El día de hoy, 15 de octubre, ha sido elegido como día de mundial de acción de los bloggers, con el tema para este año del medio ambiente. Me sumo a la campaña porque precisamente el medio ambiente es uno de los asuntos centrales de este blog, y es el que me ha llevado a la movilización social y política. Y además porque está visto que la participación social consigue objetivos positivos, y uno de los principales y más efectivos medios de participación que tenemos es éste.
Y, a propósito del medio ambiente, ¿qué tema más relevante en estos tiempos que la lucha contra el cambio climático? No lo digo porque lo haya puesto de actualidad la concesión del Premio Nobel de la Paz a Al Gore y al Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) dependiente de la ONU. Sino porque es un tema realmente importante, mucho más transcendente de lo que parece a la vista de las decisiones y pautas de comportamiento que la mayoría adoptamos. Y es hora de que empecemos a actuar en consecuencia. Porque el problema es acuciante y la respuesta no debe venir sólo por las decisiones y actuaciones de gobiernos y empresas (que también) sino, sobre todo, de cada uno de nosotros (en nuestra vida particular y enviando los mensajes pertinentes a políticos y empresarios).
Los Gobiernos deben empezar a actuar con decisiones efectivas y consecuentes, que vayan al fondo del problema. No basta con algunas campañas de sensibilización en televisión (el total es lo que cuenta), que están muy bien, sino planificando y decidiendo en el mismo sentido que predican. No tiene sentido que nos digan que debemos ahorrar agua y luz al tiempo que se planifican nuevos embalses y se promueven nuevas centrales de producción eléctrica a base de carbón y de gas, como estamos padeciendo en Asturias, para fomentar el gasto. Mientras en otros lugares se han desarrollado políticas de ahorro y gestión de la demanda del agua, en que se han logrado tasas de ahorro de consumo de agua superiores al 20% a base de eliminar fugas, de adaptar las tasas y de predicar con el ejemplo; el gobierno asturiano tuvo olvidado en un cajón durante seis meses un plan que debía haber enviado a los ayuntamientos para que empezasen a pensar en ahorrar durante el verano. En cambio, quiere construir un nuevo embalse en un Parque Natural, declarado Reserva de la Biosfera, para garantizar el suministro, dice; garantizarlo a las decenas de miles de viviendas vacacionales que están previstas a lo largo de la costa asturiana, y a 18 nuevos campos de golf; y todo ello pese a la amplia movilización vecinal, ecologista, sindical, política, universitaria, etc. en contra. Otro tanto cabe decir sobre los proyectos de construcción de seis nuevas centrales térmicas en Asturias, una de ellas de carbón, a pesar de que ya exportamos más del doble de la energía que consumimos, mientras que en otros lugares se consiguen ahorros relevantes. Y ello pese a que tenemos las tasas más elevadas de contaminación atmosférica (que es tanto como decir de mortalidad por causas relacionadas con la contaminación). Y no son sólo las centrales térmicas, también hay que contar con las nuevas líneas de alta tensión proyectadas, que van a crear una auténtica malla sobre este paraíso natural para especuladores.
Así, que como decía, nos toca a todos, a cada uno de nosotros, empezar a tomar decisiones en nuestra vida privada y pública. Y no hablo de convertirnos en eremitas, de renunciar a la calidad de vida, a ninguna comodidad, todo lo contrario. Hablo de actuar con racionalidad. Algunos ejemplos.
Si cambiamos todas las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo estaremos realizando una inversión mucho más rentable que cualquier depósito a plazo fijo en el banco. Y ahorrando energía y evitando la producción de gases contaminantes y de efecto invernadero. Lo mismo si sustituimos electrodomésticos usados por los de más alta eficiencia energética.
Si evitamos utilizar el coche en trayectos cortos para ir caminando; o en trayectos de pocos kilómetros para ir en bicicleta, mejoraremos nuestra salud y ahorraremos bastante en gasolina. Si en los trayectos largos utilizamos el transporte público, además de ahorrar, evitaremos atascos, iremos más relajados y podremos aprovechar el tiempo de viaje para escuchar música, leer, charlar... (Yo ahora casi no tengo más tiempo para leer que el de viaje en autobús o tren, y me sirve para leer bastante.)
Si evitamos tener los electrodomésticos en stand by, apagamos la pantalla del ordenador y todas las luces que no necesitamos; si en lugar de encender la calefacción para andar en camiseta o asfixiados por casa en invierno, o el aire acondicionado para andar con chaqueta en verano, ahorraremos un montón de dinero, además de evitar la proliferación de campos electromagnéticos en casa (las personas sensibles podrán notar incluso que duermen mejor o que están más relajadas).
Lo de los ahorros que menciono no son cosa baladí, estoy hablando de unos cuantos cientos de euros al año, incluso de más de mil o dos mil para los más gastizos.
Y si además reciclamos, lo agradecerá el planeta y nos lo agradecerán nuestros hijos.
Y, a propósito del medio ambiente, ¿qué tema más relevante en estos tiempos que la lucha contra el cambio climático? No lo digo porque lo haya puesto de actualidad la concesión del Premio Nobel de la Paz a Al Gore y al Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) dependiente de la ONU. Sino porque es un tema realmente importante, mucho más transcendente de lo que parece a la vista de las decisiones y pautas de comportamiento que la mayoría adoptamos. Y es hora de que empecemos a actuar en consecuencia. Porque el problema es acuciante y la respuesta no debe venir sólo por las decisiones y actuaciones de gobiernos y empresas (que también) sino, sobre todo, de cada uno de nosotros (en nuestra vida particular y enviando los mensajes pertinentes a políticos y empresarios).
Los Gobiernos deben empezar a actuar con decisiones efectivas y consecuentes, que vayan al fondo del problema. No basta con algunas campañas de sensibilización en televisión (el total es lo que cuenta), que están muy bien, sino planificando y decidiendo en el mismo sentido que predican. No tiene sentido que nos digan que debemos ahorrar agua y luz al tiempo que se planifican nuevos embalses y se promueven nuevas centrales de producción eléctrica a base de carbón y de gas, como estamos padeciendo en Asturias, para fomentar el gasto. Mientras en otros lugares se han desarrollado políticas de ahorro y gestión de la demanda del agua, en que se han logrado tasas de ahorro de consumo de agua superiores al 20% a base de eliminar fugas, de adaptar las tasas y de predicar con el ejemplo; el gobierno asturiano tuvo olvidado en un cajón durante seis meses un plan que debía haber enviado a los ayuntamientos para que empezasen a pensar en ahorrar durante el verano. En cambio, quiere construir un nuevo embalse en un Parque Natural, declarado Reserva de la Biosfera, para garantizar el suministro, dice; garantizarlo a las decenas de miles de viviendas vacacionales que están previstas a lo largo de la costa asturiana, y a 18 nuevos campos de golf; y todo ello pese a la amplia movilización vecinal, ecologista, sindical, política, universitaria, etc. en contra. Otro tanto cabe decir sobre los proyectos de construcción de seis nuevas centrales térmicas en Asturias, una de ellas de carbón, a pesar de que ya exportamos más del doble de la energía que consumimos, mientras que en otros lugares se consiguen ahorros relevantes. Y ello pese a que tenemos las tasas más elevadas de contaminación atmosférica (que es tanto como decir de mortalidad por causas relacionadas con la contaminación). Y no son sólo las centrales térmicas, también hay que contar con las nuevas líneas de alta tensión proyectadas, que van a crear una auténtica malla sobre este paraíso natural para especuladores.
Así, que como decía, nos toca a todos, a cada uno de nosotros, empezar a tomar decisiones en nuestra vida privada y pública. Y no hablo de convertirnos en eremitas, de renunciar a la calidad de vida, a ninguna comodidad, todo lo contrario. Hablo de actuar con racionalidad. Algunos ejemplos.
Si cambiamos todas las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo estaremos realizando una inversión mucho más rentable que cualquier depósito a plazo fijo en el banco. Y ahorrando energía y evitando la producción de gases contaminantes y de efecto invernadero. Lo mismo si sustituimos electrodomésticos usados por los de más alta eficiencia energética.
Si evitamos utilizar el coche en trayectos cortos para ir caminando; o en trayectos de pocos kilómetros para ir en bicicleta, mejoraremos nuestra salud y ahorraremos bastante en gasolina. Si en los trayectos largos utilizamos el transporte público, además de ahorrar, evitaremos atascos, iremos más relajados y podremos aprovechar el tiempo de viaje para escuchar música, leer, charlar... (Yo ahora casi no tengo más tiempo para leer que el de viaje en autobús o tren, y me sirve para leer bastante.)
Si evitamos tener los electrodomésticos en stand by, apagamos la pantalla del ordenador y todas las luces que no necesitamos; si en lugar de encender la calefacción para andar en camiseta o asfixiados por casa en invierno, o el aire acondicionado para andar con chaqueta en verano, ahorraremos un montón de dinero, además de evitar la proliferación de campos electromagnéticos en casa (las personas sensibles podrán notar incluso que duermen mejor o que están más relajadas).
Lo de los ahorros que menciono no son cosa baladí, estoy hablando de unos cuantos cientos de euros al año, incluso de más de mil o dos mil para los más gastizos.
Y si además reciclamos, lo agradecerá el planeta y nos lo agradecerán nuestros hijos.