Varios gestores me han comentando que la disfunción entre capital (beneficios en máximos) y pobreza creciente no puede continuar. Las empresas norteamericanas están en récord de beneficios (tipos de interés en mínimos, salarios deprimidos, impuestos inexistentes) mientras los pobres siguen aumentando.
En base a ese análisis y dado que la bolsa recoge los beneficios empresariales, éstos no pueden si no empeorar. Por eso recomiendan vender bolsa.
El papa Francisco parece compartir esta visión de la economía actual y esperamos que nuestros gobernantes, en su mayoría católicos, reflexionarán sobre el tema. He aquí la visión de un Papa que para algunos representa una verdadera revolución, aunque para otros no deje de ser un peronista.
"La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común. La solidaridad debe vivirse como decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde".
"Viendo sus miserias, escuchando sus clamores y conociendo su sufrimiento, nos escandaliza el hecho de saber que existe alimento suficiente para todos y que el hambre se debe a la mala distribución de los bienes y de la renta".
"La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano".
“No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos"
“Cuando la sociedad abandona en la periferia a una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Y no solo porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.
"Vivimos en una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores".
"Quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos".
"Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos".
"Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia".
"La economía, como la misma palabra indica, debería ser el arte de alcanzar una adecuada administración de la casa común, que es el mundo entero".
“Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: ¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! Y en nuestras ciudades muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda".