Wall Street, representante del mundo financiero de Estados Unidos, separa con claridad el mundo económico y el político. La marcha de la economía tiene su propio ritmo, su propio camino que raramente se ve modificado por las decisiones políticas.
Los políticos obviamente defienden su política económica y cuando hay crecimiento se adjudican los méritos o tratan de justificar las malas noticias en caso de crecimiento lento, alto desempleo o gigantescos déficits comerciales.
Wall Street es pragmático en estos temas y sus análisis se basan realmente en los aspectos económicos, los datos macroeconómicos y las contracciones cíclicas de la economía. No obstante, su preferencia política es y ha sido siempre el Partido Republicano. Este partido ha puesto siempre más énfasis en el mundo de las empresas, los intereses corporativos, por encima en muchas ocasiones de las necesidades sociales de los ciudadanos. Ha simbolizado más el capitalismo. El crecimiento de la empresa, las multinacionales en su crecimiento y enriquecimiento favorecen al ciudadano. La filosofía del partido demócrata ha sido siempre el equilibrar los presupuestos nacionales incrementando los beneficios sociales sin abandonar obviamente el espíritu capitalista del país.
Estas próximas elecciones se van a centrar en el juicio que merezca la persona de Bush. El país está dividido como nunca y el porcentaje de indecisos es bajísimo en estos momentos. Si bien el tema de mayor importancia en la decisión final es la opinión sobre Bush y su papel en Irak, así como su filosofía ante el terrorismo radical islámico, el tema económico es siempre importante para el elector que juzga si en la actualidad su situación en este sentido es mejor o peor que hace cuatro años cuando la Administración Bush empezó.
Situación económica complicada
La realidad es que la situación económica presenta un panorama complicado en este país y las campañas preelectorales se centran por parte del partido republicano en defender el papel ante el terrorismo sin mencionar mucho la situación económica, mientras que el partido demócrata pone más énfasis en la situación económica y sus implicaciones.
En la convención del Partido Republicano, recientemente celebrada en Nueva York, el presidente Bush defendió el papel de su administración en la situación laboral del país. Dio importancia al tema del seguro social de los futuros retirados, la preparación profesional de nuevos empleados, los seguros médicos y en especial el cuidado de niños sin seguros médicos. Estas ideas típicas de un proceso electoral se combinaron con otras que Wall Street analiza con más atención. Más gastos presupuestarios y sobre todo la reducción de impuestos que va a incrementar sin duda el déficit federal, en estos momentos en los niveles más altos de la historia de este país.
Los detalles de las iniciativas del presidente Bush están aun sin definir con exactitud. Algunos pensadores conservadores indican que las cifras que se usan no están en absoluto claras. En otras palabras, no se sabe cómo los objetivos de Bush pueden compaginarse con una reducción de los déficits y la ayuda social. La demagogia política no encaja en el análisis económico. La Fundación Heritage y su departamento de presupuestos indica que el presidente Bush ha prometido recortar a la mitad el enorme déficit en el año 2008 y no hay un estudio concreto que analice estas promesas.
Cuando el presidente Bush fue nombrado presidente heredó una situación presupuestaria en números negros, un logro conseguido por la Administración Clinton. Actualmente el déficit es de 422 billones de dólares y muchos economistas fiscalmente conservadores se preocupan de esta situación. En la misma línea, el candidato Kerry insiste sobre este dato prácticamente en todas sus intervenciones. Tim Adams, que dirige las normas y legislación en la campaña del presidente Bush, defiende a su líder indicando que los planes de Bush no tendrán un impacto material y que el objetivo es reducir el déficit a la mitad y se conseguirá.
Gastos de seguro social
Uno de los argumentos del equipo de Bush en su defensa es cuestionado por Wall Street: el tratamiento de los gastos de seguro social que en realidad significará en la próxima década una cantidad de un trillón de dólares y que es considerado por el equipo contable del presidente como un ahorro a largo plazo.
Al mismo tiempo las promesas del equipo Kerry asimismo están siendo cuestionadas por Wall Street. Muchos analistas de presupuestos indican que su plan tampoco va a solucionar estos déficits. Por el contrario llegan a la conclusión de que el déficit puede añadir un trillón de dólares más. Kerry niega esta posibilidad e insiste en que los planes de Bush sí van a incrementar el déficit en aproximadamente tres trillones en la próxima década.
Obviamente el tema se politiza enormemente y la única realidad es que ambos partidos tienen un serio problema con el déficit de este país, de difícil solución dada la dimensión del mismo.
En la agenda del presidente Bush el aspecto mas caro es la planificación de los gastos sociales de una generación 'baby boom'. Es su plan establecer unas cuentas de ahorro para los retirados y simultáneamente reducir los beneficios del seguro social de ellos. El equipo Kerry indica que esto significará un costo al gobierno de uno o dos trillones de dólares en la próxima década al reducirse el cobro de impuestos de los ingresos de los futuros retirados que pasarían a estas cuentas especiales intocables por el fisco.
Sin seguro médico
Otros planes del equipo Bush son la preparación profesional, localización de oportunidades en zonas deprimidas económicamente, planes fiscales para la creación de cuentas que sean usadas para gastos médicos, ayuda escolar, etc. Estos planes o iniciativas significarán un gasto adicional de 74 billones de dólares en la próxima década, cantidad significativa sin duda.
El ambiente en estos momentos en el terreno político-económico gira en torno a los planes de gastos del presupuesto en los próximos años. Cada candidato tiene sus ideas al respecto. Mientras el país tiene 40 millones de ciudadanos sin seguro médico, una exportación de empleos a países del tercer mundo, la calidad de los nuevos puestos de trabajo es baja y el salario es inferior. El déficit es algo que incluso empieza a preocupar al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, cuya opinión sigue siendo de vital importancia para Wall Street. En su última intervención ha expresado su preocupación por el nivel que adquiere un presupuesto que puede estimular una inflación sin control en un momento determinado. También habla de la reducción de los beneficios de los futuros retirados y la posibilidad de prolongar la edad de retiro a más de 65 años.
Otro tema preocupante es el enorme gasto militar originado por la invasión de Irak que ha hecho incrementar este déficit a niveles históricos. Los gastos mensuales de mantener esta invasión y ocupación son motivo de ataques y defensas en la retórica de enfrentamientos entre ambos candidatos.
La Bolsa reaccionará bien
Todos estos temas económicos formarán parte de la decisión que el electorado tenga que considerar en breve. Wall Street, que siempre actúa y se mueve con previsión de futuro, está en este año electoral actuando con enorme prudencia y paciencia. No se espera en vísperas de las elecciones más complejas en muchas décadas una acción impulsiva. La Bolsa camina con ritmo lento, la actividad es baja y todos esperan a que el pueblo americano decida qué líder deberá manejar el rumbo del país. Sea quien sea, la Bolsa reaccionará bien. Una de las cosas que Wall Street y el mundo financiero odia es la incertidumbre. Una vez se sepa el resultado de las elecciones la Bolsa reaccionará positivamente proyectando su actividad al análisis de las empresas, los sectores e industrias, aumentando el optimismo del inversor.
Quien gane las elecciones también se encontrará con una situación difícil en la economía del país. Un déficit histórico en la cuenta corriente del país, miles de posiciones laborales emigrando a países del tercer mundo donde las empresas mantienen su manufactura a menor coste salarial, baja calidad de los empleos, y con una economía en crecimiento sostenido junto a una subida de tipos de interés que serán impulsados por la Reserva Federal. Esto hará más difícil la adquisición de casas entre la clase media, gastos médicos cuyo ritmo de crecimiento es cuatro veces el tipo de inflación oficial y una generación que llega al retiro sin saber si un día el seguro social va a poder cubrir aunque sea parcialmente los gastos. Ya hemos dicho al respecto que actualmente hay 40 millones de personas en este país que no tienen seguro médico al ser éste algo prohibitivo. Todo esto estará después de las elecciones esperando al presidente.
Hasta entonces sólo queda esperar el resultado y oír las ultimas ráfagas de demagogia por ambas partes.