Hoy he querido plantear algunas reflexiones, sin tomar bandos, para describir algunas leyes no escritas de la geopolítica.
- La victoria o derrota depende de los objetivos, y de poner plazos y número de intentos. Cuando tocas una puerta para un proyecto personal, fracasas cuando abandonas, porque normalmente le pones limites al plazo y numero de intentos en algo que nunca has hecho antes.
- Cuando los objetivos son incompatibles entre 2 partes, hay conflicto. Pero muchas veces este conflicto viene de definir mal los objetivos. Porque de otra forma en lugar de conflicto podría haber negociación.
- En una negociación los objetivos de ambas partes deben ser claros para obtener los mejores resultados para ambos. Cuando esto no sucede, se obstruye la negociación. Esto es especialmente dificil con gentes de gremio con bajo nivel educativo, que cree que revelar objetivos es signo de vulnerabilidad y debilidad.
- En una negociación lo mejor es dividir las grandes propuestas en pedazos, en micropropuestas donde se acepta o se rechaza cada una. Cuando se rechaza, se puede hacer una contrapropuesta. El resultado nunca será el 100% de micropropuestas aprobadas, pero sí será el punto que más beneficia a ambos.
- Si falla la buena fe, está el convenio o contrato.
- Hay objetivos de corto y largo plazo, y muchas veces es mejor sacrificar los de corto plazo a favor del largo plazo, aunque a corto plazo parezca una derrota.
- Para hablar de una victoria y una derrota depende de quien hable. ¿Ganó el país? ¿Ganó el ciudadano? ¿O ganaron intereses particulares? La victoria o derrota al final no es necesariamente de los bandos en su conjunto, porque en cada bando hay actores, y unos ganan y otros pierden con las nuevas condiciones.
- Hay guerras de observación y guerras de decision. En una guerra de observación no importa ganar o perder. Suelen ser usadas para obtener alguna regalía o para probar armas nuevas. Las guerras de decisión lo cambian todo, y el mundo ya no es el mismo. Para distinguir la diferencia hay que hacerse preguntas acerca de que es lo que cada bando busca, cuál es el estado final al haber una victoria o derrota.
- La guerra de la información consiste en desinformar al enemigo. Cuando hay censura y propaganda hacia los ciudadanos, el enemigo del político o de quienes le controlan, es por definición el ciudadano.
- Las dictaduras requieren que los ciudadanos sean mentirosos. Ya sea que mientan por fanatismo o por miedo, al mentir activamente, diciendo verdades parciales u omitiendo cosas, o permitiendo la mentira, se crea el caldo de cultivo de la dictadura. Por eso el dictador le teme más a la pluma que a la espada.
- La victoria vuelve estúpidos a los ganadores. Así es como las potencias empiezan a derrotar al débil por muchos años, y luego confiados de su invencibilidad, se lanzan a por presas más grandes hasta que encuentran a su némesis, pensando que es otro debilucho, y se llevan una sorpresa. La arrogancia viene antes de la caída, y la incompetencia del ganador confiado acelera la derrota. Todo es como los juegos olímpicos. Si ganaste medalla de oro en la olimpiada anterior, eso no garantiza nada en la presente olimpiada.
- En juegos de mesa hay dos tipos de juegos. El ameritrash es conflicto, wargaming. Un jugador es aplastado y derrotado y el otro gana, hay un final. En el eurogame muchas veces un jugador es derrotado pero sigue en el juego, influenciando desenlaces aunque no juegue, y normalmente los eurogames no expulsan jugadores del juego. En la geopolítica se gusta mucho del ameritrash, pero el estadista y el estratega jugarán al eurogame.
- La moralidad entendida bajo la óptica del ciudadano de la calle no es aplicable a la geopolítica. Las relaciones internacionales son relaciones de poder. El que no acepte eso no acepta la realidad y prefiere vivir en su mundo ilusorio.
- Cuando el ciudadano es tan inteligente como para estar fuera de la política, debe aceptar que será gobernado por los tontos.
- Cuando la escala de valores hace que el dinero esté por encima de las personas, el ser humano será esclavo de la economía, en lugar de que la economía sirva al ciudadano.
- En política se le pide menos requisitos para el puesto al político que al barrendero o a una candidata a Miss Universo. Por eso es que a los políticos se les permite darle malas noticias sobre el desempeño en el puesto al jefe que paga el salario del político (el que paga es el contribuyente) sin consecuencias, mientras que al barrendero que de malas noticias de su propio desempeño al jefe, lo despiden. Observa a los políticos que dan malas noticias y a los que dan buenas noticias al ciudadano.
- La ley que no se hace cumplir, está vacía.
- La política es efímera. Los que eran amigos son enemigos, y viceversa. Lo mejor es hacer lo correcto y lo legal, sin importar la posición, especialmente en los tiempos más dificiles, cuando hacer lo correcto es pecado político. Cuando la política cambia, el que apostó a la política del momento, pierde sus alas, sus amigos, y su presencia de marca. Y el que hizo cosas ilegales, se verá en problemas. La borrachera política siempre trae su resaca judicial luego de algunos años.
- El tonto útil que incurrió en actos ilegales, al cambiar la política, será perseguido por los enemigos, y también por sus antiguos jefes, porque ahora es un cabo suelto, alguien que sabe demasiado. Pero el tonto útil en el momento cree que la asignación de la tarea ilícita significa que ahora es parte del club. El desengaño para el tonto útil es triste, y en geopolítica a veces es fatal.
Estas son algunas de las leyes sueltas que rigen la política. No me toca a mi hacer juicios de valor sobre la geopolítica actual, ni la política de tu país o de mi país o de otros países. Pero ya sea que te metas en política a resolver problemas o que más bien no quieras meterte en problemas, estas reflexiones pueden ser de alguna ayuda.