El 27 de setiembre de 2016 SpaceX publica en Youtube la presentación del plan marciano de Elon Musk, un sistema de transporte para ir a Marte.
Dice la página web de Sputnik News que "el experto militar Vasili Kashin, (...) opina que los planes anunciados por Musk no son más que una estrategia de 'marketing' para expulsar a sus competidores del mercado". Claro, como lo dice Elon Musk, dicen que es pantomima mercadotécnica, pero para decepción de los rusos, Boeing se ha metido también en la carrera. Y esto nos hace pensar que probablemente Boeing también se lanza a la pantomima marciana, así como Neil Armstrong se lanzó a la pantomima lunar.
Dmitry Rogozin en diciembre de 2015 en una entrevista en Rossiya 24 TV ya había dicho que Elon Musk le estaba "pisando los dedos de los pies" a Rusia.
Elon Musk se abrió camino en mercados que habían evolucionado poco en muchas décadas.
- La cohetería no había evolucionado significativamente desde los 1960.
- Los coches no habían evolucionado mucho desde 1940.
Musk se lanzó en pos de los impopulares coches eléctricos que los fabricantes de Detroit no querían, con Tesla. SpaceX se lanzó hacia los cohetes reutilizables y la fabricación de motores de cohete. También había tenido participación accionaria en SolarCity, una empresa de paneles solares. Para el lector casual que no supiera sobre aeroespacio, Musk sería un tipo disperso en empresas dispares, y con presencia escénica teatral. Pero para el que sabe de aeroespacio, Musk ha ido avanzando para construir un sueño marciano, sobre el que siempre ha sido absolutamente vocal, sin tapujos.
Tesla con su Model 3 ha puesto en aprietos a las automotrices, porque han visto cómo la gente reserva un coche que saldrá a la luz a finales del próximo año. Y con sus motores, cápsulas Dragón y cohetes Falcon, ha puesto en aprietos a los rusos con sus cohetes desechables y sus incomodas y austeras cápsulas Soyuz.
El tema aquí es que Rusia depende de sus ventas de cohetes, motores y cápsulas para traer dinero a sus arcas. Los motores RD-180 descendientes de antecesores de guerra fría son aún usados por United Launch Alliance para sus cohetes Titán, y las Soyuz son contratadas por NASA para llevar astronautas y provisiones a la estación espacial ISS. La entrada de cohetes reutilizables traería millonarios problemas económicos a los rusos.
Y al igual que en lo automotriz ha habido competidores que se han desecho en el uso de adjetivos negativos contra Musk para desacreditarlo, en la cohetería tampoco se han quedado callados los rusos. El golpe al bolsillo es grande. Con la entrada de Boeing, ya los rusos tienen otra preocupación. Si Musk no lograra su plan marciano, lo hará Boeing. Y eso debe ser inquietante para el negocio ruso que hoy está tratando de mantener su posición en el mercado.
Aunque con Musk es dificil pensar que no lo logrará, porque todo lo que ha prometido, lo ha cumplido. Probablemente no en los plazos optimistas que siempre había definido, pero sí ha cumplido. Cuando miro a Boeing, no puedo imaginar a una empresa mejor preparada para poner en aprietos a los rusos.
Claro, todo es culpa de los mismos rusos, porque cerca del año 2000, Elon Musk había ido 3 veces a Rusia para comprarles misiles ICBM (balísticos intercontinentales) para lanzar algo a Marte para entusiasmar a la gente y así aumentar el presupuesto de la NASA para que pueda haber colonización. Con una palmadita en la espalda y una mirada por encima del hombro, le dieron la espalda. Para la tercera vez que iba, ya había leido lo suficiente y empezó a hacer preguntas y encontró que con un libro viejo de los 1960 alcanzaba para conocer los avances modernos de la cohetería, y decidió usar ese dinero para crear SpaceX.
Si los rusos hubiesen vendido los misiles ICBM a aquel personaje, habría lanzado los cohetes, la NASA tendría su aumento de presupuesto, y los rusos habrían seguido vendiendo sus cohetes y motores. Pero es demasiado tarde. En realidad Dmitry Rogozin se equivoca, fueron ellos mismos los que se dispararon en el zapato hace casi 2 décadas.
Hoy ya ni siquiera deberían preocuparse por Elon Musk. Deberían preocuparse por evolucionar. es que estar fabricando cómodamente un refrito de producto de la guerra fría y de pronto tener que incurrir en I+D no es algo que sea muy cómodo que digamos. Pero es que así funcionan los mercados. Un mercado llega a punto muerto, y de pronto viene alguien a romper la zona de comodidad.
Cuando Elon Musk habló de sus planes para enviar gente a Marte, la misma gente que solía hacerle bullying mediático empezaba a hablar de que iba a tener problemas para mantener viva a la tripulación, y todas las formas de morir con Musk. Ahora que Boeing se ha metido a la competencia, quizás deberían hablar de todas las maneras de morir con Boeing también. Toda esa gente olvida los logros de Musk. Y hasta ese día en que Musk anuncia sus planes para ir a Marte es que la gente entiende para qué comprar un SolarCity, por qué es bueno tener una fábrica Tesla y una empresa como SpaceX, todo en uno.
Musk desde hace años vienen anunciando que quiere una raza humana multiplanetaria, y sostenibilidad. Sostenibilidad con Tesla y Solarcity sonaba a ecologismo de Greenpeace, o a política climática de Al Gore, pero no. Ahora suena a paneles solares para ir a Marte y un rover marciano para recorrer 300 km sin recarga, y con un panel solar a cuestas. Incluso si ves la gigafábrica puedes ver que los viajeros van a necesitar almacenar la energía de los paneles en alguna parte. Dicho de otra manera, ahora comprendemos por que Boeing no se deshizo de Spectrolab desde hace 16 años. Y todas las pistas estuvieron allí todo el tiempo. Sólo faltaba que la gente mirara al cielo, y escuchara a ese empresario soñador que mira más allá de las profundidades de la atmósfera donde los humanos viven sus vidas bidimensionales, sin mirar las estrellas en el cielo, o mirar las flores en el suelo.
Musk nunca estuvo disperso, y en cambio, no podía estar más enfocado. Todo lo que hace sirve para vivir en Marte.