Durante los últimos meses, he leído muchos debates sobre los términos “activo” y “pasivo” en relación con la adquisición de una vivienda, un coche o un teléfono.
A nivel contable, estos son términos irrefutables, es decir, términos contables que no admiten discusión. Cualquier “bien” que una empresa o una persona posea y tenga valor económico, siendo este tangible (como un coche o una casa) o intangible (tu conocimiento o tu imagen personal, por ejemplo), será un activo.
El lío en el uso de estas palabras es provocado por utilizar los términos “activo” y “pasivo” para hablar sobre otros aspectos como los bienes de capital y los bienes de consumo. Creo que el gran culpable de esta confusión es Robert Kiyosaki, con su famoso libro “Padre rico, padre pobre”, donde la simplificación de estas complejas explicaciones derivó en la confusión etimológica.
Pero dejadme que os explique en detalle, ¡Allá vamos!
1. ¿Qué es un Balance Contable?
Un balance (conocido como balance de situación), es un documento de contabilidad que permite conocer la situación económica y financiera de una entidad (o de una persona, si queremos realizar un balance de nuestra situación) mediante la anotación de sus posesiones (activos) y como estas han sido adquiridas, con capital (patrimonio neto) o con deuda (pasivo).
En un balance de situación hay una regla básica, la ley de igualdad: activo = pasivo + patrimonio neto.
Esquema básico de un balance de situación
Como clasificar las posesiones y deudas lo marcan las reglas de cada país (en España el Plan General de Contabilidad). A modo resumen, el activo y el pasivo se puede clasificar como fijo (pensados para mantener a largo plazo) y circulante (a corto plazo).
De igual forma que en las empresas, si calculamos el balance de las personas de la misma forma que lo hacemos con las empresas encontraremos que el valor de sus activos será igual a su patrimonio personal menos la deuda que tenga contraída.
Por lo tanto, en la adquisición de un coche, una casa o un teléfono, estos pasarán a ser un activo de nuestro balance, que se compensará con financiación propia (PN) o con deuda (P).
Ahora bien, ¿un vehículo genera riqueza?
Esa es otra cuestión completamente distinta, en la que intervienen un montón de factores: utilidad del vehículo, amortización o gastos asociados, entre otros.
Veamos estas cuestiones siguiendo con el ejemplo del vehículo.
Utilidad: lo primero es distinguir entre bienes de capital y bienes de consumo, y esto dependerá del uso que se vaya a hacer sobre el bien adquirido. Si utilizamos el vehículo para generar nuestros ingresos (por ejemplo, porque somos repartidores) estaremos ante un bien de capital. Por el contrario, si el vehículo es de uso recreativo será un bien de consumo.
Pero incluso tratándose de un bien capital, considerar una adquisición de un vehículo como una buena “inversión” depende de muchos factores: coste, duración del vehículo, valor residual, los gastos asociados (p.ej: eléctrico o gasolina) o las alternativas a adquirir el vehículo (p.ej: renting o comprar una bici).
Amortización: la amortización es otro elemento importante a la hora de adquirir un bien. La amortización es la depreciación de un bien en el tiempo y el valor residual el valor una vez terminada su vida útil (es decir, después de amortizarlo). Si el vehículo nos cuesta 100 y tiene una vida útil de 9 años y un valor residual de 10, cada año valdrá 10 unidades menos, hasta que el décimo año no sea útil y su valor se quede en 10, que puede ser lo que nos den por las piezas (como os imagináis, la realidad es más compleja que la teoría).
Gastos: los gastos derivados del mantenimiento de un activo o de su usó. En este caso, no es lo mismo un mantenimiento de un vehículo de gasolina a uno eléctrico, por ejemplo. Estos gastos irán a la cuenta de pérdidas y ganancias, y por lo tanto se tienen que tomar en cuenta a la hora de adquirir un vehículo.
Además de todo esto, hay que tener en cuenta otros aspectos como el valor personal de esa adquisición (la satisfacción o bienestar de adquirir ese vehículo, que es algo muy personal) o el peso en tú balance (el mismo precio puede suponer pesos porcentuales muy distintos en el balance de dos personas, que dependerá de la “riqueza”).
Por lo tanto, compremos un coche barato, duradero y sin gastos asociados o un coche caro, efímero y con mucho coste, en ambos casos estaremos adquiriendo un activo.
Ahora bien, mientras que el primer coche cumplirá su función de transporte igual que el segundo, este conllevará movilizar menos financiación (propia o ajena) y cargas menores a la cuenta de pérdidas y ganancias. Con el segundo vehículo tendremos que pagar la deuda y los intereses, unos costes de mantenimiento elevados y tendrá una mayor amortización, es decir, perderá valor de forma más rápida. Todo esto “hipotecará” nuestro futuro a la hora de adquirir otros bienes, pues estaremos en la obligación de pagar las deudas y gastos contraídas al adquirir este vehículo.
2. El problema con Kiyosaki
El problema con Kiyosaki y su bestseller “Padre rico, padre pobre” es que utiliza el léxico contable de “activo” y “pasivo” para definir conceptos diferentes a lo que se entiende como tan en el ámbito contable. Además hay que tener en cuenta que se trata de un libro de iniciación y, por lo tanto, un libro en el que se simplifican muchas ideas para darles sencillez.
Para Kiyosaki los “activos” son las inversiones que nos repercuten en beneficios económicos futuros, es decir, poner “nuestro dinero a trabajar”. Por el contrario, define los “pasivos” como aquello que te ocasiona perdidas futuras y te obliga a generar más ingresos para poder mantenerlo.
Utilizando sus propias palabras un activo es lo que “Da de comer” y pasivo es lo que “Lo come a usted”. Los activos, por lo tanto, genera libertad, ya que acumular activos le repercutirá en beneficios que le permitirán, si lo desea, no trabajar. Por el contrario, los pasivos le quitarán libertad, ya que le obligarán a trabajar más para poder pagar esas compras y sus gastos asociados.
Como se observa, Kiyosaki hace referencia a invertir en activos que generen beneficios y evitar aquellos gastos altos, con costes asociados y amortizaciones rápidas.
Traduciendo esto al léxico contable y a las finanzas personales, podríamos decir que Kiyosaki nos anima a invertir en bienes de capital, que nos generen más bienes, en lugar de bienes de consumo, que nos empobrezcan.
3. Tipos de activos: E.T y Yoda
Pero vamos a ver mejor todo esto a través de un ejemplo:
Yoda y E.T. aterrizan en la tierra sin ningún bien material. Rápidamente ambos encuentran trabajo por el cual les remunerá con 10.000 bitcoins mensuales (aterrizaron en Miami). Cuando reciben la primera paga, ambos presentan el mismo balance, como se aprecia en la imagen a continuación:
Con el primer salario, ambos deciden comprarse un vehículo con el que ir a trabajar y moverse por su ciudad. E.T. se compra una bicicleta de segunda mano por un precio de 2.000, mientras que los 8.000 restantes decide invertirlos en renta variable (en Baozun concretamente, pues está subscrito a mi blog y pudo leer la tesis, lo que le convenció para seguir investigando la empresa). Por el contrario, Yoda decide comprarse el Model S de Tesla. Como el precio del vehículo es superior a su liquidez actual, decide acudir a deuda externa para financiarlo (aprovechando que la fuerza acompaña a los bajos tipos de interés).
A priori, puede parecer qué Yoda es más rico que E.T. pues sus activos tienen un valor 4 veces superior a los de este. Sin embargo, antes de afirmar esto hay que tener en cuenta su pasivo, es decir, lo que debe a terceros. En este caso también es superior, como se ilustra en la imagen (no entramos en valorar corrientes/no corrientes, ni tipo de interés ni otros conceptos, pasa simplificar la idea):
Al llegar el segundo mes, ambos vuelven a cobrar su salario de 10.000 bitcoins. Es decir, ya han recibido un total de 20.000 bitcoins, que si no los hubiesen gastado (y suponiendo que comen y duermen en la empresa) los dispondrían como liquidez. Sin embargo, ambos habían decidido aprovechar esta liquidez para ejecutar una serie de adquisiciones, veamos cada uno de los casos.
E.T., que había comprado una bicicleta de segunda mano, sigue teniendo esta bicicleta en el balance y su valor se ha mantenido, pues al ser de segunda mano en solo un mes no ha perdido valor (no amortización). Por fortuna, sus acciones de Baozun se han apreciado, aumentando su valor desde los 8.000 a los 12.000 bitcoins. Este mes decide dejar en liquidez su salario. Por lo tanto, E.T. cierra el mes con unos beneficios de 4.000 btc.
Por su parte, Yoda dedica 5.000 de sus bitcoins a pagar la deuda que contrajo el mes anterior al comprar su vehículo. Además, al haber estrenado el coche, este ya no tiene el mismo valor contable, pues si ahora tratara de venderlo, al ser de segunda mano, su valor de mercado hubiese descendido (amortización). En este caso la amortización ha sido de 4.000 bitcoins. Además, la factura de la luz al recargar su Tesla le ha supuesto unos gastos de 1.000 bitcoins. Estos dos conceptos provocan que Yoda tenga unas pérdidas de 5.000 bitcoins este mes.
Este sencillo ejemplo pretende simbolizar que la compra de un bien, sea cual sea este, siempre supone un aumento del activo, contablemente hablando. Ahora bien, como hemos visto, los activos no son iguales, y mientras que unos nos pueden generar beneficios futuros al aumentar su valor, otros generan pérdidas por su rápida amortización y costes derivados de su uso.
Ojo, que no quiero decir con esto que la renta variable sea fuente de beneficios y que comprar un Tesla es una fuente de pérdidas. Solamente es un ejemplo muy sencillo de procesos complejos diarios que todos realizamos, aunque a veces no seamos del todo consciente. Además, en nuestro día a día entran en juego otros muchos factores a sumar a los económicos.
4. Conclusiones
En primer lugar, hay que saber discernir cuando hablamos de activos y pasivos contables (que creo que en una jerga económica y de inversión es la correcta) y cuando hacemos referencia al uso de estos términos para definir otros aspectos.
Kiyosaki lo que trata de expresar en su libro (aunque en mi opinión con un léxico inadecuado), es que hay que adquirir activos que retornen en beneficios futuros, en lugar de rápidas amortizaciones y pérdidas.
En mi opinión, creo que la clave de la enseñanza de libros como “Padre rico, Padre pobre” es que antes de adquirir un activo pensemos las consecuencias de la acción en el largo plazo, y de esta forma poder comprobar si el valor que nos generan nos lleva a nuestros objetivos. Si lo que te importa es tu “estatus social” pues quizá te compense gastar dinero en objetos de rápida amortización y que te generen pérdidas, como móviles caros o coches de lujo. Si lo que pretendes es diversificar tus fuentes de ingresos y lograr la independencia financiera (cuya definición da para muchos debates) pues deberás buscar el tipo de activos capaces de generar esto. Es importante tener en cuenta todo en perspectiva, pues no es lo mismo el gasto que un iPhone puede suponer en rentas de 10.000€ anuales (10%) que en rentas de 100.000 (1%).
**Las opiniones, recomendaciones y estimaciones recogidas en este apartado en ningún caso pretenden ser una recomendación de compra o venta,el objetivo es puramente informativo y no debe ser tomado como consejo de inversión. Cualquier acción que tomes como resultado del análisis en este sitio es responsabilidad última tuya.
¡Y esto ha sido todo por ahora! but we will meet again
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