La guerra en Ucrania y la guerra monetaria de sexta generación

La tormentosa economía mundial pone a prueba los mecanismos de distintas generaciones de guerra. Y ya se vislumbra una nueva generación de guerra que definiría un mundo post-globalista.

Hay varias generaciones de guerra, y cada una establece mecanismos y doctrinas distintas para pelear una guerra.

Pero hay una sexta generación de guerra que apenas se vislumbra.  La guerra de sexta generación, una guerra monetaria.

VIno la guerra de Ucrania y con ello las sanciones. Y antes de que entren las animadversiones hacia uno u otro bando, debo aclarar que no me interesan tomar bando, pero sí me importan los los efectos económicos en el mundo a raíz de este conflicto, y eso es exactamente de lo que hablaré. 

EEUU y la OTAN le dicen a Rusia "no te compro y te sacamos del sistema financiero" al imponer embargos a exportaciones rusas y al sacar a Rusia del sistema Swift para aislar financieramente a Rusia.  Rusia exporta fertilizantes, trigo, petróleo y gas.  No debería haber problema, porque el paso de hidrocarburos a renovables ya prometía un futuro sin petróleo.  Alemania había clamado en 2018 que pasaron dos días a punta de renovables, y en 2021 España habría sugerido que estaban al 50% con renovables también.

En este futuro sin petróleo resultó asombroso y desconcertante que el presidente de México Manuel López Obrador, conocido como AMLO, viniera a decir hace un tiempo que México no debe extraer demasiado petróleo para heredarlo a las futuras generaciones.

Y sin embargo en estos días Alemania indica que sin petróleo ruso, Alemania duraría dos dias antes de volver a la era de los caballos y carretas. Básicamente volver a la era de los Amish, un estilo de vida de siglo 19.

Y vemos a Elon Musk, el zar de las renovables, pidiendo aumentar la producción de petróleo y gas.

Y si quieres preocuparte, escucha lo que el príncipe saudita tiene que decir:

Las inconsistencias están a la orden del día. 

Y tú que pensabas que era tu coche el que calentaba el planeta.

La idea del embargo a Rusia era que la economía rusa se desplomara, pero en su lugar los precios del petróleo y gas subieron. Y eso ayuda a Rusia a ganar más dinero.

Ante la amenaza de "no te compro" de los embargos de occidente, Rusia aplica su diplomacia energética y dice "no te vendo" que es lo mismo pero del otro lado.  Y ante la amenaza de no poder vender el gas, Rusia establece conversaciones para un acuerdo con China por 30 años para venderle todo el gas.  Quizás eso neutralice los efectos del embargo de carbón australiano que causa apagones en China.  Pero esto también significa que el precio del gas tendría que aumentar en Europa, y que hay que correr para el momento en que Rusia decida no vender más gas a Europa. Asimismo, el precio del niquel y del paladio se han disparado ante la posibilidad de embargo ruso.  Y el aluminio también está en la mira.

Ante la amenaza de irse de Rusia, existe la posibilidad de que muchas empresas que quieran irse sean nacionalizadas.

Todo esto ha causado gasolinazos en EEUU.  En tiempos de Trump la gasolina era muy barata.   Pero eso cambió con el embargo. 

Y es así como los embargos a Rusia han conseguido empujar a Rusia a los brazos de China.

Trump había aprobado el oleoducto Keystone XL, pero Biden lo vetó por el tema del cambio climático. Si no lo hubiera hecho, el petróleo canadiense habría reemplazado al petróleo ruso y no habría gasolinazo.

Ante los gasolinazos, ahora EEUU acude a Irán y a Venezuela por petróleo.  Los rumores indican que EEUU estaría acercando su flota a Venezuela y tendría un enviado a Venezuela, mientras que Rusia, Turquía y China apoyarían militarmente al régimen de Maduro en Venezuela.

Lo que empezó como una crisis regional y un embargo, se traduce en una crisis de precios global.  Rusia usando su guerra de tercera generación y EEUU y la OTAN usando guerra de cuarta y quinta generación.

Independientemente de quién tiene o no la razón, hay un tema económico de fondo. La macroeconomía y la guerra de divisas.  Y de eso es de lo que trata la sexta generación de guerra.

La guerra de sexta generación es una guerra por capturar la bandera.  Es la bandera de la divisa de reserva del mundo. 

Al expulsar a Rusia del Swift lo que han hecho es desdolarizar a Rusia. Y eso es un golpe enorme a la supremacía del dólar, y quizás del euro también, que vive pegado al dólar.

Además, los gasolinazos causan inflación que no se debe a crecimiento económico, lo que da como resultado una "estanflación".  Estancamiento con inflación.  Ese aumento de demanda de dólares en el mercado interno de los EEUU causa que ese mercado compita con todos los demás países para conseguir dólares que se usan para exportaciones, importaciones y para pagar la deuda externa.  Esto empuja a los países a pensar en la posibilidad de desdolarizarse para no tener todos los huevos en una misma canasta, y para reducir el peso sobre sus reservas nacionales de dólares.

EEUU se salva, porque para pagar su deuda tiene la impresora de la moneda de reserva mundial.  Pero si el dólar pierde la bandera de dicha moneda de reserva, tener dólares sería como tener pesetas. Y a la hora de imprimir mucho dinero para comprar la nueva moneda de reserva, EEUU entraría en hiperinflación como Argentina.  Es que precisamente fue ese imprimir dinero para pagar deuda lo que causó la hiperinflación argentina.

Al empujar a Rusia a los brazos de China, China gana una zona buffer en Rusia, similar a Norcorea, y un aliado para echar abajo la supremacía del dólar.

Dicen las teorías de conspiración, que la verdadera razón para quitar del poder a Saddam Hussein y a Khadaffi, es que quisieron desdolarizar sus economías.  Y con este embargo a Rusia, eso es exactamente lo que se consigue, desdolarizar a Rusia.

En esta guerra no se trata sólo de tomar la bandera de la moneda de reserva mundial, sino de mantenerla, y esa capacidad de mantenerla sólo puede crearse con un estado post-globalista.

En el Nuevo Orden Mundial o NWO, ya nos dijeron que "no tendrás nada y serás feliz".  Será un mundo dividido por identidades de movimientos de activistas, donde las diferencias impiden a los proletarios unirse contra los amos globalistas. Y por eso es que manifestaciones de unión de trabajadores como la de los camioneros canadienses no son bienvenidas.

El gobierno globalista tiene a los políticos patrocinados como si fueran pilotos de NASCAR, y los grandes adinerados podrían manejar a los países a su antojo.  Es un mundo de monopolios donde el dinero controla gobiernos, y los gobiernos controlan a la gente.

Evidentemente eso no promete una prosperidad económica para las personas como para formar familias, sino que promueve movilidad geográfica permanente ante la falta de posesiones, y un estado de necesidad permanente.  Y eso sólo agravará la crisis demográfica.

Ya China empieza a tener esa crisis demográfica también. Rusia tiene esa crisis porque su industria no es intensiva en mano de obra, y su economía al estilo de la vieja usanza no se ha centrado en crear una amplia clase media.  Occidente tampoco puede cantar victoria. Las poblaciones envejecen también.

Un bloque post-globalista anfrentado a uno globalista tendría mayores posibilidades de victoria.  ¿Por qué?  Porque su mercado interno fortalecido con amplia clase media tendría mayor poder económico que un bloque tercermundista globalista con muchos pobres. Y además, al haber amplia clase media, las posibilidades de formar familia permitirían una vida digna con mayor cantidad de mano de obra para labores productivas o para defender al país.  La crisis demográfica sólo disminuye las posibilidades de defensa, y tarde o temprano tambien encarecerán los precios de mano de obra a niveles impagables, por al escasez de trabajadores.  Y cuando esa escasez golpee, será demasiado tarde.

Resulta mejor comerciar y usar la moneda de un bloque con una amplia clase media, una base de clientes amplia, que con uno con población decreciente y cada vez más empobrecida.

Por primera vez, países como China y Rusia tienen esa oportunidad de volverse países post-globalistas, que ejercen esa guerra de sexta generación. Aqui en occidente ya somos caso perdido.

EEUU por años tuvo esa economía con clase media amplia, y así forjó su poder.  Y Europa en algún momento también tuvo su momento. Pero por alguna razón occidente renunció a ese poder al permitir el globalismo desigual.

Puede que China y Rusia no puedan volverse estados post-globalistas.  O puede que si.  El que lo logre, podría terminar de reclamar la bandera de la moneda de reserva mundial, y darse el lujo de imprimir dinero para pagar su propia deuda, mientras los demás países se pelean por conseguir esa divisa para pagar deudas.

Una amplia clase media no sólo tiene mayor capacidad adquisitiva para poner en movimiento una economía con mayor tamaño económico de mercado, sino que además, al tener mayor poder adquisitivo, el gobierno tendría mayor capacidad de recaudación fiscal.

Una cosa es que Rusia y China puedan adueñarse de la bandera. Otra es que puedan mantenerla, y sólo con amplia clase media y una economía sin bandazos, podrá hacerse.

Y por otro lado el hábito de jugar a la guerra de quinta generación es que es una guerra de mentirosos, y a los mentirosos no se les quita el hábito de mentir. Pero ese no es el problema.  El problema es que el que dice la verdad no necesita memoria.  El que miente debe acumular una por una sus mentiras y recordarlas todas. La esperanza del político es que para cuando se sepa la verdad, la mentira será irrelevante. Desconocen que normalmente las mentiras se descubren en el peor momento, y es cuando vienen las consecuencias para el mentiroso y aquel al que le mintieron.  Los políticos esperan no apechugar con las consecuencias, pero en política siempre llega el día de pagar las cuentas.  Y no es porque sea sentencioso apocalíptico, sino porque un problema que se esconde no mejora, empeora.

La supremacía de EEUU se logró gracias a la prosperidad de su gente, y en Europa en alguna medida también. Fueron estados post-globalistas por un rato. Las plazas están vacantes, y los embargos y exclusiones del sistema acaban de abrir una puerta para romper la supremacía del dólar.

Rusia ha decidido pagar su deuda en rublos a países hostiles.  Así desdolariza la economía, y aumenta la valuación del rublo porque el rublo tiene más demanda.  O sea que el embargo les salió al revés, contra el dólar.

¿Será que a futuro los barriles de petróleo serán los nuevos dólares, la divisa de reserva del mundo? ¿O una divisa respaldada en oro? Las criptomonedas no serán valor refugio. Si te apagan la luz, no hay criptomoneda.

Rusia y China no tienen la tradición, ni la costumbre, ni la econmía, ni las razones históricas para volverse un país con fuerte antiTrust y con amplia clase media, pero si tienen la puerta abierta y posiblemente el deseo de hacerse y mantener la bandera de la moneda de reserva mundial. Habrá que ver si lo lograrán o no.  Sólo así lograrán hacerse y mantener ese lugar tan preciado en la economía mundial.

¿Qué pasará en el futuro? El futuro sólo Dios lo conoce.