa modesta emergen de la sociedad en desintegración que reflejo en acusaciones públicas, levantadas como barricadas en las     encrucijadas del arte; mis poemas son banderas y ametralladoras, salen del hambre nacional hacia la entraña de la explotación humana, y como rebota en Latinoamérica el impacto mundial de la infinita energía socialista que asoma en las auroras del proletariado rugiente, saludo desde adentro del anochecido la calandria madrugadora; y aunque me atore de adioses que son espigas y vendimias     de otoños muy maduros, el levantamiento general de las colonias, los azotados y los fusilados     de la tierra encima del ocaso de los explotadores     y la caída de la esclavitud contra los propios escombros     de sus verdugos, una gran euforia auroral satura mis padecimientos y resuena la trompeta de la victoria en los quillayes y los maitenes     del licantenino... Indiscutiblemente soy pueblo ardiendo, entraña de roto y huaso, y la masa humana me duele, me arde, me ruge en la médula envejecida como montura de inquilino de Mataquito, por eso comprendo al proletariado no como pingajo de oportunidades         bárbaras, sino como hijo y padre de esa gran fuerza concreta de todos los pueblos, que empuja la historia con sudor heroico y terrible sacando del arcano universal la felicidad del hombre, sacando      del andrajo espigas y panales... Tranqueo los pueblos rugiendo libros, sudando libros,     mordiendo libros y terrores contra el régimen que asesina niños, mujeres, viejos con macabro     trabajo esclavo, arrinconando en su ataúd  a la pequeña madre obrera en la flor de su ternura, ando y hablo entre mártires tristes y héroes de la espoliación, sacando     mi clarinada a la vanguardia de las épocas, oscura e imprecatoria de adentro del espanto local que levanta su muralla de puñales y de fusiles... adiós! ... cae la noche herida en todo lo eterno por los balazos del sol     decapitado que se derrumba gritando cielo abajo... Pablo de Rokha       Puse los tres fragmentos, hay que meditarlo parte a parte...       ¡¡Sed muy felices!!            
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Karlicones 28/08/18 13:44
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-       CANTO DEL MACHO ANCIANO       (Fragmento 2)       Viviendo del recuerdo, amamantándome del recuerdo, el recuerdo me envuelve y al retornar           a la gran soledad de la adolescencia, padre y abuelo, padre de innumerables familias, raguño los rescoldos, y la ceniza helada agranda           la desesperación en la que todos están muertos entre muertos, y la más amada de las mujeres, retumba en            la tumba de truenos y héroes labrada con palancas universales o como bramando.       ¿En qué bosques de fusiles nos esconderemos           de aquestos pellejos ardiendo? porque es terrible el seguirse a sí mismo cuando           lo hicimos todo, lo quisimos todo,           lo pudimos todo y se nos quebraron           las manos, las manos y los dientes mordiendo hierro con           fuego; y ahora como se desciende terriblemente de            lo cuotidiano a lo infinito, ataúd por ataúd, desbarrancándonos como peñascos o como caballos       mundo abajo, vamos con extraños, paso a paso y tranco a tranco           midiendo el derrumbamiento general, calculándolo, a la sordina, y de ahí entonces la prudencia que es la derrota           de la ancianidad; vacías restan las botellas, gastados los zapatos y desaparecidos los amigos           más queridos, nuestro viejo tiempo, la época y tú, Winétt, colosal e inexorable.       Todas las cosas van siguiendo mis pisadas           ladrando desesperadamente, como un acompañamiento fúnebre, mordiendo           el siniestro funeral del mundo, como           el entierro nacional de las edades, y yo voy muerto andando.           Infinitamente cansado, desengañado, errado, con la sensación categórica de haberme equivocado           en lo ejecutado o desperdiciado           o abandonado o atropellado al avatar del           destino en la inutilidad de existir y su gran carrera           despedazada; comprendo y admiro a los líderes, pero soy el coordinador de la angustia del universo,           el suicida que apostó su destino a la baraja de la expresionalidad y lo ganó perdiendo           el derecho a perderlo, el hombre que rompe su época y arrasándola, le da           categoría y régimen, pero queda hecho pedazos y a la expectativa; rompiente de jubilaciones, ariete y símbolo           de piedra, anhelo ya la antigua plaza de provincia y la discusión con los pájaros, el vagabundaje y            la retreta apolillada en los extramuros.       Está lloviendo, está lloviendo, está lloviendo, ¡ojalá siempre esté lloviendo, esté lloviendo           siempre y el vendaval desenfrenado que           yo soy íntegro, se asocie a la personalidad popular del huracán!       A la manera de la estación de ferrocarriles, mi situación está poblada de adioses y de ausencia,           una gran lágrima enfurecida derrama tiempo con sueño y águilas tristes; cae la tarde en la literatura y no hicimos lo que            pudimos, cuando hicimos lo que quisimos con nuestro pellejo.       El aventurero de los oceános deshabitados, el descubridor, el conquistador, el gobernador           de naciones y el fundador de ciudades           tentaculares, como un gran capitán frustrado, rememorando lo soñado como errado y vil           o trocando en el escarnio celestial del           vocabulario espadas por poemas, entregó la cuchilla rota del           canto al soñador que arrastraría adentro del pecho       universal muerto, el cadáver de un conductor       de pueblos, con un bastón de mariscal tronchado y echando llamas. El "borracho, bestial, lascivo e iconoclasta"  como el cíclope de Eurípides, queriendo y muriendo de amor, arrasándola           a la amada en temporal de besos,  es ya nada ahora más que un león herido y mordido de cóndores. Caduco en "la República asesinada" y como el dolor nacional es mío, el dolor popular me horada la palabra,            desgarrándome, como si todos los niños hambrientos de Chile fueran mis parientes; el trágico y el dionisíaco naufragan en este enorme atado de lujuria en angustia,            y la acometida agonal se estrella la cabeza en las murallas enarboladas de sol caído, trompetas botadas, botellas quebradas, banderas ajadas, ensangrentadas por el           martirio del trabajo mal pagado; escucho la muerte roncando por debajo del mundo a la manera de las culebras, a la manera de las escopetas apuntándonos a la            cabeza, a la manera de Dios, que no existió nunca. Pablo de Rokha      
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Karlicones 28/08/18 13:43
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-      CANTO DEL MACHO ANCIANO       (Fragmento 1)       Sentado a la sombra inmortal de un sepulcro, o enarbolando el gran anillo matrimonial herido           a la manera de palomas que se deshojan           como congojas, escarbo los últimos atardeceres.       Como quien arroja un libro de botellas tristes           a la Mar-Oceáno o una enorme piedra de humo echando sin embargo           espanto a los acantilados de la historia o acaso un pájaro muerto que gotea llanto, voy lanzando los peñascos inexorables del pretérito contra la muralla negra.       Y como ya todo es inútil, como los candados del infinito crujen en goznes           mohosos, su actitud llena la tierra de lamentos.       Escucho el regimiento de esqueletos del gran           crepúsculo, del gran crepúsculo cardíaco o demoníaco, maníaco           de los enfurecidos ancianos, la trompeta acusatoria de la desgracia acumulada, el arriarse descomunal de todas las banderas,           el ámbito terriblemente pálido de los fusilamientos, la angustia del soldado que agoniza entre tizanas y frazadas,           a quinientas leguas abiertas del campo de batalla, y sollozo como un pabellón           antiguo.       Hay lagrimas de hierro amontonadas, pero por dentro del invierno se levanta el hongo infernal           del cataclismo personal, y catástrofes           de ciudades que murieron y son polvo remoto, aúllan.       Ha llegado la hora vestida de pánico en la cual todas las vidas carecen de sentido,           carecen de destino, carecen de estilo y de            espada, carecen de dirección, de voz, carecen de todo lo rojo y terrible de las empresas           o las epopeyas o las viviendas ecuménicas, que justificarán la existencia como peligro y como           suicidio; un mito enorme, equivocado, rupestre, de rumiante fue el existir; y restan las chaquetas solas del           ágape inexorable, las risas caídas           y el arrepentimiento invernal de los excesos, en aquel entonces antiquísimo con rasgos de santo           y de demonio, cuando yo era hermoso como un toro negro y tenía           las mujeres que quería y un revólver de hombre a la cintura.       Faltan las glándulas y el varón genital intimidado por el yo rabioso,           se recoge a la medida del abatimiento           o atardeciendo araña la perdida felicidad en los escombros; el amor nos agarró y nos estrujó como a limones           desesperados, yo ando lamiendo su ternura, pero ella se diluye en la eternidad, se confunde           en la eternidad, se destruye en la eternidad           y aunque existo porque batallo y "mi poesía           es mi militancia", todo lo eterno me rodea amenazándome y gritando           desde la otra orilla.       Busco los musgos, las cosas usadas y            estupefactas, lo postpretérito y difícil, arado de pasado           e infinitamente de olvido, polvoso y mohoso           como las panoplias de antaño, como           las familias de antaño, como las monedas           de antaño, con el resplandor de los ataúdes enfurecidos, el gigante relincho de los sombreros muertos,           o aquello únicamente aquello que se está cayendo en las formas el yo público, la figura atronadora del ser que se ahoga contradiciéndose.       Ahora la hembra domina, envenenada, y el vino se burla de nosotros como un cómplice           de nosotros, emborrachándonos, cuando nos           llevamos la copa a la boca dolorosa, acorralándonos y aculatándonos contra nosotros           mismos como mitos.       Estamos muy cansados de escribir universos           sobre universos y la inmortalidad que otrora tanto amaba el corazón           adolescente, se arrastra como una pobre puta envejeciendo; sabemos que podemos escalar todas las montañas           de la literatura como en la juventud heroica,           que nos aguanta el ánimo el coraje suicida de los temerarios, y sin embargo           yo, definitivamente viudo, definitivamente solo,           defnitivamente viejo, y apuñalado de            padecimientos, ejecutando la hazaña desesperada de sobrepujarme, el autorretrato de todo lo heroico de la sociedad           y la naturaleza me abruma; ¿qué les sucede a los ancianos con su propia           ex combatiente sombra? se confunden con ella ardiendo y son fuego           rugiendo sueño de sombra hecho de sombra, lo sombrío definitivo y un ataúd que anda llorando           sombra sobre sombra. Pablo de Rokha  
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Karlicones 28/08/18 13:42
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Me he perdido...       LAS DOS PALABRAS Un Monte es un Monje parado sobre su cabeza Un Monje es un Monte sentado sobre sus pies Monte y Monje Son la misma cosa El Monte con su cabellera de fuente de lodo El Monje como un siluro dando coletazos al aire No hay un Monte que no haya cabalgado sobre un Monje No hay un Monje que no haya arrancado de raíces un Monte Los Monjes se dan silvestres Oran como relojes de péndulo A garrotazos Silvosos como una misa en la calle pelada Un Monte que grita Es un Monte que calla El Monje corta el Monte con una cuchilla El Monte desgarra el Monje con un serrucho Hay que hablar bien para que todo quede claro Armando Romero     ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:42
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.    MI INFANCIA Yo también al desaparecer mi infancia estuve presente. Con un grueso hato de oraciones y un látigo sibiloso se cortó esa calle por donde arrastraba las piedras o bus-caba escarabajos. No dijo de azules begonias ni de las otras matas en el patio, se fue como trepando por esa escalera que llevaba al abovedado. Se arrepintió de una mirada furtiva a los senos de la niña vecina y aplastó el cigarrillo contra uno de los postes del alumbrado. Mi infancia ya no estaba allí cuando vino el radiopatrulla a buscarla. Armando Romero    
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Karlicones 28/08/18 13:41
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A la tercera va la vencida. Por fin la encuentro!!!     2 Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA Sólo florece el agua que está queda MIGUEL DE UNAMUNO No sé si es sombra en el cristal, si es sólo  calor que empaña un brillo; nadie sabe  si es de vuelo este pájaro o de llanto;  nadie le oprime con su mano, nunca  le he sentido latir, y está cayendo  como sombra de lluvia, dentro y dulce,  del bosque de la sangre, hasta dejarla  casi acuñada y vegetal, tranquila.  No sé, siempre es así, tu voz me llega  como el aire de Marzo en un espejo,  como el paso que mueve una cortina  detrás de la mirada; ya me siento  oscuro y casi andado; no sé cómo  voy a llegar, buscándote, hasta el centro  de nuestro corazón, y allí decirte,  madre, que yo he de hacer en tanto viva,  que no te quedes huérfana de hijo,  que no te quedes sola allá en tu cielo,  que no te falte yo como me faltas. Luis Rosales       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 13:40
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. La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso. SAN MATEO, VI, 22 Verte, qué visión tan clara.  Vivir es seguirte viendo.  Permanecer en la viva  sensación de tu recuerdo. Verte. La distancia nace.  El cielo suprime al cielo.  La vida se multiplica  por el número de puertos. Todo colmado por ti.  No ser más que el ojo abierto,  y eternizar el más leve  escorzo de tu silencio. Verte para amarlo todo.  Claustro en tranquilo destierro.  Dulzor de caña lunada.  Luz en órbita de sueño. Mortal límite de ti.  Cielo adolescente y tierno.  Núbil paciencia de playa.  Vivir es seguirte viendo. ¡Verte, Abril, verte tan sólo!  Tranquilísimo desierto.  Pena misericordiosa.  Sosegado advenimiento. Verte: qué oración tan pura,  islas, nubes, mares, vientos,  las cinco partes del mundo  en las yemas de los dedos. Luis Rosales     También me encanta, pero sigue sin ser la que busco...       ¡¡Sed muy felices!!      
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