Ha terminado una época cómoda para todos, dinero abundante y barato facilitaban todo tipo de financiación y como generaban bastantes beneficios podían repartirse mediante dividendos y además hacer aportación a fondos propios; respecto a la financiación de proyectos el empresario lo tenía muy claro y aplicaba la idea de que el banco es el socio más barato; una empresa que a sus fondos propios le consiga una rentabilidad del 15% tenía la opción de proponer a los socios una ampliación de capital o bien pedir dinero al banco, supongamos al 5 %, por lo que sacaba una rentabilidad al dinero bancario y con la misma inversión propia conseguía más beneficios; esta empresa como era rentable necesitaba más empleados y creaba riqueza, el banco contento porque tenía un sitio interesante para colocar el dinero de sus clientes que aumentaba porque las empresas iban bien y el empleo era estable, pero de pronto alguien dice que se ha acabado la fiesta y lo argumentan por motivos inmobiliarios, internacionales y sistémicos, el caso es que mientras algunos piden justicia y castigar a los culpables hay que seguir trabajando y financiando las inversiones; el empresario va al banco donde le dicen que no tienen dinero y las empresas y particulares que pierden empleos generan menos operaciones de pasivo para el banco y se agrava más la situación.
En principio se paralizan muchos proyectos, por falta de dinero pero a estas alturas eso ya está asumido, el problema está en las inversiones hechas que hay que seguir financiando y las pocas posibilidades de conseguirlas ya que el banco ya no nos da el paraguas que nos ofrecía años atrás; los tiempos tampoco son los adecuados para decirles a los accionistas que aporten más dinero a la empresa y ante la aversión al riesgo el empresario desempolva un producto que tenía en el baúl; se trata de los bonos convertibles que son aportación a la empresa con una rentabilidad mucho más elevada que los depósitos bancarios y además al cabo de unos años se podrán convertir en acciones de la sociedad; los bonos convertibles son activos a medio camino entre la renta fija y la variable en principio la idea es bonita, la empresa obtiene financiación y el inversor empieza con renta fija y acaba como inversor de la empresa, pero a la práctica esto no es tan simple para el inversor y vamos a ver algunos detalle de estas operaciones:
De forma general antes de suscribir estos productos se han de ponderar varios tipos de riesgo:
- Finalidad de la inversión: normalmente van destinadas a reestructurar la deuda y las empresas emisoras suelen ser solventes y pueden atender el pago de los intereses. No obstante hay que tener en cuenta el estado de la empresa-
- Riesgo de no percepción de las remuneraciones: independientemente de haber hecho un buen análisis fundamental de la empresa positivo es posible que en tan largo espacio de tiempo la empresa no tuviese beneficios en algún ejercicio y haya un condicionado que en este caso estén exentos del pago de la remuneración.
- Riesgo de conversión en acciones: hay que leerse los porcentajes de conversión y las fechas o si hay posibilidad de amortización de la deuda total o parcial.
- Riesgo de mercado: en caso de cotizar el precio puede oscilar según las condiciones del mercado. También estarán oscilando las acciones por las que se convertirán que pueden llegar a estar a precios muy inferiores al precio pactado en la emisión.
- Riesgo de liquidez: aunque los títulos estén admitidos a cotización la liquidez no está garantizada.
Análisis. Emisión de bonos convertibles de Pescanova
Además de los riesgos generales enumerados se ha de tener en cuenta en este caso en particular que se paga una prima de emisión por las acciones del 15% en el momento de conversión de los bonos.
En el caso de conversión total las acciones nuevas tendrán un efecto dilución del 19%. Entre las dos cosas se representa que el inversor tendrá unas acciones dentro de cinco años un 34 % más cara que el precio actual, un 6,8 % anual.
Además habría que saber a qué precio está la deuda actual que se va a refinanciar en caso de que sea inferior también será un coste a añadir; es decir el coste financiero de la emisión es de 7,25 millones de euros y habrá que sumar o restar el diferencial de la deuda actual. Es probable que la emisión vaya destinada a refinanciar 100 millones de euros que vencen durante el año 2010 renovables cada año, en este caso se trataría de evitar la incertidumbre de las renovaciones tanto en su concesión como en la evolución tipos de los tipos de interés con previsiones al alza.
Acciones de Pescanova. Creo que tienen un gran potencial de crecimiento, aunque personalmente no me gustan empresas que tienen bajo free-float y en este caso es del 30 % y aunque algunos de los riesgos enumerados son poco probables, en caso de de una evolución muy positiva del valor, tampoco se beneficiarían mucho los titulares de los bonos ya que en caso de que un incremento superior al 30 % del precio de los bonos la empresa puede amortizarlos de la forma que crea conveniente. De esta forma se limitan mucho las posibilidades de que una evolución muy positiva del valor y mantiene los riesgos de la renta variable. Dicho de otra forma ponen techo a la inversión pero no ponen suelo. Es una empresa bastante endeudada que ya realizo ampliación de capital en Octubre del año pasado de 101 millones de euros.
Emisión banco de Sabadell. Sobre finales de año un cliente me comentó que le habían ofrecido bonos de Banco de Sabadell, una emisión que ya estaba cubierta desde mediados del 2009. Una vez leído las condiciones en la que los riesgos eran de forma general los expuestos, había otro que está bastante generalizado y que aun es poco conocido y es que el banco no llegue a cumplir los coeficientes de recursos propios exigibles, en este caso hay un riesgo de no percepción de remuneración; si para el inversor particular es difícil predecir la posibilidad del pago de dividendos hacer el seguimiento de los fondos propios del banco es una meta inalcanzable.
Estos productos están encuadrados como productos MIFID y en su clasificación han de ser considerados como “complejos” y “riesgo alto” por lo que si al rellenar el Test de conveniencia el resultado es positivo, no se debe formalizar el producto; el cliente puede insistir y firmar el documento de insistencia de comercialización para contratar el producto, así admite que es consciente del riesgo de la operación.
Estos productos que se incorporan al mercado van teniendo cada vez clausulas más complejas por lo que en caso de formalizarlos conviene leer los contratos detenidamente y recurrir si se puede a profesionales que estén al corriente de estas operaciones.