Últimamente hemos visto publicado en los medios especializados que los bancos han recibido la comunicación del Banco Central Europeo sobre el nivel de CET-1 que se les va a exigir en 2017. Todos los bancos españoles cumplen, pero junto a esta información se añade que de no cumplir los mínimos exigidos, se vería limitada su capacidad de poder pagar dividendos y otras retribuciones.
Parece que el CET-1 debe ser algo importante, pero ¿Qué es el CET-1?
El CET-1 es el Common Equity Tier I, lo cual nos dice bien poco, pero según vemos cómo se calcula, nos vamos dando cuenta de la importancia y la influencia que tiene este ratio en la economía real. Los bancos son los que hacen funcionar el sistema mediante el crédito, son los encargados de multiplicar los panes y los peces de la economía. Cualquier cosa que les afecte, nos afecta a todos y el CET-1 les afecta y mucho.
El CET-1 es el resultado de dividir el capital computable de nivel 1, entre los activos ponderados por riesgo (RWA por sus siglas en inglés).
Se presenta como “fhase in” que es el cálculo del CET-1 con los criterios actuales para 2017 y es el que vale ahora mismo, sin embargo el mercado está exigiendo a los bancos cumplir con los requisitos de CET-1 a nivel “fully loaded” que es el que deberán tener en 2019, si se aplican todas las normas de Basilea III que deben aplicarse hasta entonces.
Este ratio incluye diversos porcentajes que incluyen varios conceptos, pero sumados suponen niveles mínimos exigidos de CET-1 de entre 7-7,8%. Los bancos españoles tienen el nivel de solvencia actual alrededor del 12-16%.
Además hay otras métricas relacionadas que incluyen el capital de nivel II, pero este ratio CET-1 es el más importante y como decía, todos los bancos españoles lo cumplen holgadamente.
El mercado está exigiendo a los bancos niveles de CET-1 muy superiores y que cumplan ahora mismo con los requisitos que se les exigirán en 2019. El mercado nunca tiene suficiente y por muy solventes que sean los bancos, siempre quiere más. Lo que está haciendo el mercado es exigir a un alumno de primero, que apruebe un examen de tercero. Bien, pues aun así los bancos aprueban el examen de tercero y con nota.
Veamos los componentes de la fórmula, para saber cómo se mueve este ratio y sus implicaciones en la política de los bancos y en la economía.
SOBRE EL NUMERADOR
El numerador está formado por el capital computable de nivel 1, es el denominado Core Capital del banco.
El Core Capital está constituido por los fondos que el banco puede disponer libremente y sin ningún tipo de ataduras, para hacer frente a los riesgos que ha asumido. Básicamente, está formado por el capital más las reservas, a los cuales se les aplican unos ajustes y deducciones para cubrir mejor los riesgos a los que se enfrenta la entidad.
Para hacernos una idea de los ajustes que se hacen, mientras el Santander tiene un Patrimonio (Neto) en el Balance a 3T 2016 de 101.122 M€, el Core Capital (capital de nivel 1) asciende a 72.240M€ y en el caso de Bankia con un Patrimonio en Balance a 1S 2016 de 12.748 M€ el Core asciende a 11.302 M€.
He elegido estos dos bancos porque se ven mejor las diferencias para enfrentarse a los riesgos que tienen los distintos bancos. Estas diferencias serán más evidentes en el denominador.
SOBRE EL DENOMINADOR:
En el denominador del CET-1 están los activos ponderados por riesgo (RWA), pero ¿Qué son los activos ponderados por riesgo?: Son los activos que el banco tiene en su Balance, ponderados según su exposición al riesgo de pérdida inesperada. Se trata básicamente de una cantidad que representa el riesgo de pérdida inesperada que tienen todos sus activos. Se calcula sobre la perdida inesperada porque la esperada ya tiene sus correspondientes dotaciones.
Tengamos en cuenta que los activos del Balance de un banco lo constituyen el conjunto de todas sus inversiones y en consecuencia, en ellos se incluye el monto total del crédito concedido.
Siguiendo con los dos bancos anteriores, Santander en el 3T 2016 tiene unos Activos totales en Balance de 1.329.538 M€ que medidos en términos de riesgo de pérdida inesperada, equivalen a 580.823 M€ de RWA. En cambio Bankia, en el 2T 2016 tiene unos Activos totales en Balance de 203.501 M€ y el cálculo de sus activos ponderados por riesgo asciende a 196.557 M€.
Vemos que mientras en el caso del Santander los Activos ponderados por riesgo suponen menos de la mitad que su Activo, en el caso de Bankia es casi el mismo importe. El hecho de que exista esta diferencia es importante para comparar bancos entre sí porque, en un caso estamos considerando los Activos por su importe en el Balance y en el otro por su riesgo, lo cual significa que Bankia tiene proporcionalmente mucho más riesgo de pérdida inesperada en sus activos que Santander.
Estas cantidades de RWA se obtienen en función del perfil de riesgo de cada entidad que se manifiesta en el peso relativo de cada tipo de activo, no es lo mismo una concentración de activos situados en un mismo país y con gran exposición al sector inmobiliario, además de tener pleitos importantes pendientes de resolver como es el caso de Bankia que el caso del Santander que apenas tiene exposición relativa al inmobiliario y su riesgo está distribuido en diversas áreas geográficas y en diversos tipos de activos considerados de bajo riesgo.
En cualquier caso esta cifra de riesgo calculada es la que figura en el denominador para el cálculo del CET-1 y es la que se considera en el cálculo del ratio que tiene cada banco.
REPERCUSIONES DE CET-1 EN LA ECONOMÍA REAL
Hemos visto que en el denominador se incluyen, entre otros, los créditos concedidos por el banco y estos créditos, como ocurría con todo el activo, se ponderaban por riesgo de forma que, cuanto mayor es el riesgo asociado a estos créditos, más peso tienen y mayor es la presión a la baja en el cálculo del CET-1, en consecuencia, cuanto más crédito concede un banco menor será el CET-1 que obtiene, pero sobre todo, cuanto mayor es el riesgo asociado al crédito concedido, por el tipo de cliente o por el sector al que pertenece, aumenta esta presión.
El banco necesita obtener un CET-1 elevado, como mínimo el que le obliga el regulador y es evidente que no quieren reducir el nivel de créditos concedidos porque es la base de su negocio y sin créditos no obtienen beneficios, entonces ¿qué pueden hacer?
Por una parte, pueden aumentar el numerador, aumentando Capital, de ahí que todas las entidades hayan aumentado Capital en estos años de crisis y todas han recurrido al Scrip Dividend para retener el capital que genera el propio banco vía resultados. Bien es verdad que hubieran podido retener todo el resultado y con ellos aumentar Capital, pero hubieran tenido que renunciar al pago de dividendo. Los bancos han optado por una fórmula intermedia con el Scrip Dividend que ha permitido que los accionistas que preferían cobrar sus dividendos, pudieran hacerlo.
Es importante tener en cuenta que los bancos no han ampliado capital para sanearse por el ladrillo, eso es otra historia, los saneamientos del ladrillo van contra los resultados del banco, han ampliado para dotarse de más capital y ajustarlo a las exigencias de los reguladores, los bancos (la mayoría) perfectamente hubieran sobrevivido a la crisis con el capital que tenían, de hecho así ha sido pues, con sus resultados, han absorbido todas pérdidas del inmobiliario y no han sido pocas. Ese ha sido su Stress Test real, que han pasado casi todos ellos con nota (no quiero decir nada del Popular) y sin dar pérdidas.
Por otra parte, los bancos pueden actuar sobre el denominador, para que aumente lo menos posible y para ello, seleccionan con más rigor a los clientes y sectores a los que pueden dar crédito porque, cuando ponderan el riesgo del crédito concedido les computa por menos importe si se trata de clientes y sectores de bajo riesgo. Es decir, que filtrando más al cliente, pueden seguir dando más crédito y obtener más negocio.
Los bancos españoles obtienen niveles de CET-1 muy encima de los exigidos por el BCE y tienen mucho margen para conceder créditos, pero hemos visto en el caso del Santander, la enorme diferencia entre el Activo en Balance y el Activo ponderado por riesgo. En el balance figuran los créditos por el nominal y al ponderarlos por riesgo, esa cantidad se reduce significativamente, en cambio, si el riesgo es alto, como en el caso de Bankia, se mantiene la cifra. Si dan créditos a clientes que llevan asociado gran cantidad de riesgo, los RWA aumentan rápidamente.
Esto significa que un banco, seleccionando a clientes de menos riesgo, puede conceder mayor importe en créditos y en consecuencia obtener más beneficios, pero el riesgo asociado a un cliente concreto, no solo viene determinada por la solvencia y garantías del propio cliente, sino que depende también de circunstancias ajenas al mismo que intervienen en el cálculo del riesgo. El sector o la zona donde este domiciliado el cliente, puede determinar el riesgo y hacer que el crédito solicitado, por muy solvente que sea el cliente, no sea interesante para el banco. Las circunstancias del propio banco, también pueden condicionar la concesión de crédito, según el margen que tenga entre el CET-1 obtenido y el que le exige el BCE.
Al final, los requisitos de los reguladores, tal vez han servido para que los bancos sean más solventes, pero lo cierto es que han provocado el aumento del capital y del número de acciones que están dificultando a los bancos la obtención de buenas rentabilidades sobre el capital y por otra parte, han provocado un aumento de las exigencias en la concesión de créditos, dificultando el acceso al crédito a empresas y particulares.
Lo que está pensado para garantizar la solvencia y la supervivencia del sistema, es posible que esté perjudicando el desarrollo del mismo.
Saludos
EDITO:
Creo que no queda suficientemente claro lo que pretendo transmitir, voy a explicarlo con un ejemplo:
Imaginemos una empresa A y otra B, las dos exactamente igual de solventes y con las mismas garantías, pero cada una perteneciente a un sector distinto. Las dos piden un crédito de 100 al mismo banco.
Si el sector de A es de bajo riesgo, el crédito le computará al banco como 30 de RWA, en cambio B pertenece a un sector de alto riesgo y al banco le computa para el cálculo del CET-1 como 100 en RWA.
Visto desde el banco, a clientes tipo A les puede dar 300 en créditos, mientras a los del tipo B solo 100 y en ambos casos le computarán el mismo RWA. El banco puede rentabilizar tres veces más a clientes A que a los de tipo B.
A algunos clientes B puede que les de crédito, pero no será con las mismas condiciones y tenderá a concederles menos crédito y a mayor interés.
Ahora pensemos en un sector que entra en crisis, el riesgo de todas las empresas de este sector aumentará. Aunque haya empresas buenas y solventes en este sector, todas se verían perjudicadas.
Los requerimientos de CET-1 presionarían para que un sector que entre en crisis se termine de hundir, es decir que la regulación provocaría la magnificación de los problemas y contribuiría al hundimiento del sector. De rebote, al hundirse el sector provocaría un aumento de la morosidad en el banco que provocaría una espiral de problemas en el sector y en los propios bancos, a los cuales, los reguladores les aumentarían las necesidades de CET-1 al aumentar la morosidad y eso se extendería a todos los sectores, buenos y malos.
Pensemos en lo que ha ocurrido en el inmobiliario y por otra parte, pensemos no ya en las empresas cotizadas, sino en las tiendas de la esquina, en lo que les supondría esta situación.
He exagerado la situación, para que se vea más claro, pero ese es el problema que veo.