El mundo enfrenta hoy una crisis que subyace debajo de la crisis económica. Es una crisis de negación, donde se niegan los problemas con el fin de guardar las apariencias. Es una negación tóxica que puede llevar a los que la sufren hasta el fondo del abismo.
- Se niega en los medios que la economía esté mal o que haya miseria, y se señala a otros países. Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
- Se oculta la pobreza y desempleo que pierde protagonismo con los debates sobre déficit, se esconde la burbuja inmobiliaria, se esconden otras burbujas, y se protege a a los banqueros que hacen dinero con la crisis.
- Se niega en los trabajos que el departamento tenga problemas y los problemas se quedan sin resolver.
- Se niega haber hecho las cosas mal.
- Se niega que los resultados de la gestión vayan a traer problemas en el futuro.
En tantos ámbitos del mundo actual se niega la existencia misma de los problemas.
En 2006, Elizabeth Warren había ofrecido una conferencia donde explicaba cómo la clase media se había ido deteriorando (The Coming Collapse of the Middle Class) y la BBC señalaba que los aumentos de productividad ya no correspondían con aumentos de salarios en EUA, destruyendo el sueño americano (The end of the American dream?).
Mientras tanto en Latinoamérica los empleos procedentes de EUA, como parte de outsourcing o simplemente traslado de operaciones, empezaban a llenar los edificios de oficinas, y lo dije. Dije lo que veía en foros anglosajones..
Además, con el inicio de la crisis las perspectivas geopolíticas de EUA se achicaban, al punto de que según el estudio, a futuro EUA sería una potencia menor, como España (US global dominance 'set to wane'). En 2008 apuntar aquello me costó un severísimo disgusto de adultos preparados y educados en foros americanos que me trataban como si fuera un enemigo. Obviamente sentían que su ego nacionalista y patriotero había sido atacado. Y digo patriotero y no patriota, porque entre ellos mismos se maltratan cuando se trata de dinero.
Fundamentalismos americanos
George Soros (George Soros - The Bubble of American Supremacy) había apuntado en una entrevista en la administración anterior a la de Obama, que en EUA había 3 tipos de fundamentalismo: Religioso, político y de mercado.
Mi experiencia me dictaba que el fundamentalismo político parecía reflejarse en la idea de tener "el mejor sistema del mundo", de modo que cualquier crítica era considerada como sacrilegio. Llegué a ver que los americanos consideraban que la economía era un asunto político, y no técnico como realmente es. De esta manera al hablar sobre economía se recibía los mismos comentarios hostiles por parte de los hinchas, que se obtendría si hablara de política.
Quizás una de las cosas que más me sorprendió fue la manera en que al inicio (antes del TARP) en los foros la gente defendía a los bancos, y a los banqueros se les llamaba "capitalistas" y por ende no sujetos a crítica. También defendían el downsizing y el outsourcing, pues creo que no comprendían lo que significaba quedarse sin empleos por ello. Defendían esas ideas, quizás pensando que ellos mismos algún día podrían llegar a ser como un CEO o un millonario.
La Utopía y la Distopia
Poco a poco las cosas han ido cambiando, las creencias de los americanos han ido cambiando, cuando la evidencia es tan abrumadora que no da oportunidad a las dudas. En aquellos tiempos en que recibía hostilidad había señalado (y lo sigo señalando) que EUA sólo saldrá de la crisis cuando vayan en contra de TODO aquello en lo que creían. Es que esta crisis parece ser causada por creencias que empujaron un determinado funcionamiento del sistema, y a ello se suma una crisis de negación que oculta los problemas. Antes de 2008 era casi imposible encontrar información acerca de lo mal que funciona el sistema de salud americano o la crisis del sector educación.
El régimen americano, si bien tuvo su época de oro, luego de esa era se convirtió en una fantasía mediática, entretenimiento puro, con guerras que parecían videojuegos, y un sueño americano de Utopía. La negación de la realidad, ocultar los problemas, no lleva a que se resuelvan sólos, sino que empeoran con el tiempo. Así es como la Utopía se ha convertido en Distopia. Esta fantasía mediática no sólo ha convencido a los americanos, sino que ha convencido a muchos en el resto del mundo también, de modo que la crisis de negación está en muchas mentes afuera de los EUA.
Es una extraña Distopia, porque las causas de los problemas no se han atacado, ni tampoco se ha castigado a los causantes, ni hay intención de eliminar las causas, ni tampoco de efectuar la corrección económica que aguarda pacientemente en medio de las burbujas que la postergan y hacen más grande el problema futuro. Decía una vez un rankiano que el problema de esconder la cabeza bajo la tierra es que la zona donde la espalda pierde su buen nombre, queda al descubierto afuera.
Esta crisis de negación aún no ha concluido. Y mientras haya quienes se aferren a la Utopía mediática del pasado, el castillo de naipes de una gloria ida, de un sueño que se convirtió en pesadilla, se pierden de la oportunidad de encarar las verdades crudas de la corrección pendiente, y de la dura tarea de derribar el castillo de la Distopia para luego reconstruirse y renacer de las cenizas. Para ello, deberán de dejar de negar la realidad, renunciar a todo aquello en lo que creían, un proceso que es muy duro, porque implica enterarse de que todo aquello en lo que creyeron por años no era verdad. Lo que pasa es que en la Distopia hay dos formas de renunciar a las creencias: Una es aprender y salir por las buenas, y la otra es tocar fondo y empezar a cavar cuando es urgente y es demasiado tarde.