Después de recibir 30.000 millones de dólares del FMI y el Banco Mundial, Argentina está una vez más al borde de la bancarrota. Esta sería la cuarta quiebra de Argentina en los últimos 25 años.Desde que Javier Milei, ganó las elecciones se había mejorado significativamente la economía del país:
- Convirtiendo un gran déficit en superávit.
- Reduciendo la inflación del 250% anual a “sólo” el 30%.
- Reduciendo la tasa de pobreza.
De hecho, los inversores extranjeros acogieron con satisfacción estos cambios. A medida que la economía mejoró, Milei también permitió el libre movimiento de capitales dentro y fuera de Argentina, lo que impulsó la confianza de los inversores en la economía argentina.
✅El año pasado el Merval (índice bursátil de Argentina) fue el mejor de todo el mundo, con una subida del 130% en dólares.
👉 Sin embargo, los recortes al gasto público golpearon a gran parte de la población y su partido perdió las elecciones locales hace apenas unas semanas. Ese revés político encendió la alarma entre los inversores, que ahora temen un retroceso de nuevo hacia más déficit, controles y más inflación.
Argentina se convierte así en un laboratorio económico en tiempo real: salir de una crisis requiere recortes profundos, pero un sector público demasiado grande puede hacer que el ajuste sea inviable.
El resultado:
- Fuga de capitales.
- Posible devaluación del peso hasta los 1.700–1.800 por dólar.
- Mayor riesgo de impago de la deuda externa.
Una moneda muy devaluada hace que la deuda externa sea mucho más difícil de pagar, lo que aumenta en gran medida el riesgo de incumplimiento. Para lograrlo, Argentina necesita urgentemente miles de millones de dólares para restaurar la confianza de los inversores y detener la fuga de capitales.
Y ahora, el Tesoro de Estados Unidos, un país con un déficit criminal, ha intervenido para rescatar a Argentina. Pero no es solo dinero lo que se juega. La economía más grande de América Latina (Brasil) ya ha caído bajo la influencia china, y si Argentina también se desliza en la órbita de Beijing, Estados Unidos perdería el dominio en América Latina.
De momento, ya hemos visto los resultados de las inversiones de Donald Trump, y no parece haber fallado mucho.
De momento, ya hemos visto los resultados de las inversiones de Donald Trump, y no parece haber fallado mucho.