La caida de bolsas a menudo se muestra como algo malo, especialmente entre los que discrepan en materia de intereses geopolíticos con los actores principales. Pero en el caso de China hace un tiempo, y Brasil hoy, podría considerarse como una corrección económica necesaria para limpiar la economía de especuladores.
China devaluó el yuan hace un tiempo para aumentar su competitividad. Esto significa que aquellos que especulaban con burbujas hipotecarias en China iban a perder dinero si dejaban sus dinero especulativos en yuanes. Así es como la devaluación del yuan empujó una caída de bolsas, o dicho de otra manera, eliminó la demanda artificial de la burbuja creada por los especuladores, lo cual a la larga es doblemente sano, porque además de aumentar competitividad, limpiaban su economía de burbujas financieras.
Ahora parece ser el turno de Brasil. Lula, en conjunto con Hugo Chávez, y en menor grado Cristina Fernández, nunca fue favorito de los banqueros que gustaban de jugar al casino financiero con los estómagos y el hambre de los ciudadanos. Con medios inclinados a favor de los bancos, en cuyas filas de sesgo mediático ahora se suma El País, se habla de una caída de bolsa en Brasil que es el resultado de una acusación judicial contra Lula.
En un giro impensable hace unas semanas e inimaginable hace un año, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se apresta, según varios medios brasileños, a entrar en el Gobierno de Dilma Rousseff, la persona a la que él mismo eligió para sucederle. - La Bolsa cae ante la expectiva de que Lula sea ministro del Gobierno Rousseff
Las crisis financieras de 1998-1999 son, en parte, un resultado de las fragilidades del modelo económico instalado bajo la dirección de Cardoso: la "economía casino" sobre la cual reposaba la lógica del régimen de crecimiento. A saber, el ajuste del balance de pagos a través de las altas tasas de interés con el objeto de atraer capitales, financiar el servicio de la deuda y compensar el déficit comercial; dejaba la puerta abierta a los "vientos en contra" de las finanzas internacionales y contaba como único recurso la aplicación de políticas drásticas de austeridad (subas muy pronunciadas de la tasa de interés, recorte del gasto público, en particular del gasto social, devaluaciones) hasta que los capitales fluyeran nuevamente con el fin de recuperar la credibilidad perdida. Tal política precipitaba la crisis y hacía pagar el mayor costo a los más vulnerables: los pobres y los sectores más humildes. Alejada de los principios del Consenso de Washington, la política de Lula, al contrario de la de su predecesor, estaba orientada a conseguir y acentuar el sostenimiento de los niveles de demanda a partir del aumento del salario mínimo y de las transferencias sociales, la suba del gasto público (luego de una reforma fiscal) y facilidades de crédito para el consumo y para la producción. Esto lleva a constatar una ruptura en estos puntos. - Brasil, el legado económico de Lula: éxitos y límites
El Gobierno brasileño ha acusado a EEUU y a China de promover una guerra cambiaria para aumentar sus exportaciones, lo que está reduciendo la competitividad de países en desarrollo como Brasil. - Rousseff se queja ante Obama de la política monetaria de EEUU y Europa