No sólo existe conducta de rebaño en bolsa. También se puede observar esa conducta en políticos y en empresarios también. En las empresas sigue la moda de pelear con menos soldados, en virtud de las modas que determinan una conducta. Vamos a comprender cómo funcionan las modas y vamos a ver hacia adonde nos lleva la locura de las modas gerenciales, y como es que los inversionistas deben vigilar no sólo las utilidades sino la forma en que estas utilidades se logran. De otra forma la guerra de divisas no sería el fin, sino el inicio del recrudecimiento del desempleo en el mundo desarrollado.
Pastores políticos
Los políticos seguían la conducta de rebaño, y eran obedientes a los pastores de EUA, que siempre decían lo que había que hacer. Los que dictaban la línea de acción eran los think tanks, que eran los sumos sacerdotes que nunca se equivocaban, porque los anglosajones saben usar muy bien el discurso orweliano para negar las realidades más evidentes, donde alzando la voz se hace ver que debe creerse más que a los que hablan en voz baja.
Era una religión con grandes dogmas que todo el mundo daba por ciertos, y las voces que trataban de explicar que eran una locura eran exiliadas con adjetivos como "comunista" o "radical".
En los años 1980s decían los pastores think tanks que había que deshacerse del proteccionismo, que había que reducir gastos sociales, que había que hacer esto o aquello porque era bueno para la economía. Predicaban esto, pero en países desarrollados hacían exactamente lo contrario a lo que predicaban. Por muchos años obedecieron y empobrecieron a los ciudadanos latinoamericanos por varias razones:
- A veces no tenían otra opción porque si no obedecían les aplicarían sanciones.
- No entienden economía y creen en las buenas intenciones. Si lo dice la mayor superpotencia mundial debe ser porque saben lo que están diciendo.
- Está de moda en el mundo hacer eso, y entonces había que estar a la moda.
Así Latinoamérica llegó a ser el lugar en el mundo con la mayor inequidad después de impuestos sobre el planeta. Y precisamente esto desencadena luego que parte de la fuga de empleos desde EUA y Europa vaya hacia Latinoamérica.
La desobediencia de los fieles de la religión ideológica
La credibilidad de los pastores políticos de EUA comenzó a ser cuestionada cuando en la crisis de 2008 hicieron absolutamente todo lo contrario de lo que predicaron por años como solución a los mismos problemas.
Así EUA usó el keynesianismo en lugar de la austeridad, más deuda para resolver problemas de deuda en lugar de menos deuda, y parece que los organismos internacionales que evaluaban rating o que imponían sanciones ya no trataban de igual manera a EUA. Lo que era justo para el ganso, no estaba siendo justo para la gansa. Entendieron que los pastores no aplicaban para sí mismos el dicho de "o hay pa' todos o hay patadas".
Muchos esperan que al irse los empleos, Latinoamérica se convierta en el nuevo EUA para exportar. Las cosas podrían no ser así, debido a las modas de los gruús gerenciales que veremos más adelante.
Fundamentalismo europeo en nombre de la moda
Sin embargo ante el fracaso de su modelo, Europa en lugar de entender que la desobediencia hacia una religión economicista, decide darle otra oportunidad a las ideas que llevaron al descalabro y sigue imitando a otros. Si bien Europa se inclina por la austeridad debido a la fuerza de los bancos de Wall Street que han creado una crisis mediática para hacer creer que los PIIGS (¿por qué llamarle los "cerdos"?) tienen crisis de deuda aunque no hayan entrado en default, esto es una medida a la fuerza.
En la "guerra de divisas" que no tiene nada de guerra, lo que crean son bandazos para sus propios ciudadanos. Si alguna vez hubo una guerra donde es bueno enviar al infierno a sus propios soldados para ganar más puntos, esa es la guerra de divisas.
En otros temas como el de subvenciones siguen siendo sumamente proteccionistas hacia las empresas, haciendo exactamente lo contrario de lo que predicaban, pero como ya no se le puede exportar los problemas a Latinoamérica, como hacían antes, los religiosos del dogma economicista fallido se lo exportan a los ciudadanos, pensando que no va a pasar nada, que habrá protestas aquí y allá, y todo va a seguir igual.
Ante la moda de andar rescatando bancos con TARP y QE, la locura no se detiene y parecen competir para ver quien rescata más bancos a costa de los ciudadanos. Es un festín de dinero donde aquellos que se benefician, los grandes bancos de Wall Street y adinerados especuladores de todo el mundo no quieren que se acabe el bacanal romano, la orgía monetaria. ¿Estamos viendo de nuevo la imagen de la caída de un nuevo imperio romano en Europa?
Europa sigue la moda, aunque ya Irlanda está empezando a desobedecer, al no querer aceptar un rescate (rescate para los bancos que tendrá que ser pagado por los ciudadanos) porque quizá están comprendiendo que el camino de la moda no es el correcto. Todos sabemos el costo político que sufrió Obama con el TARP. Probablemente los políticos de Irlanda han abierto los ojos. Falta que el resto de Europa los abra.
Pastores gerenciales
Los pastores gerenciales también tienen una religión y se hacen llamar "gurús". Cualquiera que haya ido a una charla de un gurú, o que se haya leído los libros que publica, usando un poco de juicio crítico (que obviamente implica investigar un poco) se dará cuenta de que aunque hablan muy bonito, en realidad el discurso es mera "poesía gerencial".
Recuerdo una vez una charla de un gurú, en una charla sobre e-business, negocios por Internet, mucho antes de la crisis, donde el sujeto decía como si se tratara de la gran cosa, que sus hijos habían descubierto que para comprar por internet ya no se ocupaba del plástico, sino que bastaba con los datos de la tarjeta. ¡¡Felicitaciones, el gurú acaba de descubrir América!! El problema de dedicar cerca de 10 minutos a habla de esto es que uno sale a la calle ¿y de que sirve saber esto? No sirve, a menos que pienses inventar maneras de hacer fraudes con tarjetas.
Luego invitaron a un microempresario colombiano que estaba levantando su negocio de una librería virtual, y que apareció allí en busca de clientes, y lo que dijo en 10 minutos era un concentrado de su aprendizaje, que hacía ver al gurú como un mero poeta gerencial. Y hablo aquí de la poesía con desprecio, porque así ven muchos empresarios la poesía, la cultura.
Gerentes sin pensamiento crítico adictos a la moda
Muchos empresarios hablan de "ser relevantes" porque no tienen tiempo, y no tienen tiempo porque planifican mal las cosas, y dedican la mayoría del tiempo a apagar incendios creados por su mala planificación (o la de sus superiores cuando son subalternos). La relevancia es algo subjetivo, pues se refiere a algo importante y dicho en pocas palabras, es decir, material predigerido. El sentido crítico no puede funcionar cuando la información que llega está predigerida.
La moda de las normas ISO 9000 en los años 1990, la moda de la reingeniería en el 2000, la moda del downsizing y outsourcing del 2000 alcanzó a muchos. Claro, había que estar actualizado con las "tendencias de mercado" que en realidad significa "debes imitar lo que hace el rebaño".
En 2008 cuando apenas empezaba la crisis, en un foro anglosajón lleno de adultos con muchos estudios y que yo creía cultos, hablé acerca de que el downsizing y outsourcing iba a causar problemas de desempleo en EUA. Lo que recibí fue una colección de insultos: socialist, troll, antiUS, spammer, flame baiter, etc. La religión de la moda, la conducta de rebaño, había convertido a estas personas en puestos gerenciales, en fundamentalistas de la moda.
Peligro para inversionistas: Los CEOs caníbales hacia su propia empresa
Actualmente los fundamentalistas se están deleitando con un festín al llevarse empleos a Latinoamérica y Asia, lo cual es generar utilidades a partir de ganancias cambiarias y haciendo que la planilla y no las ventas, subsidien el "crecimiento". Esta forma de crecimiento engaña a los inversionistas.
Por eso resulta de extrema importancia que los inversionistas vigilen la forma de crecimiento de las empresas, la forma de ganar utilidades. Dicen que "el personal es el activo más grande de la empresa" y como todo buen activo, se puede liquidar para ahorrarse costos de mantenimiento, lo que equivale a canibalizar una empresa y lanzar personal capacitado a la calle para que la competencia le contrate. Irónicamente la competitividad se mina para ganar utilidades de corto plazo, que es lo mismo que usar a los soldados del propio ejército, como combustible para alimentar los tanques de guerra propios.
Inversionistas a tiempo
A futuro lo que podrá esperarse es que no habiendo países más baratos a los cuales mover operaciones, empiecen a querer rebajar salarios en países pobres o despedir gente para ganar eficiencia, canibalizando los salarios, y llevar gradualmente a esos países pobres hacia la esclavitud, lo cual agregará presiones aún mayores a la baja en salarios en países desarrollados cuyos ciudadanos tendrán que trabajar como esclavos también, para poder competir. De nada servirá devaluar la moneda en países desarrollados si empieza a prevalecer la esclavitud en países pobres, porque los europeos deberían volverse esclavos también. Esas modas son muy peligrosas.
Ahora que estamos en medio del festín de la fuga de empleos, es preciso concientizar a tantos inversionistas como sea posible, porque eso no es sostenible. Con más esclavos y pobres hay menos clientes y menos mercado. Ganar a punta de valor para el cliente y no canibalizando la empresa, es la única manera de que una empresa sea sostenible.
Peligro para inversiones a largo plazo
Las empresas que reciben subsidios o las que canibalizan su propia planilla, para pelear una guerra más intensa con menos soldados, serán poco competitivas y menos aptas para enfrentar la adversidad. En este sentido los inversionistas que pretendan tener su dinero a largo plazo deben ser muy vigilantes de la manera en que los CEOs de las empresas logran metas de utilidades. Para una empresa resulta mejor no lograr una meta de utilidades de corto plazo sin canibalizar la empresa, que lograr la meta canibalizando la empresa.
En una guerra tener menos soldados significa que cada pérdida tiene un mayor impacto, y la moda del downsizing y outsourcing destruye la lealtad de los pocos empleados que quedan, de modo que la empresa se vuelve como la pandilla de Pancho Villa, un grupo de mercenarios sin más cosas en común que la paga, donde cada uno está por sí mismo, y que se vende al mejor postor. ¿Es esa clase de empleados la que desea el inversionista para su empresa?
Se crea entonces un incentivo para los fraudes contables, donde deudas se registrarán como ingresos y los gastos se reflejarán como inversiones, con tal de maquillar los números para los inversionistas, porque el mundo ya no acepta el crecimiento que exigen los inversionistas, porque no hay suficientes clientes porque se han empobrecido.
Una vez que concluya la fuga de empleos vendrá la segunda oleada, donde las grandes empresas usarán la asimetría de poder de negociación para empujar a los pobres de los países latinoamericanos y asiáticos hacia salarios menores y mayor desempleo por incremento de la eficiencia. Y así en lugar de crecer el consumo interno de esos países, que es lo que se espera para que los ex-países desarrollados puedan levantar sus exportaciones y recuperarse, habría decrecimiento. Ya hoy hay esclavos mineros en Bolivia. Para este ao fiscal hay empresas estadounidenses en Latinoamérica con iniciativas de downsizing dento de Latinoamérica. Es que los CEOs siguen con la presión de tener que mostrar crecimientos espectaculares de utilidades. Igual sucede con las empresas europeas.
La guerra de divisas se ha basado en la idea de que Latinoamérica y Asia reemplazarían a EUA como mercado de consumidores. Pero ese no es el futuro que se vislumbra al conocer de cerca lo que ocurre hoy.
Por supuesto este pronóstico oscuro puede cambiarse, si los inversionistas cambian la manera de evaluar el "crecimiento" de las empresas y deberán tratar de abolir la forma de hacer negocios que empuja modas gerenciales. El futuro de toda Europa y de sus habitantes depende de ello. Será muy duro renunciar al fundamentalismo de la moda. Pero de otro modo los peor de la crisis no será la guerra de divisas, será la guerra por el empleo que promoverá la esclavitud en los países desarrollados, donde las empresas quieren pelear una guerra con menos soldados.
En Europa y EUA esta conducta es especialmente incentivada por los subsidios estatales, que hacen necesario tener menos empleados, porque las utilidades provienen de forma fácil del subsidio estatal, y por ende no necesitan esforzarse demasiado en tratar de vender y por ende necesitan menos soldados para pelear la guerra.
Cualquier inversionista o consumidor que quiera un buen futuro para sus hijos y nietos, tendrá que comenzar a hacer que la moda del downsizing y el outsourcing se acabe. De otra manera el mundo desarrollado como lo conocemos bien podría venirse abajo.