Si ayer comentaba que la Unión Europea sigue haciendo exactamente lo mismo que ha originado la crisis; debemos entender que en el caso de los Estados Unidos y en particular la reserva federal sigue exactamente igual en un esquema que ya empieza a ser esquizofrénico.
Ahora mismo se está escuchando que la reserva federal va a lanzar el QE3, o lo que es lo mismo comprar otra vez activos a la banca de forma masiva. La cuestión es que ahora mismo, parece que la recuperación no es tan fiable, o por lo menos no lo es los viernes cuando toca pedir nuevas inyecciones monetarias, al revés que el lunes donde resulta que para que los mercados sean alcistas, toca defender que todo va bien.
Los dos problemas principales que parece que nos encontramos ahora mismo son, por un lado, el mercado de la vivienda, que parece que está sufriendo las consecuencias de una demanda anémica en un entorno en el que los consumidores tienen unos problemas crecientes y con un gran número de propietarios en los que el valor de la vivienda es claramente inferior al del préstamo formalizado. El otro problema que según parece amenaza esta recuperación lo encontramos en los precios del petróleo.
Pues el consenso de los economistas es totalmente absurdo en este entorno, hasta el punto de que se proponen las medidas contrarias a lo que se supone solucionaría el problema, lo cual lógicamente nos lleva a la conclusión de que se toman medidas que empeoran la situación. No es difícil concluir por tanto que las medidas han empeorado la situación y dado que proponen exactamente lo mismo van a empeorarla otra vez.
En particular todo el mundo está de acuerdo en que toca volver a imponer otro Quantitative Easing, cuando parece que no se acuerdan de las razones por las que no se impuso antes. El primer programa, consiguió recuperar los mercados financieros; pero el segundo programa tuvo unos resultados mucho más modestos en lo que respecta a los mercados. Hasta el punto de que se ha justificado durante mucho tiempo la no existencia del QE3 en la perogrullada de que los costes del anterior para la sociedad, no han compensado ni de lejos los beneficios para los mercados financieros.
Curiosamente, uno de los costes para la sociedad ha sido la recuperación de los mercados de petróleo y commodities, con especial impacto en el mercado de petróleo, que es ahora mismo el que amenaza esta supuesta recuperación económica. Es decir, ¿Cómo se nos puede ocurrir proponer un nuevo plan de inyección monetaria a las entidades financieras cuando se trata de que suban los precios de las materias primas y en caso de éxito significará la recesión?. Es casi tan absurdo como la propuesta de bajar sueldos y precios y luego intervenir para que los precios no bajen porque esto sería deflación. Tan absurdo como intentar bajar los precios para generar competitividad, (poder lograr vender a unos precios menores, en virtud de unos costes inferiores), y luego hacer todo lo posible para que la vivienda, el petróleo, el precio de la energía, el tabaco y en general todo lo que venda todo el que tenga un cierto poder no baje sus precios.
Hace tiempo, coloqué un post en el que trataba de explicar las razones por las que Bernanke no estaba usando un helicóptero para soltar billetes, sino que en su lugar estaba optando por las inyecciones monetarias. En este post trataba de explicar como el proceso de los QE generaban inflación en productos básicos, pero a su vez generaba una depresión en todos los demás ámbitos de la economía, de tal forma que al final tendríamos la temida deflación.
Por lo tanto, dicho antes y dicho después, las inyecciones monetarias están generando una cantidad de problemas adicionales que va a ser muy difícil de superar, para aguantar un poco más de tiempo. Evidentemente esto no es solución de ningún tipo.
Pero mucho más claro se aprecia el dislate en lo que se refiere al primer punto antes mencionado; el de la vivienda. En este sentido tenemos un problema claro y definido relativo a la pérdida de valor de las viviendas, debido a la escasa renta disponible y al incremento de los costes entre los consumidores. Pues si el problema son los consumidores que están tirando los precios hacía abajo, lo que no tiene sentido alguno es que se solucione lo que es un efecto derivado de la ruina total. El precio de las cedulas hipotecarias evidentemente se ha derrumbado; tanto por que se partía de un precio excesivamente inflado, (algo habrá tenido que ver quien los haya comercializado), como de una caída de la situación económica. El impacto de las compras de cedulas hipotecarias de la reserva federal, (o del Banco de España en España y el resto de bancos europeos y bancos centrales, a pesar de que no hayamos tenido oficialmente QE), lo que hace es subir artificialmente el precio de estos activos, pero desde luego no supone en ningún caso la subida de precios de la vivienda, lo que curiosamente además supondría un problema adicional para la economía. Además los esfuerzos para salvar a la banca, plantean otro problema adicional que es realmente grave. La única forma de solucionar el problema financiero derivado de un clarísimo riesgo moral es imponer un castigo a los agentes que hayan causado estos problemas. Dado que al final lo único que se rescata es precisamente al sector financiero y teniendo en cuenta que además no es necesario para estos agentes del sistema financiero la realización de su negocio para la obtención de beneficios, el desastre es lo único que podemos esperar.
En definitiva, las soluciones, tanto de la unión europea, (más difíciles de ver, porque la transparencia es muy inferior), como de la reserva federal pasan por lo de siempre, que no es otra cosa que intentar generar sucesivas burbujas, en el absurdo juego de intentar usar todas las tácticas que sean necesarias para evitar que implosionen, cuando en realidad el problema es que las burbujas dejan tantas víctimas a su paso que tan sólo es tiempo el estallido.