El sector de la hostelería y el turismo, a los que injustamente se les demoniza frecuentemente en el contexto de la pandemia, han tenido un año negro, negrisimo en 2020.
Todas las ayudas y rescates son ya pocos para intentar “salvar los muebles” de un sector que aparte de una gran reconversión digital y de sostenibilidad, necesita ahora en el corto plazo mucha ayuda financiera y fiscal simplemente para sobrevivir, ni siquiera hablamos ya de rentabilidad, y sobrevivir el que pueda porque ya hay muchos “caidos en combate” y más que va a haber. Es realmente brutal, por dar alguna cifra, la caída del 80% en turismo extranjero, tanto en visitantes como en cifras de gastos. Y recordemos que el turismo es dinámica tractora de otros sectores como el agroalimentario.
Es cierto que hay un plan del Gobierno al respecto aprobado en diciembre de 2020, pero es claramente insuficiente, por decirlo eufemísticamente, en muchos aspectos y en ocasiones hasta un brindis al sol inaplicable a la mayoría de las empresas, como es el caso de la rebaja del 50% en los arrendamientos, ya que los casos concretos que pueden acogerse a esta medida es marginal en el contexto general.
Se necesitan ayudas directas inmediatas y urgentes, como se ha hecho en otros países de Europa y no préstamos normales que suponen otra carga más en la cuenta de Explotación por la devolución del principal y los intereses. O al menos préstamos condicionados a devolución, en su caso, cuando las cosas vayan mejor, como determinados préstamos a estudiantes que los empiezan a devolver cuando trabajan y cobran un salario digno que les permite la progresiva y flexible devolución de la deuda.
Al igual que en muchos otros temas el Gobierno pasa en general la “patata caliente” a a 17 Comunidades Autónomas, que van “cada una a su bola” e incluso a veces haciéndose la guerra (fiscal, por ejemplo) entre ellas para captar turistas, empresas, inversiones.
En este contexto es urgente y prioritario también poner orden en las estrategias muy diferentes de las 17 Comunidades Autónomas, con modelos de visión y objetivos frente a la crisis sanitaria, económica financiera y social muy diferentes. Nada tienen que ver por ejemplo los enfoques de Madrid, Murcia y País Vasco con los de Castilla León y Cataluña. Un poco de organización y planificación coordinada por favor, lo pedimos para España, para Europa también claro.
Luis Ferruz Agudo /Escritor y economista /
