¡Ay, Mafalda! ¡Si tú supieras de dónde viene la naftalina que hueles! En nuestro país, el cine no es un arte que se expresa libremente. Aquí, Franco empezó a subvencionarlo, y desde entonces hasta ahora se ha seguido haciendo exactamente igual. Antes, para exaltar el "espíritu nacional". Ahora, se exaltan otras cosas, pero la naftalina y la intención son las mismas. Ya ves, Mafalda, aunque soplen otros vientos, aquí todo sigue igual.