Parece que el resultado electoral había sido suficiente, pero está claro que nuestro aún presidente en funciones parece que aún no ha aprendido la lección. Todos estamos más que acostumbrados a que nos mientan pero lo de vacilar ya empieza a cansar un poco.
El 6 de diciembre de 2011, se ha “celebrado” el día de la constitución. Lamentablemente, parece que la dignidad de los políticos no es suficiente como para quedarse en casa el día que se celebra la aprobación de un documento que se han cargado hasta dejarlo al nivel de un panfleto de ofertas de cualquier hipermercado.
Los discursos que se han escuchado básicamente son lo que se espera de un acto en el que tenemos a unas cuantas personas con tanto poder, como carencia de inteligencia y que se dedican a mercadear y engañar con todo; ¡y aún no entiendo porqué sigue mosqueando todo!.
Pero una cosa que me gustaría destacar del discurso socialista, (y en particular, del discurso de Zapatero), es que logra identificar las cosas que hay que hacer, (igualito que Rubalcaba). En esto realmente es bueno. En 2004 cuando estaba de primera campaña hablaba de solucionar el problema del paro juvenil, de la vivienda, y unas cosas más. En el fondo estaba en lo cierto; había que solucionar el problema de la vivienda, había que solucionar el problema de la precariedad laboral, (de aquellas hasta los empresarios se jactaban de la “flexibilidad laboral” en España); pero luego cuando llegó al poder, pues se apuntó a lo de todos, burbujas, más flexibilidad y al final estallo todo. Directamente su discurso estaba muy bien, pero luego hizo todo lo contrario, de forma que al final resulta que las consecuencias vienen de las decisiones tomadas en lugar de las anunciadas.
En la campaña electoral Rubalcaba, ha hecho exactamente lo mismo, de forma que nos ha prometido una tras otra, las medidas contrarias a las que ha tomado. Claro está que la gente simplemente no se lo ha creído.
En este sentido Zapatero se tenía que despedir de la misma forma con el discurso de la constitución. Desea que la constitución “siga siendo el marco de referencia para afrontar los retos que tenemos como país, los desafíos que tenemos como sociedad, la mejora de nuestra economía y de nuestra convivencia democrática” y nos dice que es “el camino del progreso, del bienestar y de la mejora”.
Este no puede ser otra cosa que el broche perfecto a una legislatura con un personaje que dice grandes verdades y hace exactamente lo contrario de lo que propone. La constitución y la democracia SÍ que son el camino del progreso y la salida de la situación en la que nos encontramos. De la misma forma que prostituir ambos conceptos por intereses particulares ha sido parte importante en el origen y gestación de esta situación.
En los últimos años, (ya antes de la llegada al poder de Zapatero), la constitución estaba siendo pisoteada hasta ser completamente irreconocible, pero debemos recordar que este presidente no sólo no ha hecho absolutamente nada por recuperar el espíritu de las reglas de la convivencia, sino que en pleno agosto ha vendido España a los mercados reformando de una forma totalmente vergonzante y desde luego con un sentido de la democracia que se refleja perfectamente en el miedo de todos los gobernantes a pedir la opinión al pueblo mediante el referéndum.
Y en definitiva, aquí estamos todos, escuchando mentiras, comprobando que el presidente en funciones sigue siendo igual de infame que a lo largo de toda la legislatura, en el momento en que conmemoramos el nacimiento de una norma que se ha incumplido sistemáticamente hasta que se ha muerto.