Llevo algo más de ocho años con fondos indexados y algo que me parece bonito de compartir es lo siguiente. Cuanto mayor es la plusvalía acumulada, mayor es la caída que podríamos encajar sin entrar en pérdidas. Recuerdo bien que cuando llevaba alrededor de un +40%, hubo una caída importante que dejó la ganancia en +25%. En ese momento pensé: qué bien que ya llevo un tiempo y esta caída no me ha dejado en números rojos. Seguimos. Y no me fui. Ahora, la rentabilidad llegará al 100% en algún tiempo, previsiblemente. Puede haber una caída que me ponga en rojo, pero ya tendrá que ser de más del 50%. A medida que avanza el tiempo, estar en rojo es más difícil. Eso cuando a uno se lo enseñan en gràficas con probabilidades a 20 años y tal, es una cosa, y cuando lo vive, otra.Cuando estalló la crisis del coronavirus, acababa de empezar los fondos indexados de mis hijos, y se les pusieron en rojo. Su disgusto fue bastante importante, el mío no. Se recuperó y ahora están en un positivo majo por el poco tiempo que llevan. Me alegro de que ya hayan aprendido a soportar unas pérdidas temporales moderadas a edades de un dígito. Un día yo me moriré, heredarán mis pequeños fondos (para eso invierto, entre otras cosas) y las ganancias acumuladas espero que sean poco relevantes respecto a la pérdida de su padre. A mí, desde luego, me va a importar poco, ni lo veré ni lo disfrutaré, ya disfruto del proyecto toda la vida. Hace poco hicimos el mayor y yo una simulación extrapolando con una hora de cálculo para su edad de 28 años y dijo "entonces, papá, si ahorro todo esto, seré rico?" Y eso, señores, no tiene precio en euros. Igual que a mí me ayudó a asumir riesgo y relativizar las pérdidas económicas invertir el dinero heredado de mi madre a su fallecimiento, espero que algo parecido les pase a mis hijos, con algo del camino ya andado.