Sì, en efecto los avances de la ciencia y sus aplicaciones (tecnologìa) son sorprendentes, pero no todo ha sido utilizado para beneficio de la humanidad: se producen semillas mejoradas, pero 40% de la humanidad vive en la miseria y en la desnutriciòn; se producen vehìculos para explorar el cosmos al igual que armas de destrucciòn masiva, pero aùn no se encuentra soluciòn a la malaria o al sida; se construyen edificios inteligentes, pero en los paìses del tercer mundo esas islas conviven con zonas marginales que carecen de los servicios elementales; la productividad alcanza niveles asombrosos, pero legiones de gentes pierden sus empleos; con sòlo un tecleo en ordenadores se movilizan enormes capitales, pero 40% de la poblaciòn mundial vive con menos de 2 dòlares al dìa; se producen cifras rècord de vehìculos particulares, pero la gente en las grandes urbes se inmoviliza y se queman irracionalmente combustibles.
Ese es el resultado del modelo econòmico que requiere ser reemplazado por otro màs efectivo que traiga beneficios a la civilizaciòn entera, no nada màs a un segmento pequeño de la humanidad. Nuestra mente requiere ampliarse y no solamente pensar en nosotros, los privilegiados del planeta.
Lamento disentir contigo y tener un punto de vista diferente en cuanto a los prodigios de la globalizaciòn. No me queda claro còmo se va a lograr que los paìses menos favorecidos ahora se veràn beneficiados a la larga, pues el capital lo que busca son beneficios. Pensar que por arte de magia, o de algùn artilugio secreto intrìnseco al proceso de generaciòn de utilidades, vendràn beneficios econòmicos al campesino de Bangladesh, al dueño de una tienda de productos bàsicos, o al empleado de una maquiladora que sòlo recibe un salario mìnimo, para no hablar de las legiones de desempleados, es creer en que sì existe Alicia en el paìs de las maravillas.
En Mèxico, donde vivo, y que es un alumno aplicado de los cànones del neoliberalismo y de la globalizaciòn, no ha habido tal cosa como sentar las bases educativas para atender a la mano de obra, ni tampoco veo por ningùn lado las motivaciones potentìsimas de los individuos, pues màs bien veo campesinos arruinados por la libre importaciòn de alimentos, ni tampoco comerciantes con esplèndido futuro, ya que la invasiòn de franquicias extranjeras ha barrido con el comercio autòctono, y, finalmente, no veo tampoco que los jovenes que lograron acceso a la educaciòn superior (65% de los aspirantes son rechazados por falta de cupo) se sientan muy entusiasmados por la abundancia de oferta de trabajo, ya que el paìs sòlo crea medio millòn de plazas, cuando se necesitan casi dos millones anuales.
Brasil, por citar un caso que incluyes en tu comentario, no se ha insertado de lleno en polìticas neoliberales, ni tampoco es un aficionado a los tratados bilaterales, ha sabido cuidar su mercado interno y por ello ha salido mejor librado de los avatares de la crisis. Mèxico, màs globalizado, ha sido un fracaso en ese respecto.
sal-u2